El pasado 9 de
marzo , Jaime Nuño González, arqueólogo, impartió la conferencia que lleva este título
dentro de las ya tradicionales jornadas (VI) sobre Arte Románico que junto con
el Aula de Patrimonio Cultural de la UC
organiza Amigos del Románico ( AdR).
“Los monumentos
románicos en el valle del Besaya”, es por tanto el centro, este año, de nuestra atención.
El ponente empezó por señalar la articulación del
territorio cántabro en el siglo XII. Lo que entonces se conocía como la Montaña de
Burgos constaba de tres zonas: la zona que transcurre paralela al litoral, la
del valle del Ebro y Campóo-Los Valles,
que comunican la meseta con el litoral.
Uno de estos valles, quizás el más
importante, es el del Besaya . Era la vía de comunicación, ya en tiempos romanos, entre Pisoraca
(actual Herrera de Pisuerga ) y Portus
Blendiun (actual Suances ) . Si
trazamos ejes de los caminos importantes en Cantabria en la época veremos cinco. Entre ellos el que nos ocupa: el valle
del Besaya . Si trazamos los caminos en un mapa, observamos, que en las
intercesiones de los caminos, están las colegiatas románicas de Cantabri , con
lo cual nos indican los puntos importantes.
Observando un mapa
de Cantabria -señala Nuño- con todos los puntos donde haya iglesias ,elementos o restos
románicos nos damos cuenta que hay tres zonas importantes de concentración de templos: el
valle de Liébana es una de ellas, la otra es el sur con Campoo y Valderredible
, la tercera es el valle del Besaya. El resto está bastante disperso.
Los dos polos de monumentos que nos ocupan son las colegiatas de Cervatos y la de Santillana.
Esto es importante a nivel estilístico, pues al tratarse de una vía de
comunicación veremos influencias de una y de otra, según la cercanía a alguna
de ellas . Estas colegiatas actúan como focos importantes de estilo y de
construcción , y hacen que haya cierta unidad de estilo en todas las
construcciones y tallas de capiteles y canecillos.
Hay 35 elementos
considerados románicos en la cuenca del Besaya. Hay más concentración en el
valle de Iguña , que en el de Buelna , o quizás se conserven más restos y en
Buelna hayan desaparecidos. Hay algunas
construcciones ya desde el año 1085 cuando la zona depende del infantado de
Covarrubias.
El confereciante nos fue enumerando las iglesias y
describiendo algunos elementos comunes y que denotan la influencia de Cervatos
y Santillana. Citó la más importante que es: la de los Santos Facundo y Primitivo de Silió.
Tiene un ábside de grandes dimensiones, con una arquería interior decorada con
capiteles, algunos destruidos, pero otros conservados bastante bien, de
diferente temática . En el exterior, los capiteles de las ventanas se conservan
muy bien y son de buena factura con representaciones del cielo y el infierno
(monos demoníacos ) y unos monjes impartiendo la bendición de excelente
acabado. Los canecillos con los temas clásicos de músicos, circenses y, ¡cómo
no!, los eróticos, donde la influencia de Cervatos es más que evidente. Existen dos
pilas bautismales: una tronco-cónica en la cual no está claro si es gótica o
románica y, otra cuadrada, que puede ser hasta anterior al románico.
Enumeró las iglesia del valle: San Pantaleón de Cañeda, Santa Juliana de Aldueso, Santa Maria de Pie
de Concha , San Martín de Quevedo , San Cosme y San Damián de Barcena de Pie de
Concha , Nuestra Señora de la Asunción de La Serna de Iguña , Santa Cruz de
Arenas de Iguña, San juan de Raicedo y
otras muchas más que nos dan idea de la importancia que tuvo que tener como vía
de paso, pues este valle debería de estar bastante poblado para construir y
sostener tantas iglesias.
Merecen mención
especial -según Nuño- otras dos iglesias: una por su
singularidad al haber sido en su día trasladada piedra a piedra a una finca particular. Es la ermita de San
Lorenzo de Pujayo (en la actualidad en un recinto privado en el pueblo de Molledo), y que conserva dos capiteles en la ventana lateral (por
supuesto recolocada) que representan la avaricia y la simonía en un obispo. Hay en la portada dos capiteles
de influencia de Santillana, uno con un águila con las alas explayadas, que se repite como motivo en la zona. La otra
iglesia muy importante es la de Santa
Maria de Yermo que tiene una inscripción con la fecha y la autoría de uno de los
pocos nombres que nos consta en el
románico: Pedro Quintana. En esta
iglesia se nota, en la ornamentación, la influencia de Santillana. A destacar el
famoso tímpano de la lucha del dragón y
el caballero.
.
Otra curiosidad es el ábside de la ermita de San Miguel de
Puente San Miguel, que está engullido por un puente y que es difícil de
detectar. pues utiliza el ábside como
pilar del puente.
En fin, una jornada enriquecedora en cuanto al
conocimiento del románico cántabro, y, a la vez la satisfacción de ver que la
asistencia fue numerosa y que uno de los fines de estas jornadas, que es la difusión del arte románico, da sus frutos.
Texto: Tomás Lozano Barcenilla
Fotografía: Javier Pelaz Beci
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