martes, 26 de mayo de 2015

DESCRIPCIÓN DE LA IGLESIA ZAMORANA DE SANTA MARÍA LA NUEVA




       La iglesia de Santa María la Nueva está clasificada como Monumento Histórico Artístico desde 1945. Se encuentra dentro del primer recinto de la ciudad amurallada. Fue construida bajo la advocación de san Román, pero el templo fue incendiado por el pueblo zamorano durante el llamado “Motín de la Trucha” quemando a los nobles que había reunidos en su interior. Asegura la tradición que sólo se mantuvo en pie el ábside central y algunos lienzos murales calcinados. Esto debió suceder en los años 1158 ó 1168 pero no hay unanimidad en la datación.  El propio pueblo reconstruyó la iglesia por mandato real y fue entonces cuando cambió su nombre por el actual de Santa María la Nueva.  El edificio consta hoy de una cabecera semicircular, con tramo presbiterial flanqueado por dos dependencias cuadrangulares (Hay muchas dudas sobre si la iglesia tuvo o no en origen estos dos absidiolos). La única nave se articula en tres tramos separados por grandes arcos apuntados y cubiertos con bóvedas barrocas, con una potente torre alzándose a los pies, en cuya base está una de las tres puertas que tiene el edificio, abriéndose las otras dos al norte y al sur respectivamente. El conjunto de la fábrica se remonta a época románica, aunque hay que distinguir dos etapas. La primera, correspondiente a la cabecera y un segundo momento, el de la reconstrucción del templo tras el incendio (muros de la nave y torre).



       En origen pudo tener tres naves, de las que las laterales se habrían perdido en una reforma de época gótica en la que se le dio al templo la configuración actual marcada por los potentes contrafuertes.
De su exterior se conserva la cabecera, bastante más baja que la nave a la que está adosada y que posiblemente date de finales del XI.  Destaca  su ábside semicilíndrico, que se alza sobre podio corrido y está decorado con siete arcos ciegos sobre columnas con delgados fustes cuyos capiteles, un tanto deteriorados, son todos auténticos, no así los cimacios. Los del penúltimo arco son figurativos teniendo por elemento central un personaje que en el de la izquierda extiende sus brazos introduciendo las manos en las fauces de sendos leones, y en el de la derecha, más deteriorado, sostiene con una mano un objeto cilíndrico alargado y con la otra se mesa la barba. 


      En el ábside se abre tren ventanas y existe otra de similar factura pero algo más ancha en el cuerpo de edificación adosado al sur del presbiterio. 


      De los capiteles de las ventanas destacan sobre todo los de la ventana sur, originales y bien conservados, el izquierdo representa una tosca figura humana central con los brazos extendidos flanqueada por tallos vegetales entrelazados. El capitel derecho contiene otra figura humana desnuda entre dos árboles con frutos.  La talla es muy ruda, tanto que los estudiosos no se ponen de acuerdo en si podría representar a AdánEva.


      Los capiteles de la ventana central son copias colocadas en la restauración de 1959 imitando los de las otras ventanas.


      El capitel derecho de la ventana norte es el que sirvió de modelo al reconstruido de la ventana central que muestra dos serpientes enroscadas. En el izquierdo se ve un águila explayada.


      Por último en la ventana del testero oriental del cuerpo adosado al presbiterio por su costado sur sólo queda original el capitel de la derecha en el que se  representa a un hombre que está siendo picoteado en la frente por dos aves.

      La fachada sur  se articula mediante contrafuertes, con vano de ingreso compuesto por un arco de ligera herradura doblado que descansa en columnas con capiteles historiados. La portada se encuentra en el tramo central de la nave. Está cubierta por una bóveda de cañón de ladrillo realizada en época posterior. El arco es de doble rosca: la interior de medio punto y la exterior ultrasemicircular insinuando una ligera herradura que no sabemos muy bien si es producto de la intencionalidad o de una defectuosa práctica en su reconstrucción. Está soportada esta segunda por columnas alzadas sobre altos podios prismáticos lisos y rematadas por pequeños capiteles figurativos. El de la izquierda muestra la típica sirena de doble cola sujeta con ambas manos; el de la derecha representa dos aves de largos cuellos entrelazados. 



      Los demás accesos, ya hechos en su reconstrucción, presentan ausencia de decoración figurada.


      En el interior la nave única aparece dividida por tres grandes arcadas. El arco toral es apuntado, mientras que el triunfal que da paso al hemiciclo del ábside, es de herradura. El presbiterio se cubre con bóveda de cañón peraltado, el ábside con cuarto de esfera y los recintos laterales con medios cañones. Estos espacios tienen comunicación sólo con el presbiterio, pero no con la nave y se ignora cuál pudo ser su destino. En el meridional se descubrieron en la restauración de 1959 restos de pintura mural de estilo gótico lineal realizadas en negro y rojo.
Capitel de la ventana del muro sur exterior


      Merece la pena destacar la pila bautismal que se conserva en una capilla que abre al paramento meridional bajo la torre. En el perímetro circular del vaso se representa una arquería de siete arcos soportados por columnillas que disponen de capiteles de ornamentación vegetal y que cobijan a varios personajes nimbados (uno de ellos porta llaves, por lo que pudiera ser san Pedro), un ángel turiferario y una escena que podría ser una alegoría del bautismo.


Frente al ábside de la iglesia en la plaza se sitúa la estatua en bronce al “Barandales”, personaje que desde el siglo XVI abre las procesiones agitando entre sus manos dos pesados esquilones, y a su lado El Museo de Semana Santa.






 Texto y fotos: Rosa G. Nieves. Madrid

Bibliografía
-           
Enciclopedia del Románico de Zamora. Fundación Santa María la Real.
-          Rutas del románico en la provincia de Zamora. Cayetano Enríquez de Salamanca. Castilla Ediciones.
-          www.lafronteradelduero.com

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