viernes, 31 de enero de 2014

LA IGLESIA DE SANTA MARÍA DE PIASCA VÍCTIMA DEL "MAL DE PIEDRA"

      Una de la joyas románicas de Cantabria, la iglesia lebaniega de Santa María, del pueblo de Piasca, viene padeciendo desde hace unos años el llamado "mal de piedra". La alarma de su deterioro progresivo saltó cuando aparecieron desprendidos trozos de canecillos, metopas y capiteles de los ábsides central y sudeste de la cabecera románica. 
 
     
                                                           La iglesia y su entorno

      Inmediatamente comenzó los trabajos para detectar las causas de los desprendimientos. En primer lugar se desmontaron las piezas dañadas para someterlas a un tratamiento especial y a su posterior restauración, tras conocer los resultados de los análisis pertinentes realizados en Madrid.
 
      La actual iglesia es lo único que permanece en pie del antiguo monasterio dúplice, que ya funcionaba en el año 930 como lo testimonia la documentación conservada.
 
      En 1172 se erige la actual fábrica bajo la advocación  de la Virgen. Lo más interesante y valioso del templo es su decoración escultórica  de la fachada occidental, donde se halla la puerta principal. No menos importante es también la portada conocida con el apelativo de "El Cuerno", sin olvidar las piezas iconográficas de la cornisa de la cabecera.
 
     
                                                                Fachada occidental

      Según las declaraciones -aparecidas en un periódico de la región- del arcipreste de la comarca lebaniega el origen hay que buscarlo "en la gran cantidad de cemento que se usó para las obras de conservación del tejado, en los años 50 y 80 del pasado siglo. Cuando llueve, el cemento se diluye, y a cristalizar, aumenta considerablemente el volumen destruyendo la piedra". Ante la delicada situación, "se ha procedido -añade el arcipreste- a desmotarr las piezas de canecillos, metopas y capiteles de las cornisas de los dos ábsides para poder tratarlos, endurecerlos y, posteriomente, restaurarlos. Después, se han cubierto con unas gasas y se encuentran depositadas en una de las dependencias anexas a la iglesia. Muy posiblemnte, después de la restauración se hagan réplicas de las mismas y las originales estarían en un centro de interpretación del Románico".
 
     
                            Los pegotes de cemento sobre las metopas de la última restauración

      Ante la perspectiva de la no recolocación en sus lugares de origen de las piezas restauradas las opiniones de algunos vecinos no se han hecho esperar: no están de acuerdo que unas réplicas suplanten a las originales. La polémica está servida.


Fotos: Javi Pelaz. Santander

miércoles, 29 de enero de 2014

CRÓNICA DEL XI SENDERISMO ROMÁNICO POR EL VALLE DE LEBEÑA

      La verdad es que cuando salimos de Santander no creíamos que la borrasca fuera a darnos una oportunidad.
 
      Pero aunque cayeran chuzos de punta e hiciera un frío que nos obligaba a llevar el forro polar hasta las orejas, el mal tiempo nos permitió uno de  los encuentros más agradables que puedan darse. Buena conversación, estupendo paisaje, comida sana... y delicias románicas para todos, a invitación de Amigos del Románico de Asturias y Cantabria.
 
     
                                                Cementerio de Cabezón de Liébana
 
      La vista comenzó en Santa María de Lebeña, con una lluvia suave que se hizo más fuerte y que, poco a poco, añadía paletadas de blanco en las cumbres que nos rodeaban. No es sólo que Lebeña sea una pequeña joya pre-románica, con esas armoniosas decoraciones vegetales en los capiteles de sus columnas adosadas. Es que tiene el tamaño justo, humano, para un templo encuadrado en tan grandioso paisaje. Es el canon anterior a las grandes necesidades del románico, producto de comitentes poderosos y necesitado por masas de personas de peregrinos en movimiento: un canon arquitectónico de influencia visigótica o, al menos "visigoticista" que sorprende por su sencillez.
 
      Hay que resaltar la forma en que nos explicaron sus detalles, con ese humor un poquito socarrón de la guía local, María Luisa. Hasta el calorcillo de la estufa, conspiró para hacernos sentir como en familia. Y qué decir de unos traguitos de sidra para celebrar el encuentro, en el pórtico, mientras la niebla iba y venía...
 
     
                                                   Capitel de Santa María de Piasca
 
      Por unanimidad y ante lo imposible de hacer la caminata programada a causa de la lluvia incesante, nos acercamos a Santa María de Piasca, que nos presentaba su pórtico a cual más rico y su interior, que algunos veíamos por primera vez. Admiramos el sorprendente capitel de la Adoración de los Magos, concebido a la manera de las procesiones, con su clérigo portador de la cruz y su ángel "raro", dirigiendo la comitiva. Nos sorprendieron también las tallas góticas que se encontraban en el interior. El conjunto de capitel-tallas góticas en madera dejaba un regusto extraño, porque tanto se compenetraban, pues las tallas son obras muy notables dentro de su estilo, como se repelían: la maestría del capitel frente a la belleza masiva y relumbrante del dorado gótico.
 
      Rodear la iglesia para admirar la portada meridional y sus parejas de artesanos ya tuvo lo suyo de desafío con aquella lluvia tan fría. El contraste, lastimoso, lo pusieron los capiteles y metopas que aguardan de Día de la Salvación en una nave aneja.
 
     
                                  Asistentes guarecidos en el pórtico de Santa María de Lebeña
 
      La visita-paseo hasta el pequeño cementerio de Cabezón de Liébana, que conservaba la portada de la antigua iglesia me recordó otros cementerios con portada románica: curiosa transformación de las naves de las iglesias en camposantos, lo que nos recuerda tanto el paso del tiempo y el avance de nuestro propio final, como la plasticidad de la presencia de lo Sagrado en el mundo rural.
 
      La lluvia nos obligó a replegarnos hacia la hora de la comida. Los garbanzos tiernos del cocido y el suave acompañamiento de carne rivalizaron con la amenidad de la conversación y las bromas... que continuaron a la hora del café. Creo que nos dio tiempo a arreglar gran parte de la Historia de España y de algunos paises cercanos, aunque en ello parece que tuvo participación el orujillo que se añade a las infusiones, al parecer antiquísima costumbre del país.
 
Texto: Carmen Leal. Madrid
 
Fotos: Javi Pelaz. Santander
 
       

lunes, 27 de enero de 2014

SANTA CRISTINA DE LENA


     La iglesia de Santa Cristina de Lena se encuentra en el concejo de Lena, encaramada a una loma que se vislumbra desde bien lejos en un paraje montañoso que invita a ascender  y contemplar esta maravillosa joya arquitectónica altomedieval. No existe inscripción alguna que recuerde su fecha de construcción o consagración. Las similitudes estilísticas con Santa María del Naranco, época de Ramiro I, permiten una aproximación al año 850 y décadas posteriores, aunque no exactamente construída por el mismo arquitecto del Naranco, sí se trató de alguien vinculado al taller ramirense tras el ascenso al trono de Ordoño I, sucesor de aquel monarca. Se desconoce si la advocación actual se corresponde con la original, ya que su primera alusión documental es muy posterior, en 1610, hecho al que se une la escasa tradición de Santa Cristina en el santoral asturiano.

 


                                               (Entorno de Santa Cristina de Lerna)
     En el año 1893 se acomete una profunda restauración de la iglesia, aunque anteriormente, la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Oviedo, creada en 1844, lleva a cabo obras de consolidación del edificio, en peligro de ruina. Esta comisión pretendía recuperar el patrimonio prerrománico asturiano y hubo de vencer la indiferencia de la Administración Central para sacar adelante su cometido. De este modo en 1893 Juan Bautista Lázaro reinicia las obras de restauración, teniendo como objetivo primordial la reconstrucción de la bóveda que cubría la nave central.

                                                         (Cabecera oeste)

     En 1934 la iglesia sufre desperfectos en los paramentos exteriores que son reparados en la década de los cuarenta por Luis Menéndez Pidal, que también intervendrá  en 1966 y 1970. En 1980-1981 la arquitecto Mª del Pilar Benito Pallares consolida la bóveda central y construye un muro en la fachada lateral derecha.

 


                                                               (Muro norteño)
     Consta de nave única rectangular de 10 x 6 metros. Adosados a este cuerpo cuatro espacios rectangulares simétricos en mitad de cada fachada. A Occidente el cuerpo saliente conforma el vestíbulo.  El arco de medio punto de la portada descansa sobre columnas entregas con capiteles carentes de decoración. Sobre el vestíbulo la tribuna real a la que se asciende por una escalera de piedra adosada al muro del lado del Evangelio. Las excavaciones realizadas en 1993 han permitido descubrir cómo era la primitiva tribuna regia, con dos escaleras de acceso laterales y dos niveles de altura. El nivel más bajo sería la superficie de encuentro de ambas escaleras y los peldaños originales semejantes a los de la escalera del presbiterio, una gruesa losa sobre mampuesto. La cara frontal con una capa de cal pintada de amarillo. Pudiera tratarse tal vez de una galilea, tribunas vinculadas al teatro litúrgico navideño o pascual, en cuyo caso habría sido añadida en el siglo XI. Algunas piezas de piedra toba descubiertas indican que los lienzos interiores y la bóveda se hallaban revestidos de pinturas al fresco.

 


                                          (Cancel)
     La capilla se cubre con bóveda de cañón de piedra toba con una arquería ciega de dos arcos adosados a los muros Norte y Sur. En el testero se abre una ventana original trifora sin arcos, con cuatro columnas, dos exentas y dos adosadas. Los capiteles centrales llevan hojas y volutas, y collarino sogueado. La cornisa oriental apoya sobre canecillos lisos, fruto de una reforma bajomedieval. La restauración de 1893 imita esta configuración en las fachadas septentrional y meridional. La pequeña ventana abocinada de la pared sur del ábside también procede de época bajomedieval. La cámara abovedada orientada al Norte también conserva una ventana trífora contemporánea a la construcción del templo.

                                               (Iconostasio)

     La construcción es de sillarejo de caliza unido por mortero de cal y arena. Las esquinas de sillares a soga y tizón. Los treinta y dos contrafuertes elevados sobre el  zócalo que rodea el perímetro del edificio no se corresponden en su totalidad con los pilares interiores, por lo que no cumplen siempre la función de contrarresto.  Una arquería ciega sobre la que descansa la bóveda de cañón sustentada por arcos fajones recorre los muros interiores. Las arquerías descansan sobre capiteles cubicoprismáticos y fustes lisos.       

 

     El presbiterio se eleva 0.95 m. sobre la nave; se accede a él mediante dos escaleras laterales. En este lugar se levanta una curiosa construcción sin precedentes en la arquitectura asturiana ni aún en la visigoda. La conforma un triple arco sobre columnas de mármol con capiteles corintios.  Sobre estos arcos peraltados  el paramento superior se adorna con cinco magníficas celosías de origen asturiano y mozárabe.  La liturgia hispánica imponía una separación entre ambos espacios de culto en determinados momentos en que un velo debía ocultar a los clérigos de los fieles en un intento por realzar el sentido del misterio de la celebración y preservar el espacio sagrado. Se trató este tema en el Concilio IV de Toledo en el año 633. San Miguel de Escalada, León, conserva  también un iconostasio. En otras iglesias carentes de estas estructuras pétreas  utilizaban madera o cortinajes para cumplir este cometido. La monumental arquería que divide el espacio dataría del siglo X según algunos autores. Presenta una cierta influencia islámica. Este “iconostasio” posiblemente sustituyó a otro anterior según atestiguan algunas marcas en los muros y la disposición de los capiteles laterales.

                                               (Ventana trífora septentrional)

     Una inscripción aludiendo al año 643 d.C. en la celosía de la enjuta entre el arco central y el arco lateral Norte delata la procedencia  de la placa de piedra en que se labró el delicado dibujo de malla de huecos romboidales, se trata de una lápida funeraria  reaprovechada. La celosía de cinco arquitos de herradura situada sobre el arco central parece también de tradición mozárabe. Sobre al arco Norte celosía con hueco trazado en forma de cruz griega. Decora la celosía lateral Sur una cruz de brazos calados y rematados en semicírculo. Los capiteles corintios son también de origen visigodo con doble fila de hojas de acanto. Los dos centrales se adornan  con una venera en cada una de sus caras.

 

     El cancel colocado bajo la arquería es también una pieza reaprovechada visigoda de la segunda mitad del siglo VII. Consta de dos placas de piedra unidas por una central más estrecha. Lucen una riquísima decoración tallada a bisel y conservan interesantes inscripciones de diferentes épocas según se deduce de los caracteres grabados, letras visigodas y caracteres de influencia mozárabe. Los motivos ornamentales muestran gran similitud con otros relieves visigodos: tallos con forma de espiral en una placa de San Juan de Baños (año 621), o un relieve de cancel procedente de San Salvador de Priesca (921) en el Museo Arqueológico de Asturias.      

     Los capiteles de la arquería que enmarca los muros interiores de la iglesia muestran leones afrontados con la cabeza vuelta sobre el lomo de tradición bizantina. También se representa una figura humana frontal en posición hierática que porta un bastón. Destacan sobremanera los clípeos que decoran las enjutas de la arquería mural con motivos zoomórficos. Se conservan dos piezas  enmarcadas en un ribete sogueado que representan un jinete que lleva una lanza.          

 

     El hecho de que Santa Cristina conste de un solo acceso, la portada occidental, parece indicar un uso por parte de una comunidad de fieles indiferenciada, dedicada probablemente al servicio de un monasterio, aunque para algunos estudiosos pudo estar vinculada a una residencia real. 
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón

 Bibliografía:

 Arte prerrománico en Asturias. César García de Castro Valdés. Ménsula Ediciones.

Prerrománico Asturiano. El arte de la Monarquía asturiana. Lorenzo arias. Ediciones Trea.

 

 

 

sábado, 25 de enero de 2014

INTRODUCIÓN A LA SIMBOLOGÍA ROMÁNICA: LA PIEDRA


                                   INTRODUCCIÓN A LA SIMBOLOGÍA ROMÁNICA: LA PIEDRA*

 

    En la tradición, la piedra ocupa un lugar de elección. Entre el hombre y la piedra existe una relación estrecha. De acuerdo con la leyenda de Prometeo, el procreador de la especie humano, unas piedras conservaron el olor humano. La piedra y el ser humano presentan un doble movimiento de ascenso y descenso. El hombre nace de Dios y retorna a Dios. La piedra en bruto desciende del cielo; transmutada, se eleva de nuevo  hacia él.

    La piedra en bruto es considerada como andrógino. La androginia constituye la perfección del estado primordial. Cuando es tallada, los principios se separan. Puede ser cónica o cúbica. La piedra cónica representa el elemento masculino y la piedra cúbica el femenino. El cono cuando está colocado sobre un zócalo, los principios masculinos y femeninos se encuentran juntos. Frecuentemente se alude al menhir de los celtas, que lo encontramos bajo la forma de campanario en las iglesias. Cuando el culto tenía lugar en la piedra aquél no se dirigía a la propia piedra, sino al dios del que  se había convertido en su residencia. Anotemos que, hoy en día, todavía la misa romana se celebra sobre una piedra (colocada en una cavidad en el altar) en la que se encuentran insertadas las reliquias de los santos mártires.

   







                                                                                   Menhir
    Las piedras no son masas inertes; de esta manera los béthyles parecen piedras vivas caídas del cielo; permanecen animadas tras su caída. Lo encontramos en el Zohar, en los comentarios del Talmud y en los Midraschim, los textos más interesantes sobre las piedras. Tales explicaciones serían valiosas para comprender  el sentido de la piedra en la época románica.

    Debido a su carácter inmutable, la piedra simboliza la sabiduría. Está frecuentemente asociada al agua.  Así Moisés, al entrar y salir del desierto, hace brotar una fuente golpeando sobre una piedra. (Exo, III, 6). Ahora bien, el agua simboliza también la sabiduría. La piedra se relaciona aún con la idea del aceite y de la miel (cf. Deut., XXXII, 13; Ps. LXXX, 17; Gen.,XXVIII, 18). También es posible vincular la piedra al pan.  San Mateo habla de Cristo guiado por el Espíritu en el desierto, y el diablo le sugiere convertir las piedras en pan.

                                                      "Bethyl" en el templo de Afrodita de Byblos
 
    El término “béthyle”, del que veremos su empleo a propósito de la visión de Jacob, tiene el sentido en hebreo de “casa de Dios”. El sentido de Bethléem (Beth-lehem), que significa maison de pain, está estrechamente aparentado con Beth-el. Guillermo de Saint-Thierry, comentando un texto del “Cantar de los Cantares”, según la Vulgata (II, 17), dirá que Bethel significa la casa de Dios, es decir, la casa de las “vigilias”, de la vigilancia, porque los que permanecen en ella esperan la visita del Esposo(1). En su tratado sobre los “Grados de la humildad y del orgullo”, san  Bernardo alude al alma que se duerme en la dulzura de la unión divina. La vigilancia de su corazón le permite escudriñar la verdad secreta que luego su memoria completará.

    En el templo, la piedra es llamada santa, no solamente porque ha sido santificada a través del uso de la consagración, sino porque corresponde a su función, y responde a su situación de piedra. Está en su lugar, en su sitio adecuado.

    Hildegarden de Bingen describe las virtudes de la piedra que son en número de tres: la humildad, la palpabilidad y la fuerza ígnea. La virtud de la humildad la impide disolverse; gracias a su carácter palpable, puede ser tocada; el fuego que está en sus entrañas la hace caliente y le permite consolidar su dureza. Hugues de Saint-Victor estudia también la triple propiedad de la piedra, y en el sermón sobre la consagración, dirá que las piedras representan a los fieles “cuadrados y firmes” por la estabilidad de la fe y la virtud de fidelidad.

Traducción: Javier  Pelaz

 

* “Initiation à la symbolique romane”, M.M. Davy. Flammarion. 1976

       

viernes, 24 de enero de 2014

COLEGIATA DE SAN MARTÍN DE ELINES: UNA APROXIMACIÓN A SU HISTORIA



 

PROLOGO

    En el frondoso valle de Valderredible por donde discurre el Ebro y en su extremo más oriental encontramos la más antigua colegiata Románica de Cantabria, rodeada de un silencioso valle verde, autentico remanso de paz.

    La zona de mayor densidad de iglesias románicas, corresponde a la zona de Campóo y Valderredible que junto con el norte de Palencia y Burgos forman uno de los núcleos de aglomeración de monumentos más relevantes de Europa.

    La colegiata de San Martin de Elines es desde 1931 monumento Histórico Artístico Nacional y junto con la de Santillana, Cervatos y Castañeda, el mejor exponente del Románico en Cantabria.
 
                  

    En el s.X, de la Alta Edad Media, la zona ya era conocida como Val de Ripa Hibre, en castellano antiguo, Valle a orilla  del rio Ebro, de donde deriva su nombre actual y nos indica que toda la zona está unida al rio Ebro y a sus posibilidades de comunicación.

    No existiendo Cartulario (Copia de seguridad de la época), ni documentación propia conservada, es muy difícil conocer su historia y la de toda la comarca donde ejerció su dominio.

    Pero el propósito al exponer el devenir histórico de la colegiata, es averiguar los hechos y procesos que ocurrieron y se desarrollaron en el pasado e interpretarlos.

 HISTORIA

   Los vestigios más antiguos del valle  son los grabados y pinturas rupestres (esquemático-abstractas) del pueblo de Ruanales en el término de Cuvular y que pertenecen a la edad del Bronce.

   Durante la Edad del Hierro se consolida el pueblo de los cántabros, que eran los habitantes de Cant-Iber (las montañas del Ebro) y vivían en los actuales valles de Campóo y Valderredible, y  perviven  hasta después de la Romanización, que en estas tierras es tardía y limitada, aunque hubo asentamientos. Podemos citar la quinta tardo-romana del s.IV de la era cristiana que se descubrió debajo de la necrópolis medieval de Santa María de Hito.

 
 
    Pero el dominio efectivo del territorio cántabro por parte de Roma se manifestó en la construcción de una serie de vías (calzadas y puertos), que pusieron en contacto a todo el territorio con el resto de la península y el Imperio.

   Tras la caída del Imperio Romano, las invasiones de alanos, vándalos y suevos pasaron por  estas tierras cántabras,  pero no dejaron testimonios de importancia.

   Es la monarquía visigótica quien introducirá cambios políticos, pues en el siglo VI,  como predijo san Millán, el rey Leovigildo conquista Amaya, capital de los cántabros y enclavada en peña Amaya, en el noroeste de la provincia de Burgos. Poco después se constituye el ducado de Cantabria (rey Ervigio (680-687), si bien, aparece documentado en el año 883 en la crónica Albeldense o Emilianense al hablar de Alfonso I como hijo del duque Pedro de Cantabria. Así, el antiguo territorio de la Cantabria Romana, con pequeñas diferencias en sus límites conformó el Ducado de Cantabria.

    La invasión musulmana en el 711 provocó el descalabro de la monarquía visigoda. El duque  Pedro, según todas las crónicas, fue el caudillo principal de Cantabria y bajo su suprema autoridad debieron unirse los diferentes clanes que contienen, por el sur del territorio, los ataques de los moros.

   La invasión fue detenida tras las batallas de Covadonga y Cosgaya (cortando la retirada a los moros fugitivos de Covadonga) con el caudillo Pelayo y el duque Pedro como cabecillas, con lo que Cantabria se convierte en uno de los pilares de la reconquista y tras el matrimonio  de Ermesinda, hija de Pelayo, y Alfonso, hijo del duque Pedro y designado rey como Alfonso I el católico,  en el origen de la monarquía actual.

    Entre los siglos VIII Y XII había en los reinos del norte una economía familiar basada en el trigo y la oveja. Así, la Reconquista, que se inicia en esas montañas, son expediciones que emprenden los reyes asturianos, leoneses y castellanos contra los musulmanes y que tenían una doble finalidad económica y política: intentaban proteger los caminos y los  pastos del ganado y llevar hombres y dinero hacia el norte, de lo que estaban tan necesitados.
 
                                                     Vista desde el claustro

    Se desarrolla en los primeros siglos,  un arte de repoblación, con la llegada de cristianos procedentes de tierras conquistadas por el Islam, que se establecieron en asentamientos provisionales y precarios, utilizando las cuevas y convirtiéndolas en lugares de culto.

   En un primer momento fabrican sus iglesias excavándolas en las rocas areniscas para aprovechar el mimetismo de las mismas con el paisaje, evitando que pudieran ser destruidas o quemadas. De esta manera, nos encontramos, hoy en día, unos interesantes lugares de culto,  las  iglesias rupestres escavadas en la roca, que servían de ermitas o primitivos cenobios: Arroyuelos, Santa María de Valverde, Cadalso...

   En el siglo X este valle debía estar bastante poblado  a juzgar por la abundancia de núcleos de población, ermitas rupestres, enterramientos excavados en la roca y restos cerámicos encontrados.

   Otras iglesias representativas de la arquitectura de repoblación son las construidas en torno al s.X, que presentan claras influencias del arte islámico unido al asturiano, visigodo y carolingio y de las que han llegado  hasta nuestros días un porcentaje mínimo de lo que debió ser

  El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago en Galicia atrajo peregrinaciones y tuvo una creciente popularidad en parte, también,  por la estrecha relación con la reconquista de la España musulmana. Los peregrinos llegaban a Compostela a través de Francia, siguiendo itinerarios que les permitían ver otras famosas reliquias, como el cuerpo de San Martin en Tours o el de San Remigio en Reims.
 
                                Sarcófago del caballero peregrino en el claustro

   La colegiata de San Martin de Elines debió de ser un monasterio que ya ejercía su misión durante el siglo X, época de los restos mozárabes encontrados y quizás se fundaría con la llegada de unos monjes peregrinos que trajeron una imagen de San Martin de Tours y levantaron una ermita de estilo mozárabe o de repoblación, pues los artesanos constructores venían de tierras más al sur y que con el tiempo se convirtió en un cenobio protegido por los concejos, la nobleza local o los reyes.

   La situación histórica de la región durante los siglos XI, XII, XII en los que el románico nace y evoluciona y los distintos poderes que se entremezclan y conviven: rey, nobleza, monasterios, concejos, hacen muy variables y diversos los distintos monumentos que nos encontramos, pese a la unidad existente en la utilización de procedimientos arquitectónicos y decorativos, ya que la circulación de monjes, peregrinos, cruzados, artesanos y arquitectos contribuyó a la difusión de las técnicas, estilos y simbologías cuyo denominador común era siempre la fe cristiana.

   El arte románico se desarrolla preferentemente en las iglesias rurales (gracias a que los concejos están muy establecidos en estas tierras) y en los  monasterios.

   La iglesia románica de San Martín de Elines, que se conserva en su totalidad, es un edificio que se levanta al hundirse el viejo monasterio mozárabe en 1102 tal como nos dice el documento que fray Fray Francisco de Berganza (1663-1738) copia en su historia del monasterio de Cardeña: Era de CXL ruita ecclesia Santi Martini de Helines.

   Los años en que comienza la construcción del nuevo monasterio corresponden con los últimos años de reinado de Alfonso VI y continúa en el reinado de su hija, la reina, doña Urraca. Y será un monasterio benedictino.

   En Europa las invasiones de los siglos IX y X habían terminado, el clima se suavizó y las cosechas más abundantes causaron una  mejora en el nivel de vida. El papado había reafirmado su autoridad con una serie de reformas encaminadas a desvincular la Iglesia del poder de los soberanos, se introdujo el celibato para los sacerdotes desposeyéndoles así de cualquier ambición dinástica, y la fundación de la abadía benedictina de Cluny fue otro paso importante, pues le obedecían directamente a él.

   Los abades de Cluny inspiraron la reforma de otras órdenes religiosas y fundaron monasterios y prioratos en diferentes reinos que dependían directamente de Cluny y por tanto del papado.

   El rey, Alfonso VI de Castilla contribuyó a la reconstrucción de la abadía de Cluny en señal de agradecimiento a Dios por la liberación de Toledo de los moros en 1085.
 
                              Detalle de uno de los capiteles de la San Martín de Elines

    En los reinos de España al llegar el siglo XII se produjo una importante trasformación con la aparición de la burguesía urbana y Castilla se convierte en el principal exportador de lana y el país Vasco y Cantabria en sus puertos más internacionales. Esto supuso más riqueza para toda la zona.

    Se levanta, por tanto,  en el siglo XII un monasterio benedictino del que solo ha sobrevivido la iglesia y que fue importante y  tuvo una gran influencia espiritual, cultural y económica y seguramente recibió donaciones de la nobleza y los reyes.
     En este monasterio, según apuntó en 1920 Miguel Artigas, se escribió el libro “La miseria del omme” a finales del s. XIII, por un monje anónimo. Este es un poema castellano del Mester de Clerecía y uno de los pocos conservados escritos en cuaderna vía y del cual existe un único ejemplar perteneciente a la biblioteca Menéndez y Pelayo.

     Algo debió suceder para que en el s XIII  los monjes benedictinos abandonaran el monasterio igual que sucedió en las otras colegiatas de Cantabria. ¿Qué sucedió? Pudiera ser que alguna parte del edificio se derrumbara o quizás influyera que la Reconquista se desplazara más al sur y la misión de estos monjes repoblar y cristianizar les llevó hacia los nuevos territorios ganados al Islam. Igualmente, pudo influir  que conforme los territorios del sur recuperan la paz, el camino de Santiago por el norte cedió poco a poco  protagonismo y durante siglos apenas fue utilizado

     Cualquiera que fuera la causa, el hecho es que abandonan el lugar y poco después lo ocupa la orden de los Canónigos Agustinos regulares y empieza a funcionar como colegiata(1).

     A partir de ese momento la decadencia es progresiva, a pesar de que los canónigos cumplen con su cometido.

     En el siglo XIV el rey, Alfonso XI, concedió a su hijo natural, Tello Alfonso de Castilla, los realengos de las merindades de Aguilar que habían tenido su difunto hermano, Pedro de Aguilar y Liébana y que abarcaban territorios de la provincia de Cantabria, Palencia y Burgos, cediéndole también la colegiata de Castañeda.

  




                                              Cabecera de San Martín de Elines

    Tello Alfonso (1337-1370) es el primer señor de Aguilar de Campoo y Lara y de éste por herencia les llega a la familia Manrique (marqueses de Aguilar de Campoo).
    Y no es descabellado suponer que también le cediera su padre o su hermano el rey, Enrique de Trastamara, otras colegiatas y dominios como San Martin de Elines o quizás fueran los Reyes Católicos quienes la cediera a sus descendientes cuando les conceden el titulo de marqueses de Aguilar.
     En el siglo XVI está en manos del III marques de Aguilar, Juan Fernández Manrique, embajador de Carlos V  en la Santa Sede y personaje importante de su corte, que fue virrey de Cataluña y era patrón y mecenas de San Martín de Elines y de otras colegiatas.

     En 1541, el marqués suprime las colegiatas de Castañeda, de San Martin de Elines y otras, empobreciéndolas en beneficio de una de nueva creación en Aguilar de Campoo (hoy parroquia de San Miguel) por donde pasaba el Camino de Santiago  Francés.

    ¿Por qué lo hizo? Quizá influyera en él querer favorecer la villa que daba nombre a su marquesado, y no nos olvidemos de las económicas.
                                           Escudo del Marquesado de Aguilar
 

    La Peste Negra se cebó en el país a mediados del s.XIV y produjo una gravísima depresión hasta el siglo XV. A partir de entonces la población fue recuperándose alcanzando un notable aumento en el s. XVI y el incremento afectó sobre todo a ciudades castellanas y andaluzas que son las que participan en el descubrimiento de América.

    Por otra parte, el eje del comercio y exportación de la lana que había hasta entonces: Medina - los Puertos Vascos y Cántabros - Amberes; fue sustituido por el de Barcelona - Génova, lo que significó la ruina de muchas ciudades de Castilla la Vieja y Cantabria y dejó el valle de Valderredible lejos de las principales vías de poder económico y, por tanto, de la riqueza.

 
EPILOGO

 La colegiata de San Martin de Elines ha estado olvidada durante cuatrocientos años,  su ultimo abad fue el primero de la de Aguilar de Campóo. A pesar de todo, la Colegiata siguió regida por párrocos hasta 1892.

Ahora es parroquia del pueblo y sigue con el cometido que tuvo siendo monasterio benedictino: lugar sagrado para el culto de una comunidad cristiana.

Durante todo el tiempo que estuvo relegada e ignorada su edificio se resintió de ello, pero para su bien tampoco sufrió alteraciones importantes.

Con su descubrimiento como joya del Románico, esperemos que su historia abarque muchos siglos más.
Texto: Maite Martinez. Santander
Fotos: Javi Pelaz

Bibliografía: 

J. Vicens Vives, "Historia económica de España", 1972

Bertín López Gutierrez, "La Colegiata de San Martín de Elines".

Joise Ramón Sáiz, "El Ducado de Cantabria". 2ª ed. 2002. 
Valentín Vázquez de Prada. "Historia Económica Mundial".

Mary Hollingsworth, "El arte en la historia del hombre", 1991
Arte en Cantabria: "Guía de recursos culturales".

 
Webgrafia:  Vaderredible, Arteguias
(1) Las colegiatas  son iglesias colegiales, que sin ser sede de obispo tienen abad, canónigos y liturgia catedralicia.
                
 

CURSO DE INICIACIÓN AL ROMÁNICO ORGANIZADO POR LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA

 
                                           Colegiata de San Juliana de Santillana del Mar
 
 
 
LA UNIVERSIDAD DE CANTABRIA,  EN COLABORACIÓN CON "AMIGOS DEL
 
ROMÁNICO", ORGANIZA PARA EL PRÓXIMO MES DE MARZO EL CURSO DE
 
"INICIACIÓN AL ROMÁNICO".
 
                                                      P R O G R A M A
 
Sábado 8 de Marzo
 
Conferencia: "Una aproximación al Románico"
 
Ponente: Jaime Nuño González
 
Lugar: Paraninfo de la UC.
 
Hora: 11:00 horas
 
Sábado 15 de Marzo
 
Visita guiada a la Colegiata de Santillana del Mar
 
Guía: Isabel Cofiño
 
Hora: 10:30 horas
 
Sábado 22 de Marzo
 
Conferencia: "El Románico en Cantabria"
 
Ponente: Esteban Sainz Vidal
 
Lugar: Paraninfo de la UC
 
Hora: 11.00 horas
 
Sábado 29 de Marzo
 
Visita Guiada a Santa María de Bareyo y San Román der Escalante
 
Guía: Isabel Cofiño
 
Hora: 10:30 horas
 
 
Para más información:
 
 
 
 
                                                Cabecera de Santa María de Bareyo

jueves, 23 de enero de 2014

LA CANÓNICA DE SANT JAUME DE FRONTANYÀ, EL MÁS GENUINO ROMÁNICO LOMBRADO DE CATALUNYA


    Emplazada en el municipio más pequeño de Catalunya -en número de habitantes, que no en extensión territorial- en medio de un relajante paisaje pre-pirenaico  de gran belleza, la antigua Canónica de Sant Jaume de Frontanyà, es un hermoso ejemplar de arquitectura lombarda del más puro y genuino estilo, de proporcionados volúmenes y formas ( foto 1).
                                          Foto 1
   
    La historia de la canónica de Sant Jaume de Frontanyà empieza en la primitiva iglesia de Sant Jaume de Frontanyà Vell, ubicada en un riscal cerca de la villa de Frontanyà que tenía honores de castillo. Las primeras noticias documentales del lugar es el acta de consagración datada en el año 902, que se conserva en el Arxiu Capitular d’Urgell. No existen documentos suficientes para afirmar con certeza que la vida comunitaria ya existía en ese templo. Lo que si sabemos es que en el año 1140 Ramón Arnau erigió jurídicamente una comunidad que de hecho ya existía. (foto 2)

   


                                                Foto 2

    Posiblemente el núcleo monástico debía exigir una iglesia más importante,   que respondiera a las necesidades espirituales de la comunidad, además de funciones parroquiales. El momento era próspero, se disponían de medios y existía una gran vitalidad religiosa, lo que propició  se abandonara la pequeña iglesia prerrománica  y se escogiera para el nuevo templo un lugar más accesible y adecuado a las nuevas necesidades. (foto 3)

      

                                              Foto 3


Aunque no existen documentos que hagan referencia a la fecha exacta de construcción, es sintomático que a partir del año 1060 y hasta finales del siglo XI, fueron numerosos los legados piadosos y testamentarios a favor de la nueva y monumental iglesia. Entre las dejas más importantes merece referencia la que hicieron Arnau Mir de Tost y su muje,r la vizcondesa Arsenda en el año 1066: donaron a la iglesia. que se construía en el “valle del castillo que se denomina de Frontanyà, del condado de Berga”, el alodio que poseían en Cerdanya y las tierras y viñas de Viladonya, “para que los preveros que cantan mañana y noche en el templo puedan ofrecer sacrificios para los fieles vivos y difuntos”.(foto 4)
                                          Foto 4
   

    Por eso  ya se puede afirmar que en el año 1066 la iglesia de Frontanyà acogía ya una comunidad de preveros que rezaban en común, en unos años en que aún no existía una canónica regular. Ese pequeño grupo debió ser el núcleo fundador de la vida comunitaria y de la creación de la futura canónica agustiniana.
     
                                         Foto 5

    El legado testamentario de Folc Sunifred, señor del castillo de Lluçà y hermano del obispo de Vic Berengue Sunifred, promotor de la reforma y gran impulsor de las canónicas agustinianas, da una onza de oro a la iglesia de Sant Jaume de Frontanyà a finales del año 1074, puede reafirmar también que en ese momento el nuevo templo se estaba construyendo.
   
                                         Foto 6


    La iglesia nueva fue dedicada a sant Jaume, sant Pere y sant Joan. La comunidad agustiniana de Sant Jaume de Frontanyà tuvo una intensa actividad parroquial a partir de 1140 cuando Ramón Arnau, el primer prior conocido, organizó y regularizó jurídicamente la comunidad. De la iglesia parroquial y de la comunidad de canónigos dependían numerosas iglesias dentro y fuera de su ámbito territorial. El prior de Frontanyà proveía de rectores a las parroquias sujetas a su influencia así como de las sufragáneas que eran asistidas por canónigos regulares dependientes de Sant Jaume. A partir de aquí aumentó considerablemente su influencia y patrimonio. La comunidad contaba con cinco o seis canónigos y un prior en los tiempos de mayor prosperidad, adquiriendo el mayor prestigio durante el s. XIII en el que los priores de Sant Jaume eran al mismo tiempo decanos del Berguedà organizando la vida religiosa de la zona con la obligación de velar por la honestidad clerical de los sacerdotes de todo el decanato.(foto5)
                                          Foto 7


    Con la muerte de Arnald Fresc, en el año 1395, se acabaron los priores residenciales de Frontanyà y empezó la lista de priores comendatarios, los cuales se fueron apropiando de las rentas que aún tenía el monasterio. Empezó entonces la crisis de la comunidad, se redujeron a dos los canónicos que tuvieron que abandonar el rezo comunitario del oficio divino para atender el servicio de las iglesias de la zona.
                                          Foto 8


    En el año 1592 el papa, Clemente VIII, extinguió los monasterios de canónigos adscritos a la regla de San Agustín existentes en Catalunya. Esta supresión comporta la posterior dispersión y pérdida de su archivo, la cual cosa explica que sean pocos los datos que se han podido recoger del conjunto monástico erigido dentro la demarcación de la baronía de Mataplana
                                           Foto 9


    Antoni Pladevall ha establecido paralelismos entre las canónicas agustinianas de Sant Jaume de Frontanyà y la de Santa Maria de Lluçà; las dos fueron erigidas a partir de viejas parroquias existentes, ya en los primeros años del s. IX. Antes de constituirse como canónicas, las dos parroquias  congregaron los servicios espirituales de pequeñas iglesias servidas por preveros que más tarde se convirtieron en canónigos, la vida comunitaria no fue consolidada hasta el s. XII y las dos presentan conjuntos monumentales excepcionales.(foto6)
                                          Foto 10


    De la antigua canónica de Sant Jaume de Frontanyà solamente queda la iglesia, ya que las dependencias monásticas, situadas a mediodía y organizadas en torno al claustro del que solamente quedan algunos capiteles, desaparecieron al ser construida la rectoría, que adosaron a la iglesia. Posteriormente se derruyó dejando exenta la iglesia, sin rastro de las dependencias canonicales, exceptuando las huellas que estas dejaron en los muros de la fachada.(foto 7)
                                         Foto 11



    La iglesia de Sant Jaume de Frontanyà es un magnífico edificio  de una nave, cubierta con vuelta de cañón, reforzada por un arco toral, rematada a levante por un transepto en el cual se abren tres ábsides, precedidos de cortos tramos, los cuales establecen la degradación y abertura absidial. ( foto 8)

                                                    Foto 12

    En la intersección de la nave con el transepto, los brazos del cual son cubiertos con vuelta de cañón perpendiculares al eje del edificio, se sitúa una cúpula octogonal, la cual arranca de trompas cónicas, situadas en los ángulos y que forman el paso de la planta cuadrada a la circular.( foto 9)
                                          Foto 13


    El ábside central presenta una ornamentación a base de cinco altas hornacinas semicirculares, separadas por medias columnas rematadas por un pequeño bloque a modo de rudimentario capitel. En uno de ellos una leve talla de tema floral muestra la Y de la doble elección. (Es curioso que solamente se hace mención a ese interesante capitel en la Guia del Romanico en España,de la A a la Z de Jaime Cobreros, detalle que me comentó personalmente el autor. No he encontrado mención en ninguna otra publicación, tampoco se mencionó en las conferencias impartidas en el año 2002, dentro los actos de conmemoración de los 1100 años de la consagración de la iglesia). (foto 10)(foto 11)
                                            Foto 14


    Cada uno de los tres ábsides presenta una ventana central, así como los dos testeros del transepto, una en la base de la cúpula a levante y dos en el muro meridional, todas de doble derrame. En la fachada occidental se abre la puerta de doble arco degradado y una pequeña ventana cruciforme, en medio se abrió un gran óculo en el s.XVI. ( foto 12)
                                             Foto 15


    El volumen exterior es de una claridad y proporciones grandiosas, produciendo una perfecta articulación de volúmenes, combinado con una comedida utilización de elementos decorativos lombardos. ( foto 13)
                                                   Foto 16


    En la intersección de la nave con el transepto se sitúa el cimborrio de doce lados, único en Catalunya. Su forma no es un dodecágono, sino que lo forman cuatro lados planos que corresponden a la nave a los brazos del transepto y a la fachada de levante, mientras que los costados correspondientes a las trompas, forman un ángulo suave, el cual deforma al octógono básico. Bajo la cubierta del cimborio un friso de 36 ventanas ciegas en grupos de cinco, dos y dos. En la base un friso de arcuaciones refundidas respecto al plano del muro formando tres plafones que enmarcan la ventana.(foto 14)
                                                   Foto 17


    Los muros laterales de la nave y el transepto carecen de ornamentación. En ellos se hace evidente el nivel original de la cubierta y el sobrealzado posterior cubierto con teja, debajo de la cual se conserva la cubierta original de losa  (foto 15)

    La cabecera del templo nos muestra tres imponentes ábsides semicilíndricos, decorados con un friso de arcuaciones lombardas los dos laterales. En el central tres series de cinco arcuaciones entre dos lesenas.(foto 16)



    Elaborada composición en la fachada de poniente, donde las arcuaciones y lesenas forman seis plafones repartidos en dos registros, uno inferior que envuelve la portada y uno superior siguiendo las arcuaciones el pendiente de la cubierta. Una espadaña de dos ojos coronaba el vertex de la pendiente, del cual se conservan los montantes integrados en el cuerpo cuadrado del campanario posterior que se edificó al mismo tiempo que el óculo que ocupa el plafón central de la fachada. ( foto 17 )

    El aparejo constructivo es muy uniforme, realizado en sillares pequeños perfectamente cortados y escuadrados dispuestos en hiladas uniformes. Los elementos singulares muestran un perfecto despiece especialmente  los arcos de puerta y ventanas.

    La iglesia de Sant Jame de Frontanyà constituye uno de los edificios más perfectos y proporcionados de la arquitectura lombarda. La tecnología constructiva nos sitúa a finales del s. XI. Las esmeradas proporciones, sobriedad y seguridad decorativa la sitúan como uno de los modelos más representativos, con detalles como los de la fachada de poniente. Paradigma del modelo a seguir por las futuras construcciones, bien sean de canónicas agustinianas, parroquias o monasterios del s. XII. (foto 18)
Resumen, traducción y fotos: Montserrat Rota. Borregá (Barcelona)
 
Bibliografia:
Texto extraído  de "Catalunya Romànica"  vol.XII  El Berguedà, (Enciclopedia Catalana)

"Guia del Románico en España de la A a la Z". Jaime Cobreros. ANAYA.