Al pie de uno de los dos caminos
por los que se sube a San Juan de la Peña, y a escasos 8 kilómetros de
distancia de éste se encuentra la iglesia de Santa María de Santa Cruz de la
Serós. La población donde se ubica, del mismo nombre, es muy pequeña, unos 200
habitantes, pero en su momento gozó de gran importancia. No en vano cuenta con
dos importantísimos monumentos románicos, la iglesia de Santa María y la de San
Caprasio.
Santa María de la Serós y su entorno |
Su cercanía con el Monasterio de San Juan de la Peña no es casual. El origen del monasterio de Santa Cruz de la Serós se remonta al año 1025, aproximadamente, cuando en el monasterio pinantense, que era dúplice, se implantó la regla benedictina y pasó a ser habitado sólo por monjes. Las monjas que allí vivían se debieron trasladar a Santa Cruz, de hecho, el topónimo “Serós” es un apócope de “sorores” (hermanas). De la primera iglesia que se construyó aquí se sabe que tenía nave rectangular y testero recto, pero nada queda. En la segunda mitad del siglo XI el rey, Ramiro, mandó edificar una nueva iglesia y todos los equipamientos monásticos necesarios para que ingresara en él como religiosa su hija menor, doña Urraca. Años después, ingresaron también sus otras hijas, doña Sancha y doña Teresa, cuando enviudaron. Este hecho sirvió de disparadero para que el cenobio se convirtiera en destino de retiro de numerosas damas de alta alcurnia, y, por lo tanto, objeto de numerosas donaciones tanto de la Corona como de las casas nobles.
La condesa, doña Sancha, que llegó
a ser abadesa, tuvo una enorme influencia política, puesto que era hermana del
rey, Sancho Ramírez, y el monasterio acumuló, a base de donaciones, cuantiosas
heredades y riquezas. Pero tal y como ocurrió con San Juan de la Peña, el
desplazamiento del centro político que trajo consigo la ampliación de las
fronteras en la reconquista sumió a Santa Cruz en una lenta decadencia desde
finales del XII, hasta que en 1555,
Felipe II, ordenó su exclaustración y sus religiosas se trasladaron a Jaca.
Sirvieron entonces las dependencias monacales abandonadas como cantera para las
casas del pueblo y sólo se salvó la iglesia porque pasó a ser la parroquia de
la localidad.
Configuración de la portada |
La portada principal, la de los
pies, está resaltada y cobijada bajo un tejaroz con canecillos figurados. Tiene
bajo una moldura ajedrezada a modo de guardapalvo, cuatro arquivoltas de medio
punto abocinadas que apean sobre pilares y columnas. Las columnas están
rematadas por capiteles vegetales y figurativos (los de lado izquierdo de
apariencia más primitiva). Las jambas de la portada sujetan el tímpano. Y es aquí
donde encontramos otra de las curiosidades de la iglesia. En él, dos leones de
feroz aspecto, uno de ellos sobre un motivo floral, flanquean un crismón
trinitario, en el que sólo el símbolo “Rho” aparece en el lugar que debería
estar. Todo el diámetro del círculo del crismón queda recorrido por una
inscripción
“Yo soy la puerta de entrada: pasad por mi fieles. Yo soy la fuente de la vida: tenéis más sed de mí que de vino, vosotros que penetráis en el bienaventurado templo de la Virgen”.
Justo en el borde inferior del crismón y al pie de los leones hay otra inscripción :
“Corrígete primero para que puedas invocar a Cristo”.
“Yo soy la puerta de entrada: pasad por mi fieles. Yo soy la fuente de la vida: tenéis más sed de mí que de vino, vosotros que penetráis en el bienaventurado templo de la Virgen”.
Justo en el borde inferior del crismón y al pie de los leones hay otra inscripción :
“Corrígete primero para que puedas invocar a Cristo”.
Crismón en el tímpano de la portada |
Hasta hace no muchos años, este
tímpano venía siendo considerado por los especialistas como una (mala) copia
del famoso Crismón de la catedral de Jaca. Pero estudios más recientes, como
los de Francisco Matarredona y Juan Antonio Olañeta, han concluido que se
trataría de un crismón llamado de los “primitivos”, típicos de la comarca de
Sodoruel y caracterizados por el desorden de sus símbolos, y que por lo tanto,
el crismón de Jaca sería una interpretación de éste, más antiguo.
Texto: Rosa G. Nieves. MadridFotografía: Javier Pelaz. Santander
Bibliografía:
- Jaime
Cobreros. Guía del Románico en España. De la A a la Z. Anaya Touring Club.
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