sábado, 30 de marzo de 2019

PORTADA DE LA ANTIGUA IGLESIA DE SAN ISIDORO DE OVIEDO. APREMIA SU CONSERVACIÓN


      De aquel "estilo románico ovetense" (Alvarez Martinez) poco queda en la actualidad. Si dejamos aparte la Cámara Santa y la torre adosada a la catedral sólo se conserva algún que otro vestigio arquitectónico del siglo románico. Sin duda, el más llamativo de estos últimos no es otro que el llamado arco de la antigua iglesia románica de San Isidoro, ubicada actualmente en el recinto del parque del Campo de San Francisco de la ciudad.

Derribando la iglesia de San Isidoro

       Remontándonos en el tiempo no existe documento alguno que testifique con total seguridad la datación de  la Iglesiade San Isidoro, templo mercatorum, de Oviedo. El primer documento en el que aparece el nombre,data de 1227, es un contrato de venta de un edificio. Años más tarde, en 1237, se hace referencia de nuevo en las ventas de unos edificios in fonte rua que vasit ad eclessia de Sancti Isidori.

     
El arco de San Isidoro en la plaza del Paraguas
      La iglesia se hallaba junto a las murallas en donde hoy se denomina la Plaza del Paraguas, entre las calles de San Isidoro y Ecce Homo. En aquel tiempo fue un espacio de mucha actividad comercial. Con el tiempo la iglesia alcanzó gran transcendencia, tanto por ser parroquia del Consistorio, como por su elevado número de feligreses que acudían a ella.A causa de esto último, en el año 1770 la parroquia se traslada, por decisión del obispado, a la iglesia del Colegio de San Martín por su mayor capacidad de espacio.

      Cerrado ya San Isidoro al culto, el edificio fue utilizado para diversos menesteres (como tahona y sede de la Cocina Económica) hasta su cierre definitivo. El mismo arquitecto municipal recomienda a la Corporación la demolición de la fábrica por no reunir una total seguridad. Hecho que tuvo lugar en 1922 “sin tener en cuenta su remota antigüedad ni su gran mérito artístico y arqueológico (HerreroMontero). Lo único que se salvó para la historia fue la portada occidental, gracias a su adquisición por parte del Centro de Estudios Asturianos para cedérsela, a continuación, al Ayuntamiento.

Deribado la iglesia de San Isidoro

       Por una resolución de la corporación municipal del año 1925 se determinó que el arco de la portada de San Isidoro fuera instalado en un lugar del Campo de San Francisco. En la referida resolución se indica las obras a realizar en la reconstrucción del arco, destacando la siguiente: “como obra imprescindible para preservar el arco de la acción destructora de las lluvias, construcción de un remate en piedra a dos vertientes ajustado en todo al carácter arquitectónico del arco”. Y finalmente se apostilla “procurando siempre respetar el carácter de monumento y el sello de identidad que la avalara”.

Actual emplazamiento del arco de San Isidoro en el Campo de San Francisco (Foto: Javi Pelaz)

      Transcurrida una centuria desde la instalación de la portada en el referido parque sigue sin haber sido realizada la cubrición del arco. Como consecuencia de esta manifiesta desidia el deterioro constante es claramente evidente y visible. Tan visible que los capiteles que rematan las columnas (algunas de estas han desaparecido) se han desfigurado por la impregnación de la humedade n la piedra. Se aprecia, además, su completo abandono en la primera arquivolta y guardapolvos ajedrezado que la enmarca, que han perdido la mitad de sus roscas. Una cosa es predicar y otra dar trigo. De aquello de que “había que preservar el arco”, visto a día de hoy, sólo fueron palabras hueras, ya que nunca se tuvo la intención de plasmarlas en la realidad.

Capiteles deteriorados (Foto: Javi Pelaz)


      Si hubiera un manifiesto interés de salvaguardar de su progresivo deterioro  el último vestigio de la iglesia románica de San Isidoro el Real, se intentaría encontrar una solución. ¡Qué mejor remedio que poner en práctica aquella resolución que se tomó en su día de cubrirla "con un remate de piedra a dos vertientes"!

Texto: Javier Pelaz Beci

Bibliografía: 

EL ARCO DE SAN ISIDORO DE OVIEDO. Ana María Herrero Montero. LIÑO 22. Revista Anual de Historia del Arte.

EL ROMÁNICO EN ASTURIAS. María Soledad Álvarez Martinez. TREA.










domingo, 24 de marzo de 2019

RESUMEN DE LA CONFERENCIA "EL ARTE ROMÁNICO EN EL VALLE DEL BESAYA"


        
       La última de las conferencias de las VI Jornadas sobre Arte Románico, versó sobre “El románico en el valle del Besaya”. En esta ocasión el ponente fue Enrique Campuzano, doctor en Historia del Arte y director del museo diocesano “Regina Coeli” de Santillana del mar.



      El arte románico en el valle dle del Besaya –comenzó su disertación- lo constituye un conjunto homogéneo de monumentos alrededor de un eje de transmisión de conocimientos. Este eje se desarrolla a través de los caminos medievales -al margen de los de peregrinación- , que buscaban la salida al mar, con dos grandes centros religiosos situados al inicio y al final del eje: las colegiatas de Sa Pedro de Cervatos y Santa Juliana de  Santillana del Mar. Por estos caminos entraron las influencias culturales y las repoblaciones tanto monásticas como mozárabes.

      Por otro lado –según el conferenciante- las iglesias rupestres, difíciles de investigar, tiene poca presencia en el valle, aunque recientemente se ha encontrado una ermita labrada en la roca en el monte de Siló, conocida como la Cueva de San Martín o la Cueva de los Milagros.

      El arte mozárabe del siglo X, que lleva piedra de sillería, arco de herradura califal y se desarrolla en altura con pilares compuestos y bóvedas, se encuentra representado en el valle  por la iglesias de San Román de Moroso y Santa Leocadia de Helguera. 

      La iglesia de La Serna de Iguña está datada en el año 1067 y se corresponde al estilo románico desarrollado en el valle del río Ebro. Se trata de una iglesia construida en el siglo XI, bastante antes que la primera de las iglesias construidas en siglo XII. Se refiere Campuzano a la ermita de San Lorenzo de Pujayo, datada en 1132. 

      Respecto a la influencia que podría tener el foco aguilarense en la construcción de estas iglesias del Besaya, se ha de descartar dicha influencia, ya que el románico de Aguilar de Campóo es del último tercio del siglo XII o primeros de XIII, posterior a los años de construcción de las del Besaya.

       Con respecto a la iconografía de las más antiguas de estas iglesias tiene un carácter simbólico, no narrativo, con influencia de Cervatos en aquellos canecillos que expresan temas sexuales, los relacionados con la simbología de los pecados capitales (representados por animales) y, además, con las representaciones simbólicas de lo profano y de los vicios frente a las virtudes. 

      Las iglesias que se ubican en un espacio pequeño, de unos treinta kilómetros cuadrados, son:

      San Andrés de Rioseco del siglo XII, con iconografía simbólica, como el capitel de la lujuria
.
    San Cosme y San Damián de Bárcena de Pie de Concha,  con canecillos de representaciones sexuales (influencia de Cervatos), de iconografía musical y simbología de lo profano.

      San Martín de Quevedo con canecillos eróticos y otros con representaciones de animales.

      Iglesia de los Santos Facundo y Primitivo de Silió. Con una cabecera de gran fuerza expresiva y un ábside de tres calles de elevada altura. Uno de los capiteles representa a los constructores de la iglesia, y otros la lujuria, los pecados capitales y lo profano.

      San Juan de Raicedo con representaciones eróticas en sus metopas (influencia de Cervatos).

      San Andrés de Cotillo con iconografía arcaizante del siglo XIV. 

      Santa Marina de Yermo es la más tardía, construida en el año 1203 ( influencia de la Colegiata de Santillana del Mar), con un tímpano ilustrado de la lucha de un caballero contra el dragón. Con iconografía de pasajes bíblicos que obedecen a un programa impuesto. Además, caras en el ábside exterior que pudieran referirse a leyendas medievales ya perdidas.

      Finalmente, la iglesia de Santiagop de Cartes, de la que sólo queda una puerta románica.
      Acabada la exposición se abrió un turno de preguntas con las que los asistentes  expusieron diverso temas. El ponente dio la debida repuesta a todas ellas.

José Manuel García-Maestro

lunes, 18 de marzo de 2019

VI JORNADAS SOBRE ARTE ROMÁNICO. EL VALLE DEL BESAYA. EJE ROMÁNICO EN CANTABRIA



     El pasado 9 de marzo ,  Jaime Nuño González, arqueólogo, impartió la conferencia que lleva este título dentro de las ya tradicionales jornadas (VI) sobre Arte Románico que junto con el Aula de Patrimonio Cultural de la UC  organiza Amigos del Románico ( AdR).


     “Los monumentos románicos en el valle del Besaya”, es por tanto el centro, este año,  de nuestra atención.
    
     El  ponente  empezó por señalar la articulación del territorio cántabro en el siglo XII. Lo que entonces se conocía como la Montaña de Burgos constaba de tres zonas: la zona que transcurre paralela al litoral, la del valle del Ebro y Campóo-Los  Valles, que comunican la meseta con el litoral.

      Uno de estos valles, quizás el más importante, es el del Besaya .  Era la vía de comunicación,  ya en tiempos romanos,  entre Pisoraca (actual Herrera de Pisuerga ) y Portus Blendiun (actual Suances ) .  Si trazamos ejes de los caminos importantes en Cantabria en la época veremos  cinco. Entre ellos el que nos ocupa: el valle del Besaya . Si trazamos los caminos en un mapa, observamos, que en las intercesiones de los caminos, están las colegiatas románicas de Cantabri , con lo cual nos indican los puntos importantes.
   
      Observando un mapa de Cantabria -señala Nuño- con todos los puntos donde haya iglesias ,elementos o restos románicos nos damos cuenta que hay tres zonas importantes de concentración de templos: el valle de Liébana es una de ellas, la otra es el sur con Campoo y Valderredible , la tercera es el valle del Besaya. El resto está bastante disperso.


   
     Los dos polos de monumentos que nos ocupan son las colegiatas de Cervatos y la de Santillana. Esto es importante a nivel estilístico, pues al tratarse de una vía de comunicación veremos influencias de una y de otra, según la cercanía a alguna de ellas . Estas colegiatas actúan como focos importantes de estilo y de construcción , y hacen que haya cierta unidad de estilo en todas las construcciones y tallas de capiteles y canecillos.

     Hay 35 elementos considerados románicos en la cuenca del Besaya. Hay más concentración en el valle de Iguña , que en el de Buelna , o quizás se conserven más restos y en Buelna  hayan desaparecidos. Hay algunas construcciones ya desde el año 1085 cuando la zona depende del infantado de Covarrubias. 

     El confereciante nos fue enumerando las iglesias y describiendo algunos elementos comunes y que denotan la influencia de Cervatos y Santillana. Citó la más importante que es:  la de los Santos Facundo y Primitivo de Silió. Tiene un ábside de grandes dimensiones, con una arquería interior decorada con capiteles, algunos destruidos, pero otros conservados bastante bien, de diferente temática . En el exterior, los capiteles de las ventanas se conservan muy bien y son de buena factura con representaciones del cielo y el infierno (monos demoníacos ) y unos monjes impartiendo la bendición de excelente acabado. Los canecillos con los temas clásicos de músicos, circenses y, ¡cómo no!, los eróticos, donde la influencia de Cervatos es más que evidente. Existen dos pilas bautismales: una tronco-cónica en la cual no está claro si es gótica o románica y, otra cuadrada, que puede ser hasta anterior al románico.

    Enumeró las iglesia del valle: San Pantaleón de Cañeda,  Santa Juliana de Aldueso, Santa Maria de Pie de Concha , San Martín de Quevedo , San Cosme y San Damián de Barcena de Pie de Concha , Nuestra Señora de la Asunción de La Serna de Iguña , Santa Cruz de Arenas de Iguña,  San juan de Raicedo y otras muchas más que nos dan idea de la importancia que tuvo que tener como vía de paso, pues este valle debería de estar bastante poblado para construir y sostener tantas iglesias.

    Merecen mención especial -según Nuño- otras dos iglesias:  una por su singularidad al haber sido en su día trasladada piedra a piedra  a una finca particular. Es la ermita de San Lorenzo de Pujayo (en la actualidad en un recinto privado en el pueblo de Molledo), y que conserva dos capiteles en la ventana lateral (por supuesto recolocada) que representan la avaricia y la simonía  en un obispo. Hay en la portada dos capiteles de influencia de Santillana, uno con un águila con las alas explayadas,  que se repite como motivo en la zona. La otra iglesia muy importante es la de  Santa Maria de Yermo que tiene una inscripción con la fecha y la autoría de uno de los pocos nombres  que nos consta en el románico: Pedro Quintana. En esta iglesia se nota, en la ornamentación, la influencia de Santillana. A destacar el famoso tímpano de la lucha del  dragón y el caballero.


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    Otra curiosidad es el ábside de la ermita de San Miguel de Puente San Miguel, que está engullido por un puente y que es difícil de detectar.  pues utiliza el ábside como pilar del puente.

   En fin,  una jornada enriquecedora en cuanto al conocimiento del románico cántabro, y, a la vez la satisfacción de ver que la asistencia fue numerosa y que uno de los fines de estas jornadas, que  es la difusión del arte románico, da sus frutos.

Texto: Tomás Lozano Barcenilla
Fotografía: Javier Pelaz Beci

jueves, 14 de marzo de 2019

SANTA MARÍA DE BAREYO: UN ACERCAMIENTO HISTÓRICO-ARTÍSTICO


      El pueblo cántabro de Bareyo se localiza en la costa oriental de Cantabria, en la histórica comarca de Trasmiera. Desde Santander hay que tomar la S-10/A-8 dirección Bilbao; luego, en la salida 197, dirección Galizano. Una vez franqueado el Alto de Ajo existe una desviación a la derecha (un panel lo señaliza) que lleva a la Iglesia. Esta se sitúa en medio de un altozano frente a las marismas de Ajo y de uno de los  accidentes geográficos más importantes de región: el cabo homónimo de las marismas.



      La iglesia parroquial de Santa María o de La Anunciación linda, por el norte, con el cementerio municipal, teniendo como referencia una espectacular encina centenaria catalogada como árbol singular por el Gobierno regional, y, al sur, con el pueblo de Bareyo. El templo es considerado como uno de los más representativos del románico de la región.

     De su pasado lejano no existe documento alguno que certifique el año de su construcción. Entre los historiadores se especula que en su génesis fuera un pequeño monasterio familiar (García Guinea), erigido durante la repoblación de la comarca (ss. VIII y IX) emprendida por Alfonso I y Alfonso II, que con el devenir llegaría a ser un importante enclave religioso de la comarca trasmerana.

      Sería en el Cartulario de Santa María de Santoñade 1195 cuando, por primera vez,  aparece el nombre del abad como testigo  de una venta: dominus Petrus Abbas de Baredio. Otro documento, datado en 1555, hace referencia a la potestad de algunos vecinos para nombrar el abad de Bareyo y de Castanedo, este cercano al primero. Mas a la mitad del siglo XIX ya es  iglesia parroquial, según figura en el Madoz y así continúa siendo en la actualidad. En 1978 Santa María o de la Purificación de Bareyo fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

      En los años 2004 y 2005 no sólo se realizaron trabajos de restauración y excavaciones arqueológicas, sino también una investigación histórica de cuyo resultado se comprobó que en 1553 seguía siendo abadía en régimen de patronato familiar(Bohigas Roldán).

      Aunque no existe ningún documento que certifique el año de su construcción el investigador, García Guinea, se atreve a señalar la erección del templo en las postrimerías del siglo XII o principios de la siguiente centuria por coincidencia de elementos arquitectónicos y escultóricos con la iglesia burgalesa de San Pantaleón de la Losa, que sí contiene una inscripción de su consagración: el año 1207.

     A pesar de los añadidos posteriores y de una exhaustiva remodelación bajo el canon gótico y renacentista conserva intacto, empero, elementos arquitectónicos románicos como son: la cabecera, el presbiterio, el llamado pseudocrucero, el arco triunfal y la linterna o torre.

EXTERIOR

      El ábside semicircular transmite no sólo una canon románico, sino también una solidez gracias a su aparejo isódomo de sillares dispuestos  a soga y tizón de manera irregular.


     Dos gruesas columnas entregas, que alcanzan la cornisa, separan el tambor absidal en tres paños, abriéndose en cada uno de ellos una ventana. A su vez, dos líneas de impostas paralelas de doble caveto recorren la sección perimetral del ábside –interrumpida en parte su trayectoria por los fustes de las columnas referidas-, separándolo en tres tramos. El primer tramo tiene un basamento de sillería de 1,10 a 1,50 m de alzado -esta desigualdad se debe al desnivel del terreno- sobresaliendo dos pilares que sirven de apoyo a las columnas entregas. Esta primera zona acaba en la línea de imposta de doble caveto En el tramo superior se abren las ventanas, una por calle. La del centro conserva intacto todos los elementos románicos: de doble vano, ajimezada, cuya columna de tres fustes se remata con un capitel de volutas y bolas, desde el cual se abren dos arcos  de medio punto de baquetones y escocias, que descargan sobre columnas acabadas con capiteles de zarcillos  y bolas. La ventana de la derecha no tiene ningún interés escultórico; y, la de la izquierda, en cambio, fue remodelada mal que bien y destruida parte de la columna (para dar cobijo, en el siglo XVIII a una imagen de la Virgen, que con los años posteriores fue retirada), añadiendo una chambrana , sostenida por ménsulas  y adornada con bolas en los extremos. Toda la ventana se remata con una gran cruz sobre su eje superior. El resto de la ventana mantiene su estructura románica, aunque bastante desfigurada por la referida remodelación.

Capitel del ábside exterior

      Una serie de canecillos sustenta la cornisa absidal. En la calle de la izquierda se alinean los siguientes: moldura de caveto, animal de pie con la cabeza entre las patas, cabeza de animal vuelta hacia la derecha, figura humana masculina itifálica, personaje femenino con las piernas levantadas en postura obscena. En la del centro, en la misma dirección : capitel con cabezas humanas masculinas. Los canecillos son: cabeza de bóvido de fuertes cuernos, muy  desgastado; cabeza de animal, dos cavetos superpuestos, cabecita de animal mirando a la derecha. En el siguiente capitel se cincela tres asnos, dos de los cuales juntan sus cabezas en un ángulo. Y en la calle de la derecha, canecillos de dos cavetos superpuestos y bola con caperuza en el centro, cabeza humana,personaje itifálico,  dos cavetos superpuestos con punta de diamante, y tres rollos verticales sobre caveto. En el muro norte mantiene canecillos con decoración de bolas, aquillados… En cambio, la cornisa del muro sur los ha perdido, pero mantiene las huellas de una ventana románica cegada, mas en el interior conserva toda su estructura.

      En cambio, la cornisa del muro sur del presbiterio ha sufrido modificaciones a lo largo del tiempo, “posiblemente estuviera sostenida con canecillos del mismo formato que los del norte” (García Guinea). Por otra parte, los canes de los muros del transepto han sido ocultados por la construcción posterior de la sacristía.

Ventana ajimezada de ábside exterior

      En el muro meridional se abre un pórtico dando cobijo a la puerta de estilo renacentista, que da acceso al templo. Adosada al mismo muro (S/W) se erige la torre-campanario de configuración prismática y de estilo neorrománico, que sustituyó sin duda a una original románica.

      La linterna cubre la cúpula que se alza en el centro del transepto. De aspecto maciza y apariencia cuadrada, ya que si nos fijamos bien los lados sur y norte son algo más largos. Se estructura en dos cuerpos a los que divide una imposta moldurada. En el cuerpo inferior meridional se abre una ventana  del siglo XVIII, que sustituyó a la original; en el superior otra muy similar a la anterior. Aún se percibe en la cornisa de la cara sur una línea de imposta de puntas de diamante. La linterna se remata con un tejado a cuatro aguas.

INTERIOR

      Hay que descender tres escalones para acceder a la nave. Ocurre lo mismo para pasar de la nave a la cabecera por hallarse esta a un nivel inferior. La planimetría del recinto es de una sola nave con pseudocrucero (del  que hablaremos más adelante), presbiterio recto y capilla mayor. A excepción de la nave, de las capillas abiertas en el muro del evangelio y de la sacristía en el presbiterio sur, el resto es de época románica.

Las tres Marías
      A primera vista llama la atención la cabecera que se embellece con dos arquerías ciegas superpuestas, cubiertas con bóveda de cascarón de sillería. Esta manera de rematar este espacio  es típico de algunos templos cántabros: las colegiatas de San Pedro de Cervatos, San Martín de Elines, Santa Cruz de Castañeda,y la iglesia de los Santos Facundo y Primitivo de Silió.

Capitel de la capilla mayor

      Comenzaremos describiendo las arcuaciones del registro superior.  Suma en total siete arcos de medio punto. La alineación de la arquería se inicia, por la izquierda, con una semicolumna rematada por un capitel  tallado con dos animales cuadrúpedos que juntan sus cabezas.Todos los arcos se adornan con chambrana (de cubos, de puntas de diamante, de cuatripétalas) y arquivoltas de baquetón (en una de estas últimas se han grabado dos serpientes mordiéndose). Las medias roscas se apoyan en capiteles fitomórficos, salvo el que representa el Pecado Original (Adán y Eva).  Sorprende, además, una estatua-columna de“un personaje realizado con un gusto y técnica popular, con barba y bigote vestido de pellote y pedules y las manos las lleva cogidas a la altura de la cintura”(García Guinea). Los tres últimos arcos -del lado de la espístola- son peraltados y con luz más reducida, rompiendo la armonía simétrica de las arcuaciones. La alineación finaliza con un capitel de bolas con caperuza que apoya sobre una semicolumna.

Capitel del presbiterio

      La arquería inferior configura solamente cinco arcos algo más anchos que la superior, que apean sobre seis capiteles. A igual que en la superior los arcos poseenchambrana continua y arquivoltas ligeramente resaltadas. La singularidad de esta arquería se manifiesta en la profusión de cabezas humanas cinceladas en los capiteles (la mayoría de ellas barbudas con peinados de ondas y expresión serena). De entre ellas sobresale una, enmarcada con ondulaciones, que cubre su cabeza con un gorro cónico donde figura un especie de báculo con volutas opuestas. Además, otras dos cabezas figuran por encima del cimacio de dos capiteles. Algunos especialista han querido ver en esta composición tan original de testas una representación simplificada de Cristo con sus apóstoles.

El presbiterio

      Se cubre con bóveda de cañón apuntado. El lado de la epístola permanece, en parte, intacto; no así el del evangelio que desapareció al abrirse en su espacio una capilla .Los dos tuvieron antaño la misma configuración. Lo que vemos en el  primero es un gran arco de medio punto peraltado con gruesa arquivolta que cobija dos arcos ciegos: el fondo del izquierdo se adorna con una venera, mas en el derecho se horadó el muro para dar paso a la actual sacristía.

Abrahán e Isaac

      Una línea de imposta recorre tangente los arcos referidos. Por encima de ella, se abre una ventana románica cegada  bastante tosca. Sus capiteles, muy deteriorados, descansan sobre fustes: el izquierdo, helicoidal; y el derecho, de estrías. Los capiteles de los referidos arcos ciegos se cincelan con escenas de la Resurrección. De izquierda a derecha: tres pomos de ungüentos, las cabezas de las tres Marías (de nuevo la simplificación de los personajes), el sepulcro con la tapa levantada sobre el que penden tres lámparas, las testas de los soldados que dormitan y los ojos de dos mirones que contemplan la escena tras un reducido ventano de una especie de muralla. De la arquería frontal sólo resta los cuatro capiteles del gran arco de medio punto ornados con animales fantásticos, algunos con cabeza humana.

El pseudocrucero

      El paso del presbiterio al pseudocrucero se realiza a través de un amplio arco, doble y apuntado, que apea sobre capiteles donde figuran un hombre con bestias (el izquierdo) y animales fantásticos que cruzan sus cuellos (el derecho). En lo que hemos denominado pseudocrucero (el término fue acuñado por García Guinea) se alza una bóveda esquifada de anchos nerviosy cuatro plementos, que descansan sobre las correspondientesménsulas. En los extremos de este espacio se abren sendas capillas o absidiolas semicirculares cubiertas con bóvedas de horno. “Disposición ciertamente extraña en la planimetría románica” (Guinea). Se franquean por medio de arcos apuntados y doblados sostenidos por capiteles. Los de la epístola adornan las cestas con grifos enfrentados y cabezas humanas; en cambio, los del evangelios figura en uno de elloa un hombre que sujeta por las argollas a dos bueyes de enormes cuernos. En el interior de esta capilla aparece un ángel sedente con libro. El parecer de García Guinea, es que este friso formaría un conjunto con las dos figuras del interior de la absidiola de la epístola que podrían  ser Abrahán e Isaac ante el fallido sacrificio. La cubrición de las dos capillas se realiza con bóveda de horno.

Detalle de la arquería superior
      El resto de la nave ya es de época no románica y se cubre con bóveda de crucería estrellada. En una de las capillas laterales del evangelio se expone un sarcófago descubierto durante las obras de restauración, realizadas en el 2003, en el exterior oeste de la iglesia.. En la lauda lleva una inscripción que traducida dice así:
                   
                                                Aquí  yace Munio, el siervo De Dios.

Se desconoce la identidad del personaje, pero es innegable que sería alguien importante. Tampoco se ha podido datar con cierta exactitud el sarcófago. Según los especialistas estaría  entre los ss. IV y XII.

Capitel de la absidiola izquierda


La pila bautismal

      La de Bareyo con la de Santa María del Puerto de Santoña y la de la colegiata de Santa Juliana de Santillana del Mar componen la tríada de pilas bautismales románicas más bellas de la región.Se encuentra en una estancia bajo la torre-campanario. Se compone de tres registros. El superior lo forma la cuba con cuatro amplios lóbulos, cuya altura es de 48 cm. Su perímetro exterior está adornado con palmas verticales, lazos helicoidales, tallos curvilíneos con hojas inscritas y entrelazos. en algunos de ellos aún conservan restos de policromía. El interior es gallonada. Soportan la cuba un par de leones tumbados sobre la basa y entre sus fauces aparece un brazo humano. En medio de las dos bestias sobresale una cabeza humana.



Texto y fotos: Javier Pelaz Beci

Bibliografía:

"El Románivo en Cantabria". García Guinea, M.A. ESTVDIO 1996.

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