Un sol radiante
iluminó -tras varias semanas sobrellevando los santanderinos un celaje
ceniciento- las primeras horas de la mañana del pasado sábado, invitando más a
disfrutar paseando por el muelle que a encerrarse en un aula. Pero las cosas
son no como uno supone, sino como resultan. Quizá fuera por la predilección que
despierta todo lo relacionado con el Románico,
lo cierto es que la sala del Paraninfo de la UC se llenó hasta la
bandera. Unos ochenta cursillistas ocuparon sus asientos a la hora señalada.
Jose Luis Pérez, coordinador del Aula del Patrimonio
Cultural de la Universidad cántabra, dio la bienvenida a los asistentes y les
agradeció –algo sorprendido por el
abultado número- su presencia. Refirió,
a continuación, a que la idea de realizar el curso había surgido de los “Amigos
del Románico” de Cantabria y Asturias, que se la propusieron en su día y que el
Aula aceptó por la conveniencia de ésta de colaborar con todo tipo de
asociaciones culturales.
No dejó pasar por alto un recuerdo
entrañable a la figura del añorado profesor, don Miguel Ángel García Guinea, gran impulsor que fue de los estudios sobre
el Románico.
Y enseguida presentó a Jaime Nuño, no tanto como un ponente
sino como un verdadero amigo suyo -ambos, además, son arqueólogos-.
La primera imagen
que apareció en la pantalla fue una instantánea del Guggenheim de Bilbao con la
que nos dejó a los asistentes algo descolocados. Mas Jaime dijo que “los grandes edificios son parte del paisaje actual
(de ahí la foto del Guggenhein), del mismo modo que los edificios románicos fueron parte
integrante del paisaje de su época.”Por tal motivo el título de la ponencia
versaría sobre: “Expresión artística de una sociedad medieval”.
A continuación se
centró en ese estilo artístico tan típico e inconfundible que surgió a finales
del siglo XI y duró hasta principios del XIII. Habló de los influjos que
recibió no sólo de la época clásica romana, sino también del arte carolingio,
visigodo y bizantino.
Jaime Nuño, miembro de la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campóo
Lo que más llamó
la atención fue cuando hizo hincapié en los factores que influyeron en su
desarrollo dentro de los límites de la Europa Occidental. Aquéllos fueron:
·
La
bonanza económica debida, en parte, a un
clima idóneo (desde el s. X hasta el XIII), con que las cosechas fueron
abundantes. Como consecuencia de ello afloró el comercio y mejoraron las
comunicaciones. Los nuevos ricos aportaron parte de sus beneficios para erigir
templos con el fin de asegurar su salvación eterna. Curioso es que la Iglesia,
en vez de anatematizarlos como antes, crearon el Purgatorio para ellos, como
sala de espera para alcanzar con el tiempo el Paraíso.
·
El
influjo de los monjes cluniacenses que, para extender la liturgia gregoriana en
contra de la visigoda, levantaron iglesias y monasterios bajo los cánones de la
casa materna de Cluny.
·
El
movimiento de ideas que supuso el intercambio y copia de libros entre los cenobios
benedictinos. Con el tiempo el saber -encerrado en los centros religiosos-
salió a la calle, dando lugar a la creación de los primeros Estudios Generales.
·
La extensión de la “tregua de Dios”, por mandato
de la Iglesia católica, dio lugar a periodos de relativa concordia entre los
nobles. Así mismo ayudó bastante las
Cruzadas proclamadas por los papas para liberar los Santos Lugares. “Si había
que exterminar a alguien que fuera a los infieles y no los cristianos entre sí”. Nace la idea del caballero cortés
en contra del caballero violento.
Y podría haberse
alargado la exposición -por otra parte tan entretenida e interesante-, ya que
tema daba para ello, pero todo tiene un límite en el tiempo, y éste es
ineludible.
Con un “Muchas
gracias” finalizó Jaime Nuño su
conferencia. Y tras el turno de preguntas por parte de los asistentes salimos a
disfrutar del soleado mediodía. Tiempo hay para todo.
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