jueves, 27 de marzo de 2014

CRÓNICA DE LA 3ª SESIÓN DEL CURSO "INICIACIÓN AL ROMÁNICO"


 
      Si hace unas semanas, en la sesión inagural del curso, con la mañana soleada con que amaneció aquel día la ciudad santanderina, invitaba más a pasear por el Sardinero que a encerrarse en un aula; la del pasado sábado, empero, incitaba más a guarecerse de la lluvia racheada y del frío invernal. Más la pasión actual por el Románico es tan manifiesta que la concurrencia  desbordó todas las previsiones –un centenar de asistentes ocuparon todos los asientos del aula “Fray Antonio de Guevara”, del Paraninfo de la Universidad de Cantabria (UC). Con ello se demuestra que haga tiempo bueno  o adverso no influye en absoluto para iniciarse en el Románico.

De izquierda a derecha: Jose Luis Pérez y Esteban Sainz


      Abrió el acto Jose Luis Pérez, coordinador del Aula de Patrimonio Cultural de la UC. Recordó que la idea del curso había surgido de la asociación “Amigos del Románico” y que una vez comprobado la aceptación que ha tenido el curso adelantó una buena noticia: que el próximo año por las mismas fechas se volverá a repetir - con la colaboración de la misma asociación- pero profundizando en este arte con temas monográficos. Y sin más presentó al ponente, Esteban Sainz, miembro de la Fundación “Santa María la Real” de Aguilar de Campóo y arqueólogo de profesión.

      Comenzó su lección del “Románico en Cantabria” con una sugerencia muy llamativa: la relación de la matanza del cerdo con el románico cántabro.  Algo muy natural por estos pagos (el matacío), cuando aquel mamífero artiodáctilo servía de alimento básico de los lugareños de aquella época hasta el punto que los artistas románicos reflejarían esa costumbre en los frescos y esculturas de capiteles y canecillos de las iglesias. Mas había también una identificación religiosa –de notoriedad del converso cristiano- al ser un contrapunto con las creencias de los musulmanes y judíos que consideraban el puerco como animal despreciable y prohibitivo.



      Con la llegada -prosiguió a modo de introducción- de los mozárabes, a partir del siglo VIII, ocupando las tierras de la montaña ulterior de la región y la erección de monasterios por doquier –habló, ¡cómo no!, de Beato de Liébana, autor del “Comentario al Apocalipsis”- "llegando, por tanto, a consolidarse, a partir del siglo X, la población rural."

      Para la expansión del Románico, en general; y del cántabro, en particular, "fue figura clave el rey, Sancho III de Navarra", al ser un ferviente propulsor de la construcción de edificios religiosos según los cánones de los monjes cluniacenses.

      A continuación, temporalizó el estilo románico en tres periodos: el inicial, hasta la primera mitad del siglo XI; el pleno, desde la segunda mitad del siglo XI hasta  la primera mitad del XII; y a partir de aquí hasta principios del XIII, el llamado tardorrománico o evolucionado.

      "Gracias al Camino santiagués -ciñéndose ya en el tema de la conferencia- de la costa, antes de que el del interior se consolidase, que recorría la franja costera norteña, se edificaron una profusión de iglesias románicas como las que hoy vemos en Santoña, Laredo, Santillana del Mar, San Vicente de la Barquera…Resultó también notable para la penetración del Románico el  valle del Besaya  –aprovechando una antigua calzada romana que unía Herrera de Pisuerga con Suances- y las vías de comunicación que discurrían por Trasmiera, Valderredible  y la comarca lebaniega."
 


      "Algunos magister operi de aquellas construcciones religiosas eran naturales de la región como lo atestiguan sus nombres escritos en soportes de piedra o en pergamino: Covaterio, Juan de Piasca y Quintana"; y sin dejar de recordar el afamado taller constituido por trasmeranos que construyeron Santa María de Bareyo y San Román de Escalante, entre otras.

      Y acabó su laboriosa e interesante disertación aportando una novedad: el hallazgo de un escudo de peregrino, de plomo, datado en el siglo XIII, en las recientes obras  llevadas a cabo en la santanderina, Plaza Porticada.   

 

 

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