En el año 2010 la
Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria ordenó la redacción de
un informe que detallara exhaustivamente la causa del desprendimiento de trozos
de algunas metopas, canecillos y capiteles del ábside central del edificio.
Atendiendo a las sugerencias de los arquitectos firmantes del informe, Jose
María Páez y Manuel Blanco, se procedió al desmonte de las piezas dañadas y, a
continuación, a su correspondiente proceso de restauración para garantizar su
conservación e integridad. Una vez finalizado el procedimiento de recuperación
de las esculturas originales se pasó a la fase siguiente: la reproducción fiel
de aquéllas.
Preparando un nuevo encofrado para hecer el contramolde (Foto: Luis Muñiz S.L.) |
Con ocasión de la
visita realizada a Santa María la Real de Piasca, con motivo de las “II Jornadas
del Románico” organizadas por Amigos del Románico de Cantabria/Asturias y el
“Aula de Patrimonio Cultural de la Universidad de Cantabria”, tuvimos la
oportunidad de escuchar al responsable de la empresa, “Conservación y Restauración de Bienes Culturales.
Luis Muñiz S.L.”, que se encargó de la reproducción de los elementos
escultóricos con el fin de instalarlos en los mismos sitios donde fueron
desmontados los primitivos. “Las fases de la obra se hicieron atendiendo los
criterios reconocidos a nivel internacional sobre elementos originales del
patrimonio histórico-artístico”, dejó bien en claro Luis Muñiz antes de iniciar
su explicación a los asistentes congregados en una de las salas de la casa
rectoral anexa al pórtico, donde en la actualidad se albergan las piezas
originales restauradas con sus correspondientes moldes de silicona.
Desde el primer
momento los técnicos se plantearon las dificultades que entrañarían la
realización de las reproducciones por varios motivos: la manipulación y contacto
directo con piezas de un peso y volumen considerables y, a la vez, su evidente
fragilidad; y el uso de productos químicos que pudieran dañar las pátinas
originales.
Tras un proceso de limpieza y engasado
los huecos fueron rehabilitados con vigas de madera laminada de escuadrías
análogas a las piezas desmontadas.
La confección de los moldes de silicona no
estuvo “exento de riesgos –manifestó Luis- por los bordes finos de las piezas
originales y muchas de ellas caladas. Además, se valoró individualmente las
dificultades que se podrían producir durante la fase de desmoldeo de las
mismas.” La reproducción de un molde depende de la función que va a tener
aquélla y de la percepción que se busca obtener de la misma.
Para las metopas
el fin consistió en obtener la impronta de las cinco caras talladas de los
prismas que las conforman. Para preservar la superficie de la piedra y sus
pátinas originales de las manchas que pudieran ocasionar el vertido de la
silicona directamente sobre las piezas, se aplicaron dos capas de polivinilo
como desmoldeante, lavándolo luego con agua desmineralizada. La primera capa de
silicona es la que reproduce fielmente el original y fue aplicada a pincel. Las siguientes fueron acomodadas por medio de espátulas o paletines. Una
vez desmontados los listones que retenían la silicona se preparó un nuevo
encofrado para hacer el contramolde a base de escayola armada con fibra
de esparto.
Proceso llevado a cabo para hacer el molde y el contramolde de un capitel (Foto: Luis Muñiz S.L.) |
En el caso de los
capiteles originales hubo que regularizarlos y ampliarlos para que la copia
consiguiera ser recibida adecuadamente en el muro, al estar asentados aquéllas
sobre columnas pareadas.
Para los
canecillos se aplicaron el mismo criterio de regularizar los volúmenes que iban
a ser recibidos en el muro. Tras la aplicación de la silicona, los listones
fueron extraídos -éstos habían sido
previamente utilizados para recercar cada una de las piezas del grosor de las
paredes del encofrado, adaptándolas a la sección de cada canecillo- insertando
en el hueco que quedaba los cajones de las dimensiones correspondientes a cada uno, que fueron
utilizados como contenedores de las armaduras y del mortero de relleno.
Ensayo de las pátinas a aplicar como capa de acabado de las reproducciones (Foto: Luis Muñiz) |
Antes de iniciar
las reproducciones se prepararon las probetas de mortero con distintas
clasificaciones de aditivos y color. Se requirió además ensayar las pátinas a
aplicar la capa de acabado de las reproducciones y preparar las armaduras y
encofrados adaptados a las funciones y dimensiones de cada pieza. Finalmente, los moldes de silicona fueron por colada
llenados y vibrados en sucesivas tongadas de mortero, pudiendo ser repasados y
desmoldeados a las 24 h. Se utilizaron 3 000 kg de m
ortero para la realización
de las 43 piezas.
Los moldes dispuestos para ser llenados de mortero (Foto: Luis Muñiz S.L.) |
Reproducidas las
piezas y clasificadas se pasó a la fase final: su colocación en el mismo lugar
que ocupaban las originales. “Se identificó la disposición exacta –agregó L.
Muñiz- gracias a la diferencia entre de color en las piezas originales entre la
pátina amarillenta de las zonas expuestas a la intemperie y el color natural de
la piedra de las zonas ocultas."
Reproducciones instaladas en el ábside central (Foto: Javi Pelaz) |
Y para finalizar la lección práctica de la visita el grupo de
asistentes no dirigimos al ábside central –tramo N.E.- de la iglesia para apreciar las reproducciones,ya
instaladas, cual si fueran las piezas primitivas.
Javier Pelaz. Santander
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