San Miguel de Escalada
Historia:
Los orígenes del actual conjunto
monumental de Escalada, se pierden en la noche de los tiempos, aunque modernas
excavaciones arqueológicas van sacando a la luz su historia. En dicho lugar se
han encontrado restos romanos tardíos de los S.IV y V, posiblemente
pertenecientes a una explotación agrícola, aunque hay autores que defienden la
existencia de un templo romano dedicado al culto del dios Mercurio, protector
del comercio, los caminos y guía de las almas.
Mas abundantes son los restos de la época visigoda pertenecientes a los
siglos VI y VII, en que hay constancia de la existencia de un templo bajo la
advocación del Arcángel San Miguel, con funciones semejantes a las del dios
romano Mercurio. Este templo visigodo fue destruido durante la invasión árabe
del S.VIII.
A finales del S.IX, un grupo
de monjes cristianos (mozárabes) dirigidos por el obispo Alfonso, huyeron de
Córdoba buscando protección en estas tierras, entonces pertenecientes al reino
astur-leonés bajo la corona del rey Alfonso III el Magno.
Dicho rey necesitaba repoblar
estas tierras reconquistadas recientemente y para ello favoreció asentamientos
de cristianos mozárabes que huían de las condiciones impuestas por los árabes
en el Sur de la Península. Al
grupo dirigido por el obispo Alfonso les entregó unos terrenos cerca del río
Esla a unos 20 Kms de la ciudad de Leon y donde había existido el mencionado
templo visigodo de San Miguel Arcángel.
Los monjes con ayuda de familias que
habían realizado el viaje con ellos desde Córdoba, aprovechando los restos del
templo visigodo, en poco tiempo levantaron una iglesia de tipo basilical de
tres naves en el estilo que actualmente se denomina “Arquitectura de
Repoblación” y que se extendió por la zona norte del río Duero con otros
templos de la misma época y características como Santiago de Peñalba o San
Cebrián del Mazote.
Este hecho se recogió en una
lápida, desaparecida, pero cuyo texto fue transcrito por Manuel Risco, “España Sagrada” de 1.784. En dicho texto se afirma que en el año 913 se
levantó la Iglesia
de San Miguel de Escalada por el obispo Alfonso, bajo el reinado de García I (911-914) y su mujer Mumadonn y que en su consagración estuvo presente el
obispo de Astorga, Genadio, el famoso ermitaño del Valle del Silencio de
Peñalba.
La primera regla que rigió en el
monasterio fue la de San Isidoro, aunque tras el Concilio de Coyanza(1.050)
adoptaron la regla de San Benito. En ese mismo año(1.050) visitaron el
monasterio los reyes, Fernando I y su esposa Sancha, para celebrar la
incorporación del Monasterio al Infantado de León. En dicho acto estuvieron
presentes las autoridades eclesiásticas con el obispo Cipriano al frente,
siendo abad Sabarico, fallecido en 1.059 y que mando abrir la actual puerta de
entrada sobre su tumba, según consta en una lápida existente en la misma.
En el año 1.088, tal y como se recoge en una inscripción en el ara del
altar principal, siendo abad Suero Álvarez y con presencia del obispo, Pedro,
hay una restauración que coincide con la construcción de la Torre, la
prolongación del pórtico y el denominado Panteón de los Abades dedicado a san
Fructuoso, ya en clave puramente románica.
Durante el reinado de Alfonso VII la infanta doña Sancha Raimundez se hace cargo del Patronato de San Miguel
de Escalada y en el año 1.155 el Monasterio es donado a la orden de San Rufo,
cumpliendo el deseo de doña Berebguela, esposa de Alfonso VII, hija de los Condes
de Barcelona y devota san Olegario, abad General de la orden de San Rufo,
convirtiéndose San Miguel de Escalada en un Priorato de la abadía central de
Provenza, con la única dependencia directa a ella y al Papa.
Por escrituras conservadas en el
archivo Legionense se sabe que en 1.246 los canónigos de San Rufo que eran los
dueños del monasterio, lo quisieron vender al cabildo leonés con todas sus dependencias por 500 marcos de plata
pura, pero que la operación no se llevó a término. En el S.XIV(1.355) la peste
asoló la región quedando reducida la congregación a un solo canónigo, sin
atender a la jerarquía episcopal, causando problemas en más de una ocasión ya
que algunos obispos deseaban para sí las riquezas de Escalada.
En el S.XVI fue nombrado prior,
Antonio de Guevara, capellán de Felipe II, cuyo sarcófago se conserva en la
capilla de la torre y tiene inscrita la fecha de su muerte el 26 de Marzo de 1.597.
A comienzos del S.XVII el obispo Andrés del Caso, consiguió la mediación de
Felipe III ante el Papa Pablo V, para que las dos terceras partes del
patrimonio del Monasterio, fueran cedidas al Monasterio de Trianos próximo a
Sahagún y donde se había creado un seminario. A partir de entonces el declinar
fue imparable, hasta que las desamortizaciones del S.XIX redujeron a ruinas sus
edificaciones, salvándose únicamente su iglesia convertida en parroquia.
Afortunadamente, la declaración
de Monumento Nacional en 1.886 y las restauraciones llevadas a cabo, han
permitido conservar este magnífico edificio.
Aunque no quedan vestigios del
mismo, es muy posible que San Miguel de Escalada contara con un “scriptorium”
donde vio la luz el manuscrito conocido como Beato de San Miguel de Escalada, conservado
actualmente en la Biblioteca Morgan de Nueva York. En dicho manuscrito de
mediados del S.X, el autor se identifica como Maius, señalando que lo escribió
en un monasterio dedicado a San Miguel Arcangel. En una anotación posterior del
S.XIII se alude a Petrus, canónigo de San Rufo y dado que esta orden se asentó
en dicho monasterio bajo esa advocación, es lógico pensar que esa era su
procedencia.
Descripción:
Del conjunto de San Miguel de Escalada lo más importante es su iglesia
rectangular de planta basilical que consta de tres naves y otros tantos ábsides
con cabecera plana. Está construido en mampostería con refuerzos de sillares en
sus esquinas y ábsides, siendo rematada por hiladas de ladrillo en las partes
superiores. Son muros relativamente poco gruesos, por lo que se descarta que
hubiera intención de abovedar la Iglesia.
Desde el exterior, a lo largo de
la parte sur está el pórtico compuesto por doce arcos de herradura con un alfiz
corrido construido en dos fases posteriores a la construcción de la Iglesia. La
cabecera plana únicamente tiene contrafuertes en la separación de los ábsides,
al estilo asturiano, la cubierta de la cabecera es a tres aguas en el ábside
central, mientras que los laterales la tienen a una sola. La nave central es más
ancha que las laterales y tiene tejado a dos aguas, mientras que en las
laterales la cubierta es a un solo plano. La cubierta de la nave sur(Epístola) está
prolongada incluyendo el pórtico.
Los aleros del tejado están se
sostienen por modillones de rollos escalonados con adornos de rosetas, muy del
estilo mozárabe.
La Iglesia esta iluminada por 17
ventanas, de las que doce se abren en los laterales de la nave central. En la
cabecera hay tres ventanas en la parte central de los ábsides y dos ventanas
mas esta situadas a gran altura de la nave central. Estas últimas tienen
celosías y están talladas en un solo bloque de piedra caliza. Igualmente es muy
interesante la ventana que se encuentra en la parte oeste de la galería con dos
arcos de herradura enmarcados en un alfiz.
Lo más conocido de San Miguel es
el pórtico situado en el lado meridional. Consta de 12 arcos levantado en dos
fases. La primera corresponde a los siete arcos de la parte de poniente y se
hicieron en torno al año 925, poco después de finalizar la iglesia. Los cinco
restantes que ocupan en lado oriental fueron realizados en el S.XI al tiempo
que se levantaba la torre.
Los siete occidentales son arcos
de herradura algo más cerrados de lo habitual y descansan en capiteles
corintios con adornos de hojas realizados en mármol blanco y en la parte
inferior tienen un doble collarino sogueado. Los cinco arcos restantes tienen
los capiteles de mayor tamaño y una de sus caras es plana por lo que indica que
son reaprovechados de otro lugar, muy
posiblemente del Monasterio de San Pedro de Eslonza, que fue derruido en
una de las incursiones de Almanzor en el año 988.
En dicha galería se encuentra la
puerta de entrada a la Iglesia mandada construir por el abad Sabarico, cuya
tumba se encuentra a los pies según indica una inscripción en el arco de la
misma. Existe otra puerta cegada que daría al crucero de la Iglesia y que
también tiene correspondencia con otra similar situada en la parte norte. En un
lucillo podemos ver el sarcófago donde fue enterrado el prior Raunulfo, en el
año 1.260
El interior de la Iglesia
sorprende por la forma en que están resueltos los distintos espacios
delimitados por arquerías que el efecto de la luz que penetra pos sus
ventanales multiplica las sombras, brillos y penumbras.
Dos hileras de cinco arquerías
cada una dividen el volumen en tres naves longitudinales, la del centro(4,75m)
más ancha que las laterales(3,00m). Mirando a la cabecera, en la nave central
hay tres arcos que separan la nave del presbiterio, también llamado
iconostasio. En las naves laterales, esta división se realiza con un solo arco.
Los fustes de estas columnas, son de diferentes grosores y texturas lo que
apoya la teoría de su reaprovechamiento y procedencia de antiguas
construcciones localizadas en las proximidades.
La decoración alcanza su máxima
expresión en los canceles que sirven de separación entre las naves y el
transepto. Estos canceles, realizados en piedra caliza, están tallados por una
de sus caras y los motivos esculpidos están relacionados con la decoración visigótica a base de dibujos geométricos,
temas vegetales, racimos, aves picoteando, esvásticas de brazos curvos y de
forma muy sobresaliente, un elemento desconocido en el mundo visigodo como es
la palmera. En resumen un conjunto de relieves que por sus motivos, combina las
influencias orientales con los viejos temas visigodos.
El iconostasio que separa la parte
de los fieles de los ábsides de la cabecera y que estaba reservado a los
clérigos en el culto mozárabe, tiene la misma anchura que las naves laterales y
da acceso a los tres ábsides de la cabecera, que tienen planta de herradura y
están cubiertos por bóvedas gallonadas de cuatro secciones.
El conjunto ornamental cuenta
con un friso horizontal que recorre la parte más sagrada del templo, que
contiene representaciones de águilas y leones entrelazados por un estilizado
tronco de palmera de influencia oriental.
La cubierta de las naves se
levantó en el S.XIV sustituyendo a la original que era más baja y plana que
esta que vemos actualmente. Tiene pinturas de estilo mudéjar y escudos de
Castilla y León.
El acceso a la parte románica se
puede hacer por la torre a través de una
puerta situada en el extremo oriental de la galería o directamente desde el
exterior a través de una puerta situada en la parte meridional de la nave. La
puerta de acceso a la torre tiene en su tímpano un cancel procedente del
iconostasio de la propia Iglesia. Dicha torre en su origen tuvo tres plantas,
de las que quedan dos apoyadas en machones y en su lado oeste conserva una
ventana con doble arco de herradura, inscrita en un arco exterior. La nave
llamada “Panteon de los Abades” conserva una colección de sarcófagos de
diferentes épocas.
Por todo lo expuesto, San Miguel
de Escalada reúne una historia milenaria en la que se puede seguir la evolución
del Arte de Repoblación, que hunde sus raíces en la arquitectura asturiana,
mantiene algunos elementos visigodos e incorpora formas orientales importadas
por aquellos hombres que vivieron en contacto con la cultura musulmana sin
perder sus señas de identidad cristiana.
Texto: Mikel Unanue. Donosti
Fotos: Paula Guillot
Bibliografia:
"El Románico Asturiano", Alvarez Martinez, M. Soledad. Ed. Trea
"Guía del Románico en España", Cobreros, J. Ed. ANAYA
"Enciclopedia del Románico". Románico Digital. Fundación "Santa María la Real". Aguilar del Campóo.
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