En la tragedia clásica de Esquilo, cuyo
protagonista, Orestes, mata a su madre,
Clitemnestra, y al amante de ésta,
Egisto, por haber urdido ambos el asesinato de su padre, Agamenón, una vez
vuelto éste de la guerra de Troya. A causa del asesinato, Orestes sería perseguido por las Furias
portando serpientes para penar el abominable parricidio cometido. Sus secuencias están reflejadas en piedra en
el frontal del sarcófago romano de la época adriana del antiguo monasterio de
Santa María de Husillos. Desde 1870 se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología de Madrid.
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Capitel original, cara central (Foto: Javi Pelaz) |
A partir de la contravertida reforma
llevada a cabo en la iglesia de Frómista por Manuel Aníbal Alvarez,
el capitel de “ La Orestiada”, que ornaba el arco toral de la nave central, fue
incompresiblemente desmontado y sustituido por una reproducción. En su traslado
al museo los personajes desnudos, que figuraban en la cara central del capitel,
sus partes pudendas fueron mutiladas por una bárbara damnatio puditatis. En cambio, en la réplica los protagonistas de la cara central de la cesta -para más inri- exhiben íntegramente su desnudez.
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Réplica del capitel original (Foto: Arteguias) |
En el referido capitel los personajes del sarcógafo se han reducido a seis. Hombre y mujer desnudos en el centro
(versiones de la nodriza y el propio Orestes) y las réplicas de las Furias que le acosan con serpientes
tras unos cortinajes, que surgen de una máscara y rematados en caulículos
vegetales estriados.
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Capitel original: cara derecha (Foto: Javi Pelaz) |
En lo que pretendió reflejar el artífice
de Frómista existe diferentes versiones
entre los especialistas. Unos se inclinan que representa la expulsión de Adán y Eva del
Paraíso. Otros, en cambio, aluden el momento de la muerte de Abel a manos de
Caín. Sin embargo nadie niega que existe un paralelismo con el frontal del sarcófago de Husillos. Y se
reconoce, además, la labor desplegada
por el maestro de Frómista al ser
el primero en historiar las caras de los capiteles en el periodo románico. El
maestro no sólo dejó su impronta en el capitel Caín-Orestes, sino también en la
catedral de Jaca donde esculpió el capitel de la escena del sacrificio de Isaac
y en otras iglesias del camino de peregrinación santiagués.
Javier Pelaz Beci. Santander
Enlaces: arteguías.com
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