Alcazaba del siglo
X encaramada en lo alto de un cerro que domina el infinito paisaje de
cuadrículas castellanas, que recorre el mítico Duero. Imponente destaca ya su
silueta a lo lejos es inevitable sentir un súbito estremecimiento de emoción,
ante la historia que atesora entre sus muros y almenas la fortaleza árabe de
mayor envergadura de Europa.
El cerro sobre el
que se alza estuvo habitado desde la antigüedad por los pueblos celtíberos, como es natural,
pues la esbeltez del montículo que ocupa
casi en su totalidad, y las escarpadas laderas convierten la fortaleza de Gormaz
en magnífico recinto para la defensa. Hacia el noroeste existió ya un pequeño
castillo en el siglo IX, pero es Galib, general de Abderramán III, quien posteriormente
construye la fortificación con el propósito de consolidar la frontera con los reinos
cristianos o "Marca Media". En este lugar organiza la base del poder militar musulmán
y en Medinacelli los asuntos políticos. En el 975 Galib pelea con éxito contra
leoneses, castellanos y navarros. Tres años después pasa a manos castellanas,
durante seis años. Almanzor, alcaide de la fortaleza, se la arrebata a los
cristianos en 983 y emprende desde aquí alguna de sus campañas. Fernando I la
recupera definitivamente pasando a manos cristianas desde el 1060. En 1087 el
Cid Campeador ocupa el cargo de alcaide. A medida que avanzan los reinos
cristianos hacia el Sur el castillo de Gormaz pierde parte de su importancia
estratégica y poco a poco es abandonada. Se utiliza como cárcel en la época de
los Reyes Católicos.
La fortaleza mide
450 metros de largo por 60 de ancho, sus murallas alcanzan una altura de 10
metros. Construcción árabe en su origen, también fue reparada y reconstruida a
lo largo de los siglos por los sucesivos habitantes cristianos que la ocuparon.
Sillares a soga y tizón en l,a base y mampostería a altura superior.
La torre de
Almanzor y la del Homenaje, modificada ésta en el siglo XIV en estilo mudéjar, custodian
el alcázar, lugar de residencia del alcaide y los señores del castillo. En el
patio interior cisternas y aljibes aseguran el suministro de agua en caso de
sufrir prolongados asedios. Una puerta en codo en la torre del homenaje
dificulta el paso al alcázar en caso de ataque y un portillo cercano asegura
una vía de escape si fuere necesario huir con celeridad. Desde el camino de
ronda se vigilaba el recinto y, a día de hoy, siguen existiendo las escaleras y
es posible recorrerlo y admirar el extraordinario flanco Sur de la fortaleza
con sus 28 torres. En la explanada central, lugar que albergaría a las tropas,
así como las cuadras, cocinas, almacenes, etc. se alza la entrada principal al
castillo, una soberbia puerta de doble arco califal.
Dispuestas entre
las grandes fortalezas existen también en Soria una treintena de las
denominadas atalayas, torres de vigilancia de planta cilíndrica ,construidas por
el Califato, y situadas en puntos de gran alcance visual para controlar las
rutas de comunicación. El material empleado es sillarejo de caliza, altura de
unos 10 metros. La terraza superior permitía enviar y recibir señales luminosas
mediante espejos o fogatas, o también acústicas al resto de atalayas y
castillos durante las veinticuatro horas del día con gran eficacia.
En la ladera Sur
del cerro la ermita de San Miguel, de origen prerrománico, conserva unos
excelentes frescos románicos, así como una pila bautismal cruciforme, que bien pudiera
remontarse a época visigoda. Curiosos graffitis decoran los muros del templo.
Por todo ello visita inexcusable para quien guste del arte y la historia de la
Alta Edad Media, que a buen seguro se tornará inolvidable.
Texto: Cristina Sánchez. Gijón
Fotos: Javi Pelaz. Santander
Fotos: Javi Pelaz. Santander
Guía de lugares
arqueológicos de Castilla y León. Jesús
del Val Recio, Consuelo Escribano Velasco. Junta de Castilla y Leó
Otras fuentes:
Otras fuentes:
Arteguías. http://www.arteguias.com/castillo/gormaz.htm
No hay comentarios:
Publicar un comentario