viernes, 31 de julio de 2015

CONSIDERACIONES SOBRE SAN MARTÍN DE FRÓMISTA ANTES DE SU VISITA



      La visita con mirada de amantes del románico a San Martín de Frómista es imposible hacerla en un par de horas. Eso sólo nos dará una imagen tópica del turista consumidor.


      Y si uno no dispone de más tiempo, debería ir bien informado para tratar de recoger el sentido de un monumento sujeto a polémicas, casi todas, opiniones. Y los que no sabemos mucho de esto, enseguida nos hemos apuntado –erróneamente- a la descalificación, a “la maqueta pastiche” que tanto molestaba al profesor García Guinea.


      Precisamente hay un libro (a disposición de cualquier socio de las bibliotecas públicas de Cantabria en su sede central de Santander) con las intervenciones de nuestro añorado profesor y del apreciado historiador, Hernando Garrido, entre otros. Su título: “San Martín de Frómista: ¿paradigma o historicismo?”, editado en 2005.


      En este libro, García Guinea deja firmemente anotada su postura en defensa de la calidad y autenticidad de la iglesia, acepta los excesos arquitectónicos en su restauración –teniendo en cuenta la época de primeros del siglo XX con la influencia manifiesta de Viollet le Duc- pero sobre todo se irrita porque se cuestione incluso la fecha de 1066 como fundación del edificio.


      Al profesor Hernando le tocó diseccionar el duro ambiente social de la época de la restauración, con cuya lectura se sitúa uno en el terreno que pudiera haber llevado al energúmeno de turno a dañar precisamente el capitel más polémico de San Martín.


      Salía al paso Garcìa Guinea así, a una creciente ola de desprestigio del monumento en su restauración de 1901 del que señalaba el sumo cuidado de Manuel Aníbal para recuperar la estructura primitiva. Ocurre que su presencia hoy es tan perfecta y presentable, que choca con la vista habitual de edificios dañados. Nadie dice nada de Cervatos, por ejemplo, que fue restaurado también por él. Pero es que Frómista había sufrido tal serie de modificaciones y añadidos que al volverlo a su origen, sorprende la calidad de lo construido para ese año de 1066 y nada más fácil que negar esa fecha. Viendo la cronología del abandono de siglos y la urgencia de la obra, ahora resulta fácil poner pegas. El mayor reproche que hacen los historiadores es que el arquitecto al desmontar el edificio hasta sus cimientos, excepto parte del muro norte, perdió la traza arqueológica de las sucesivas obras para el estudio posterior. 




      También me encuentro entre los que opinan que la reproducción del citado famoso capitel  de la Orestiada, inspirado en el sarcófago de Husillos -según propuesta de Serafín Moralejo quien ya conocía esa idea de un profesor francés - pudiera ser otro exceso, pues el original machacado no permite convertir a Abel (si lo es) en una Eva aparatosa. Habría que ponerse en la piel del señor Toledo, escultor encargado de la reproducción, tremendamente molesto por el atentado contra los inocentes desnudos, al ponerlos  a merced del verdugo posados  en el suelo (que es la última foto del capitel original sin romper y que figura en el libro citado),  que le darían pie para “vengarse” del ultraje poniendo más sexo del que había.


      Creo que en honor al profesor García Guinea y a los documentos que lo avalan, se debe contemplar San Martín como un paradigma del románico, con una perfección no alcanzada por otros enclaves, inspirada en las iglesias poitevinas y en donde su limpieza y pulcritud no deben empañar la enorme calidad de la obra, de la que Aníbal insistió en el respeto a lo que fue en sus orígenes. Así se puede disfrutar más y mejor.


      En cuanto a la iconografía, volvemos a la polémica. Efectivamente, sus canecillos tan abundantes tiene más de cincuenta nuevas figuras, inspiradas en otras perdidas. Pero creo que los capiteles exteriores son los mismos que tenía y recomiendo llevar gemelos para contemplar los del cimborrio especialmente, porque apenas han sido tratados por los especialistas (el que más, seguramente Herrero Marcos  y Arroyo Puertas: “Arquitectura y simbolismo de San Martín de Frómista”) y algunos son muy interesantes.


      Si nos conformamos con disfrutar con los capiteles del interior como el de la zorra y el cuervo, Adán y Eva y alguno más con mirada de turista y no aspiramos a profundizar en los detalles, daremos a nuestro guía una pobre impresión como AdRs, así que recomiendo ir “leidos” a ser posible y enriquecer la visita con el diálogo y la polémica, si surgiera.




      A estas alturas, Frómista para un AdR no es para que nos la enseñen, sino para discutirla. Jose Luis Senra tiene publicados artículos sobre el significado posible de esos capiteles interiores.


      Seguro que al estupendo guía que nos atenderá le gustará comprobar el interés con las preguntas que le hagan los asistentes.


      Curiosa iglesia ésta, donde el avaro aparece entronizado, la Adoración de los Magos tiene una invitada desconocida, hay procesión para expulsar a Adán y Eva del Paraíso y un hombre desnudo acomete a una mujer también desnuda en el lugar más sagrado del templo. Hay que hacer(se) preguntas. No olvidar los gemelos y una buena linterna.

Texto: Fernando García. Santander

GALERÍA DE FOTOS DE LA JdRL: "ZAMORA ROMÁNICA"

Comienza la jornada en el exterior de la catedral de Zamora
Contemplando piezas instaladas en el claustro

Panorámica del Duero
Camino hacia San Claudio de Olivares
Monasterio de Moreruela
Jose Luis ilustrando
Antiguo refectorio del monasterio
Tras la foto "oficial" en el monasterio
Fotos: Emilia, Cristina y Domingo