La iglesia de Santa María la Nueva
está clasificada como Monumento Histórico Artístico desde 1945. Se encuentra
dentro del primer recinto de la ciudad amurallada. Fue construida bajo la
advocación de san Román, pero el templo fue incendiado por el pueblo zamorano
durante el llamado “Motín de la Trucha” quemando a los nobles que había
reunidos en su interior. Asegura la tradición que sólo se mantuvo en pie el
ábside central y algunos lienzos murales calcinados. Esto debió suceder en los
años 1158 ó 1168 pero no hay unanimidad en la datación. El propio pueblo reconstruyó la iglesia por mandato
real y fue entonces cuando cambió su nombre por el actual de Santa María la
Nueva. El edificio consta hoy de una
cabecera semicircular, con tramo presbiterial flanqueado por dos dependencias
cuadrangulares (Hay muchas dudas sobre si la iglesia tuvo o no en origen estos dos
absidiolos). La única nave se articula en tres tramos separados por grandes
arcos apuntados y cubiertos con bóvedas barrocas, con una potente torre
alzándose a los pies, en cuya base está una de las tres puertas que tiene el
edificio, abriéndose las otras dos al norte y al sur respectivamente. El
conjunto de la fábrica se remonta a época románica, aunque hay que distinguir
dos etapas. La primera, correspondiente a la cabecera y un segundo momento, el
de la reconstrucción del templo tras el incendio (muros de la nave y torre).
En origen pudo tener tres naves, de
las que las laterales se habrían perdido en una reforma de época gótica en la
que se le dio al templo la configuración actual marcada por los potentes
contrafuertes.
De su
exterior se conserva la cabecera, bastante más baja que la nave a la que está
adosada y que posiblemente date de finales del XI. Destaca su ábside semicilíndrico, que se alza sobre
podio corrido y está decorado con siete arcos ciegos sobre columnas con
delgados fustes cuyos capiteles, un tanto deteriorados, son todos auténticos,
no así los cimacios. Los del penúltimo arco son figurativos teniendo por
elemento central un personaje que en el de la izquierda extiende sus brazos
introduciendo las manos en las fauces de sendos leones, y en el de la derecha,
más deteriorado, sostiene con una mano un objeto cilíndrico alargado y con la
otra se mesa la barba.
En el
ábside se abre tren ventanas y existe otra de similar factura pero algo más
ancha en el cuerpo de edificación adosado al sur del presbiterio.
De los capiteles de las ventanas
destacan sobre todo los de la ventana sur, originales y bien conservados, el
izquierdo representa una tosca figura humana central con los brazos extendidos
flanqueada por tallos vegetales entrelazados. El capitel derecho contiene otra
figura humana desnuda entre dos árboles con frutos. La talla es muy ruda, tanto que los
estudiosos no se ponen de acuerdo en si podría representar a Adán o Eva.
Los
capiteles de la ventana central son copias colocadas en la restauración de 1959
imitando los de las otras ventanas.
El capitel
derecho de la ventana norte es el que sirvió de modelo al reconstruido de la
ventana central que muestra dos serpientes enroscadas. En el izquierdo se ve un
águila explayada.
Por
último en la ventana del testero oriental del cuerpo adosado al presbiterio por
su costado sur sólo queda original el capitel de la derecha en el que se representa a un hombre que está siendo picoteado
en la frente por dos aves.
Los
demás accesos, ya hechos en su reconstrucción, presentan ausencia de decoración
figurada.
En
el interior la nave única aparece dividida por tres grandes arcadas. El arco
toral es apuntado, mientras que el triunfal que da paso al hemiciclo del
ábside, es de herradura. El presbiterio se cubre con bóveda de cañón peraltado,
el ábside con cuarto de esfera y los recintos laterales con medios cañones.
Estos espacios tienen comunicación sólo con el presbiterio, pero no con la nave
y se ignora cuál pudo ser su destino. En el meridional se descubrieron en la
restauración de 1959 restos de pintura mural de estilo gótico lineal realizadas
en negro y rojo.
Merece la pena destacar la pila bautismal
que se conserva en una capilla que abre al paramento meridional bajo la torre.
En el perímetro circular del vaso se representa una arquería de siete arcos
soportados por columnillas que disponen de capiteles de ornamentación vegetal y
que cobijan a varios personajes nimbados (uno de ellos porta llaves, por lo que
pudiera ser san Pedro), un ángel turiferario y una escena que podría ser una
alegoría del bautismo.
Frente
al ábside de la iglesia en la plaza se sitúa la estatua en bronce al
“Barandales”, personaje que desde el siglo XVI abre las procesiones agitando
entre sus manos dos pesados esquilones, y a su lado El Museo de Semana Santa.
Texto
y fotos: Rosa G. Nieves. Madrid
Bibliografía
-
Enciclopedia del
Románico de Zamora. Fundación Santa María la Real.
-
Rutas del
románico en la provincia de Zamora. Cayetano Enríquez de Salamanca. Castilla
Ediciones.
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