jueves, 27 de marzo de 2014

CRÓNICA DE LA 3ª SESIÓN DEL CURSO "INICIACIÓN AL ROMÁNICO"


 
      Si hace unas semanas, en la sesión inagural del curso, con la mañana soleada con que amaneció aquel día la ciudad santanderina, invitaba más a pasear por el Sardinero que a encerrarse en un aula; la del pasado sábado, empero, incitaba más a guarecerse de la lluvia racheada y del frío invernal. Más la pasión actual por el Románico es tan manifiesta que la concurrencia  desbordó todas las previsiones –un centenar de asistentes ocuparon todos los asientos del aula “Fray Antonio de Guevara”, del Paraninfo de la Universidad de Cantabria (UC). Con ello se demuestra que haga tiempo bueno  o adverso no influye en absoluto para iniciarse en el Románico.

De izquierda a derecha: Jose Luis Pérez y Esteban Sainz


      Abrió el acto Jose Luis Pérez, coordinador del Aula de Patrimonio Cultural de la UC. Recordó que la idea del curso había surgido de la asociación “Amigos del Románico” y que una vez comprobado la aceptación que ha tenido el curso adelantó una buena noticia: que el próximo año por las mismas fechas se volverá a repetir - con la colaboración de la misma asociación- pero profundizando en este arte con temas monográficos. Y sin más presentó al ponente, Esteban Sainz, miembro de la Fundación “Santa María la Real” de Aguilar de Campóo y arqueólogo de profesión.

      Comenzó su lección del “Románico en Cantabria” con una sugerencia muy llamativa: la relación de la matanza del cerdo con el románico cántabro.  Algo muy natural por estos pagos (el matacío), cuando aquel mamífero artiodáctilo servía de alimento básico de los lugareños de aquella época hasta el punto que los artistas románicos reflejarían esa costumbre en los frescos y esculturas de capiteles y canecillos de las iglesias. Mas había también una identificación religiosa –de notoriedad del converso cristiano- al ser un contrapunto con las creencias de los musulmanes y judíos que consideraban el puerco como animal despreciable y prohibitivo.



      Con la llegada -prosiguió a modo de introducción- de los mozárabes, a partir del siglo VIII, ocupando las tierras de la montaña ulterior de la región y la erección de monasterios por doquier –habló, ¡cómo no!, de Beato de Liébana, autor del “Comentario al Apocalipsis”- "llegando, por tanto, a consolidarse, a partir del siglo X, la población rural."

      Para la expansión del Románico, en general; y del cántabro, en particular, "fue figura clave el rey, Sancho III de Navarra", al ser un ferviente propulsor de la construcción de edificios religiosos según los cánones de los monjes cluniacenses.

      A continuación, temporalizó el estilo románico en tres periodos: el inicial, hasta la primera mitad del siglo XI; el pleno, desde la segunda mitad del siglo XI hasta  la primera mitad del XII; y a partir de aquí hasta principios del XIII, el llamado tardorrománico o evolucionado.

      "Gracias al Camino santiagués -ciñéndose ya en el tema de la conferencia- de la costa, antes de que el del interior se consolidase, que recorría la franja costera norteña, se edificaron una profusión de iglesias románicas como las que hoy vemos en Santoña, Laredo, Santillana del Mar, San Vicente de la Barquera…Resultó también notable para la penetración del Románico el  valle del Besaya  –aprovechando una antigua calzada romana que unía Herrera de Pisuerga con Suances- y las vías de comunicación que discurrían por Trasmiera, Valderredible  y la comarca lebaniega."
 


      "Algunos magister operi de aquellas construcciones religiosas eran naturales de la región como lo atestiguan sus nombres escritos en soportes de piedra o en pergamino: Covaterio, Juan de Piasca y Quintana"; y sin dejar de recordar el afamado taller constituido por trasmeranos que construyeron Santa María de Bareyo y San Román de Escalante, entre otras.

      Y acabó su laboriosa e interesante disertación aportando una novedad: el hallazgo de un escudo de peregrino, de plomo, datado en el siglo XIII, en las recientes obras  llevadas a cabo en la santanderina, Plaza Porticada.   

 

 

martes, 25 de marzo de 2014

CANCEL DE SANTA MARÍA DE LEBEÑA

Cancel de Santa María de Lebeña (Cantabria)

      La iglesia de Santa María de Lebeña, fundada en el año 925 por el conde Alfonso y su esposa doña Justa con el propósito de enterrar en este lugar el cuerpo de Santo Toribio de Astorga, es uno de los pocos ejemplos de arquitectura mozárabe que se conservan en la región.

      Entre las piezas de arte mueble que alberga destaca un frontal de piedra arenisca, de forma prismática, que actualmente se adosa al basamento de piedra del retablo mayor y que originalmente debía estar situado entre las dos primeras columnas de la nave central, a modo de iconostasis. Este elemento era característico de la liturgia mozárabe y su función era la de separar la zona de los fieles, situados en las naves, de la reservada al clero, instalado en el presbiterio.
 

      Su cambio de ubicación pudo tener lugar tras la construcción del retablo barroco que actualmente preside la cabecera del templo. En ese momento se colocó como grada de antealtar con los grabados hacia el suelo, muy posiblemente por desconocer su significado. En 1973 se situó donde se halla actualmente con ocasión de las obras que se hicieron en la iglesia para colocar el altar cara al pueblo.

      Se trata de una pieza decorada con elementos geométricos que llevan asociada una compleja simbología de carácter cristológico y escatológico, muy habitual entre los pueblos germánicos cristianizados y en el arte prerrománico. Se cree que originalmente el fondo del frontal pudo haber estado pintado en blanco, mientras que los diversos motivos ornamentales lo estarían en rojo, tal y como atestiguan algunos restos de policromía que han llegado hasta nosotros.

      Presenta forma prismática contorneada por un listel. Su frente se ornamenta con seis círculos grabados, rehundidos o pintados en la piedra, que se distribuyen simétricamente a ambos lados de un gran círculo central. La decoración de esta pieza central se hace mediante una esvástica inscrita en dos círculos concéntricos decorados con pequeños trazos rojos que destacan sobre un fondo blanco. Estos círculos simbolizan las esferas celestiales.

      En el eje de la esvástica se observa un pequeño botón convexo con una cruz patada grabada en su interior. Las esvásticas tienen un origen anterior al cristianismo, asociadas a cultos solares. Este símbolo fue posteriormente asimilado por el cristianismo para representar a Cristo como Sol de justicia. En época prerrománica, sobre todo en manos de los visigodos, las esvásticas aparecieron decoradas con ese pequeño botón central que observamos en Lebeña, cuyo significado se vincula con la piedra preciosa que simboliza la sangre de Cristo.

      El hecho de que la esvástica de Lebeña presente dieciséis radios puede tener también un carácter simbólico, ya que dieciséis es el doble de ocho, número asociado a la resurrección y a la vida eterna.

      En cuanto a los elementos que ornamentan los círculos que se distribuyen a ambos lados de este motivo central, hay que señalar que en el círculo superior de la izquierda hallamos una flor cuatripétala superpuesta a otra de ocho pétalos que muestran, alternativamente, cuatro rombos. La primera alude a Cristo y su doctrina, en sustitución al Crismón, con el que se asemeja en forma.

      En el círculo superior de la derecha vuelve a repetirse el mismo motivo de flor de cuatro pétalos, esta vez inserta en una cruz patada. En ello se ha querido ver la representación de Cristo en la cruz.

      El motivo intermedio del lado izquierdo representa dos círculos concéntricos, el exterior realizado mediante la técnica de grabado y el interior pintado en blanco. Se relacionan con los círculos o esferas celestes.

     En el lado opuesto aparece una estrella de ocho pétalos, símbolo del renacimiento por el bautismo, así como de la resurrección y la vida futura.

    El círculo inferior izquierdo está grabado y en su interior, coloreado en blanco, aparecen varios trazos rojos formando un eje central del que salen unas líneas a modo de ramas y raíces. Entre ambas hay signos triangulares semejantes a los empleados en algunas estelas funerarias romanas y en obras visigodas. Bordeando a la circunferencia hay trazos rojos, similares a los de la esfera de un reloj. Estos últimos se relacionan con la representación de un horologio para la celebración de los ritos litúrgicos.

   Junto al círculo hay dos líneas pintadas en blanco: una de ellas quebrada a modo de montañas y otra horizontal que podría simbolizar al horizonte, tal y como se interpreta en los Beatos.

  En el círculo inferior de la derecha parece encontrarse la representación de un elemento vegetal, a modo de dos árboles cruzados formando una cruz. El árbol ya fue utilizado por antiguas civilizaciones con un significado religioso, asimilado posteriormente por el cristianismo, para el que las raíces se vinculan con la vida interior, el tronco con la vida terrena y las ramas con lo inmaterial y espiritual.
  Partiendo de todo lo señalado los motivos representados en el cancel de Lebeña se han interpretado como una representación de la vida terrenal en su parte inferior (metáfora del árbol, horologio, montañas y cielo), de los círculos celestes y el carácter espiritual del cielo cristiano a través de la resurrección en la zona intermedia (círculos concéntricos y estrella de ocho puntas, respectivamente) y la salvación de Cristo en la parte superior (en los dos círculos que aluden a la salvación de Cristo y, sobre todo, en el gran círculo central)
Estamos, por tanto, ante una pieza de gran valía no sólo por la escasez de restos prerrománicos en la región, sino por el rico contenido simbólico que tiene este cancel de la iglesia de Santa María de Lebeña.
Texto: Isabel Cofiño. Santander
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‘LA PIEZA DEL MES’ es un proyecto de divulgación del Patrimonio Cultural de Cantabria promovido por el Aula de Patrimonio Cultural de la Universidad de Cantabria.

Se plantea como objetivo, una vez al mes (en concreto el primer viernes), acercar a la sociedad de una manera divulgativa y comprensible un objeto mueble o un elemento singular del legado artístico con que cuenta esta región. De este modo, se trata de poner en valor una obra de arte gracias a la repercusión de esta iniciativa en los medios de comunicación y a su divulgación a través de Internet.

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BIBLIOGRAFÍA

AA. VV.: 2000. Anno Domini. La Iglesia en Cantabria. Santillana del Mar, 2000.

CAMPUZANO RUIZ, E.: “El frontal del altar de Lebeña”. Clavis, no 1, 1996, pp. 99-108.

CAMPUZANO RUIZ, E.: Santa María de Lebeña. Iglesia mozárabe del siglo X. Santander, 1998.

lunes, 24 de marzo de 2014

PALIMPSESTO SOBRE EL "BEATO" DE FERNANDO Y SANCHA*

      Hacia el fin del primer milenio de nuestra era, en la isla de Patmos, el apóstol Juan tuvo una visión. Que no haya sido de verdad Juan, que no haya tenido una visión y se hubiera sencillamente limitado a escribir un texto en el género literario llamado "visión" (o apocalípsis, revelación) no tiene apenas importancia. Porque este del que nos ocupamos es un texto (y la manera por la que ha sido leido). Ahora bien, un texto, cuando está escrito, no tiene a nadie detrás de él; en cambio, él tiene, cuando sobrevivió, millares de intérpretes delante de él. La lectura que ellos dan engendran otros textos, que son la paráfrasis, el comentario, su utilización sin escrúpulos, la traducción de otros signos en palabras, en imágenes, incluso en música.
 
      Un texto es un desfile de formas significantes que esperan ser llenadas (que la historia, dice Barthes, pasa su tiempo en llenar); los resultados de esos "rellenos" son casi siempre otros textos. Peirce habría dicho: las interpretaciones del primer texto. No es un azar si en esas páginas, y en las que siguen en el cuerpo de este volumen, el primer texto no esté transcrito, y no solamente porque sea muy conocido. El hecho es que este volumen se refiere sobre cierta interpretaciones del texto llamado Apocalípsis, De esta manera, y desde el principio, el primer texto nos parece borroso, mediatizado por otros textos sucesivos, que -ellos mismos- no aparecen por aquí, sino por breves citaciones antológicas, porque el presente  que estaba sentado en el tronolos ha elegido como puntos de partida, y no como punto de llegada, y que ellos han engendrado también otros textos, del que éste que leemos aquí incluso, sobre páginas azules y encuadernado en negro, es aún uno de la interpretaciones, y no el último.

"Beato" de Fernando y Sancha: Juan no adora al ángel sino sólo a Dios

 
      Si, de la periferia la más alejada de ese círculo en expansión de la semiología ilimitada, volvemos al texto de origen, ni siquiera podemos decir que él nos parece claro y definitivo como un cristal. Porque ese texto, el Apocalípsis de Juan, parece hecho a propósito para escarnio de las lecturas definitivas, como lo sabemos bien todos sus lectores. Diremos, como una modernidad blasfematoria, que es una obra abierta, y que, probablemente (pero no lo sabremos nunca si la hipótesis es correcta, y no simplemente probable), es así como el autor lo ha querido.
 
      Sin embargo, sabiendo bien que toda paráfrasis es otro texto traicionado, empobrecido (a veces también enriquecido, pero no es el caso) del texto parafraseado, intentaremos recorrer de nuevo los momentos narrativos fundamentales del Apocalípsis, psólo fuera  por tener un término de referencia para el discurso que seguirá.

"Beato" de Fernando y Sancha: Lo cuatro jinetes
 
      Así pues, Juan tuvo una visión. Oyó una voz que le imponía escribir lo que vería y enviarlo a las siete iglesias de la provincia de Asia: y él vio siete lámparas de oro, y, en medio de ellas, un ser humano parecido al Hijo, con cabellos blancos, ojos de fuego y pies ardientes como bronce fundido, y la voz como el estruendo de las aguas. Tenía en su mano derecha siete estrellas, y de su boca salía una espada. Y vio una puerta abierta en el cielo y detrás de la puerta un trono con alguien sentado, envuelto en un arco iris similar a la esmeralda, y había alrededor del trono veinticuatro ancianos, y, delante siete lámparas alumbradas. Y alrededor del trono cuatro vivientes, un león, un toro, un ser con cara de hombre y un águila en vuelo. Y en la mano derecha de aquél que estaba sentado en el trono, un libro con siete sellos, que, con gran dolor de Juan, nadie lograba abrirlo. Hasta el momento en que vino un Cordero con siete cuernos y siete ojos, adorado por los Vivientes y los Ancianos con arpas y copas llenas de perfume, y un coro de millones de ángeles. Y cuando el primer sello fue abierto, apareció un caballo blanco montado por un caballero victorioso; cuando el segundo fue abierto, salió un caballo alazán montado por alguien que tenía una gran espada; y cuando el tercero fue abierto, vino un caballo negro montado por un jinete que portaba una balanza; y cuando el cuarto fue abiero, un caballo amarillento montado por la Muerte; y con el quinto fue el regreso de los mártires; y el sexto, una vez abierto, se produjo un gran temblor de tierra; el sol devino negro y la luna de sangre, las estrellas cayeron y el cielo se arrugó como un pergamino,y, mientras todos en la tierra se escondían, pareció claramente la cólera de Dios.

*Beato de Liébana. Miniaturas del Beato de Fernando I y doña Sancha (Manuscrito B.N. Madrid. Vit 14-2). Umberto Eco. Ed. Franco María Ricci. Milán  1983.

Traducción: Javier Pelaz

sábado, 22 de marzo de 2014

HOMENAJE A PUCHI

      Días pasados el Ayuntamiento de Cayón rindió homenaje a dos mujeres del municipio cántabro. Una de ellas es María del Carmen Gutiérrez Mora, cuyo nombre nos aclara más si decimos que todos la conocemos por Puchi, la encargada de las llaves de la iglesia románica de San Andrés de Argomilla de Cayón, en Cantabria.

      De toda la vida sabemos que si vas a su casa, en el cruce antes de subir a la iglesia, no sólo te va a atender de maravilla y facilitarte la visita para que hagas las fotos que quieras, sino que además te va a regalar chocolatinas o el postre que esté cocinando.
Puchi en el centro de la foto del DM



      Con 84 años sube varias veces  a la semana a arreglar la iglesia y es muy popular en el contorno, siempre con la sonrisa en la cara. Como una reencarnación de Tobit, ha sido además quien ejercía de practicante y amortajaba a los difuntos años atrás.

      Creemos que es una ocasión estupenda para agregar nuestra felicitación y agradecimiento a Puchi y a todos los guardianes de llaves del románico, que salvo excepciones contadas y, a veces por alguna mala experiencia, nos facilitan las visitas dejando sus labores para atendernos de manera desinteresada. Desde luego, Puchi es un feliz ejemplo.

Esperemos contar con ella muchos años

Texto: Fernando García. Yermo (Cantabria)

miércoles, 19 de marzo de 2014

CRÓNICA DE LA SEGUNDA JORNADA DEL CURSO DE "INICIACIÓN AL ROMÁNICO".


      Antes de de reseñar el desarrollo de la segunda clase práctica del curso “Iniciación al Románico” -organizado por el “Aula de Patrimonio Cultural de la UC,  en colaboración con los “Amigos del Románico”- no podemos pasar por alto la masiva afluencia de cursillistas –más de 150-  que se congregaron en el interior de la Colegiata de Santillana de Mar, el pasado sábado,  ocupando no sólo los bancos disponibles, sino también cualquier recoveco del templo. Por este motivo, la profesora y doctora en Historia del Arte, Isabel Cofiño, tuvo que cambiar el plan de su exposición y adaptarlo a la coyuntura imprevista del momento.



      Con una excelente megafonía -habilitada por el sacristán del templo, Agustín,- comenzó su disertación haciendo una somera introducción de la historia de la Colegiata. Ésta comienza en s. VIII ó IX con la fundación de un monasterio en un lugar cercano a Santillana. Con el transcurso de los años se erige otro cenobio, dentro de los cánones románicos, en el lugar donde hoy ocupa el actual edificio, gracias  a las donaciones aportadas por la realeza –el rey astur-leonés Fernando I eximió de impuestos al monasterio- y nobles, en especial doña Fronilde, sin olvidar los ingresos de los peregrinos atraídos por las reliquias de santa Juliana.

      En el siglo XIII  el monasterio pasó a ser colegiata y con ello comienza su paulatino declive, no tanto por la carencia de ingresos económicos cuanto por el afán de la nobleza de asumir los poderes del abad que no eran pocos.



      A continuación, para agilizar las explicaciones de los capiteles y relieves escultóricos del interior del templo y del claustro tuvo a bien Isabel formar dos grupos, para que de ese modo pudiésemos no sólo escuchar mejor su voz, sino, a la vez, contemplar las esculturas y las placas relivarias con mejor disponibilidad de visión. Dejó bien claro la profesora que las  representaciones tenían “una función doctrinal dirigida tanto a los monjes como a los fieles y que de ellas podríamos hacer miles de interpretaciones.”  Algunas de las escenas, insistió, son recurrentes en el Románico como las que hacen referencia a los pecados  de la avaricia, la lujuria…, principalmente; y a las escenas de la vida cotidiana, las luchas de los caballeros entre si y la profusión de adornos vegetales.


      Reagrupado de nuevo el público explicó minuciosamente el impresionante retablo barroco realizado entre los años 1500 y 1529 y, además, las dependencias posteriormente añadidas al templo.

      Y tras sacar la foto oficial del evento en la escalinata de la explanada,  recorrimos de la mano de la historiadora el contorno exterior del templo para contemplar los motivos escultóricos de los canecillos, capiteles y, a la vez, la configuración arquitectónica de los ábsides.



      La jornada finalizó como tenía que ser: tributando a Isabel un cerrada ovación de los cursillistas,en reconocimiento tanto de la incansable labor desplegada a lo largo de dos horas y media, sin ningún atisbo de cansancio, como por su amena e interesante disertación.
 

 

 

 

 

 

martes, 18 de marzo de 2014

ORIENTACIÓN DE LA IGLESIA ROMÁNICA*

      Entre los símbolos (románicos), la orientación juega un papel esencial. La iglesia románica sigue las leyes  que regían en su tiempo las iglesias primitivas. Éstas estaban situadas ad orientem. Lo mismo ocurría con las tumbas en los cementerios. La oración se dirige también en el sentido del sol naciente. El ábside de la iglesia románica se orienta en la misma dirección, simbolizando el sol de la salvación (sol salutis); lugar sagrado de donde vendrá , al final de los tiempos, el sol de justicia (sol justitiae) para juzgar a todos los hombres.

Plano de iglesia románica

 
      Este tema evoca toda una tradición. Las palabras Oriente-Occidente se encuentran empleadas en la Biblia, en los Padres y en la era pre-cristiana donde el mundo pagano permanecía sometido  al culto solar. Oriente designa la aurora, el estallido de la luz; en Occidente la luz desaparece, se produce el ascenso y el mito del retorno se lleva a cabo. Oriente posee siempre el sentido de fuente y de origen. También el conocimiento cósmico, en la luz de Oriente, es un conocimiento solar. La luz del amanecer, que se eleva se corresponde con el despertar del alma en términos de la realidad.En la mística, el término "Oriente" significa iluminación. Por eso Guillermo de Saint-Thierry, hablando de la vida espiritual de los cartujos de Mont-Dieu, exclama: "O lumen orientale!". Según la Biblia, el Paraiso terrestre se encuentra en Oriente (Gen., II, 8), y siguiendo la leyenda las puertas del Hades estaban en Occidente(1). Adán, expulsado del Paraiso por la puerta occidental, es echado de Este a Oeste. La ascensión de Cristo se coloca en el Este (Ps. LXVII, 34) y la vuelta de Cristo, ya lo hemos dicho,  se sitúa en esta misma dirección (cf. Mat. XXIV, 27). El sol, siendo considerado como el corazón del cosmos, Clemente de Alejandría retoma este tema para afirmar que Dios es el corazón del Universo.



      Según el testimonio de Eusebio de Alejandria, los cristianos practicaron hasta el siglo V la oración delante del sol naciente(2). Esta costumbre era habitual en los egipcios y en los persas(3). San Agustín menciona la costumbre litúrgica por la cual, en la cristiandad primitiva, se estaba de pie y vuelto hacia el Este para rezar. Si nos volvemos para Oriente para rezar, dirá, no es que pensemos que Dios habita en un lugar preciso como si hubiese abandonado las otras partes del mundo, cuando está presente en todos los sitios. pero el espíritu tiende a moverse hacia lo que es más excelente(4). Los paganos se volvían hacia Oriente para orar y los cristianos los imitaron; los judíos no observaban este rito, ya que es hacia el Templo donde ellos debían dirigir la mirada. Los autores de la Edad Media comentaron con frecuencia este tema de oriente, en particular Richard de Saint-Victor que escribirá:  "En Oriente, recibimos el conocimiento(5)." Cuando Isolda reza, se gira hacia Oriente. El himno de las Laudes del día de Navidad hace alusión "al punto en donde el sol sale".



      La iglesia oriental poseía antiguamente un vano por encima del altar, para que el sol naciente iluminara el santuario. En la iglesia románica  la luz del día cae a través de una vidriera sobre el altar.

Traducción: Javier Pelaz

*"Initiation à la symbolique romane". M.M. Davy. Flamarion. Paris 1977

(1) !Investigaciones sobre le simbolismo funerario de los romanos", Fr. Cumony. Paris 1942, p. 39
(2) "Textos y movimientos", Fr. Cumont. Paris, 1899, p. 356
(3) "Saint Augustine. The Lord´s on the Mount", p. 198. Cf. J. Jepson. Westminster, 1948.
(4) De sermone Domini in monte. Lib. II,  cap. V
(5) Benjamin Major, III, VII

jueves, 13 de marzo de 2014

HITOS ROMÁNICOS EN LA "VIA PODIENSIS": de AUBRAC a LECTOURE


      Con las primeras luces del alba abandoné la villa de Conques por la empedrada rue Calomagno y, tras sobrepasar su puerta epónima, retomé de nuevo a la Via. Al despedirme del  último hito románico, noté una vaga sensación



                                                   Al alba, Conques a vista de pájaro

de haber cambiado el rol de andarín por el de un peregrino converso. Todo podría ser  dada la conjunción de circunstancias de aquella mañana estival: un amanecer luminoso, una villa cargada de historia secular y una Santa con el predicamento de milagrosa, como lo atestigua el “El Libro de los milagros de Santa Fe”, muy leído en los monasterios en la época medieval.

                                              Friso de la Crucifixión de St.-Jean-de-Mirabel
      A partir de ahora el trayecto –en cuanto a su dureza- comienza a ser menos exigente a medida que voy dejando atrás las últimas estribaciones del Macizo Central. Las cotas se reducen ahora a menos de mil metros, pero el efecto “montaña rusa” apenas desaparece.
                                                  Puerta de Calomagno de Conques
      Cerca del pueblo de Bord vislumbré, sobre un altozano, la capilla de Guirande. Aunque permanecía cerrada a tan temprana hora no dejé de observar su cabecera románica de sillares bien escuadrados. Su datación –según la guía- es de principios del siglo XII.
                                                          ¡Cuán largo es el camino!
      Buen rato, en cambio, me llevó la visita de la iglesia de Saint Félix. Mi primer asombro de aquella mañana fue en este edificio no tanto por sus vestigios románicos que aún perduran en la fábrica de nueva planta erigida sobre la antigua, cuanto por el sorprendente tímpano de la portada ciega del muro norte.  Enmarcado en una media rosca de billetes, representa la escena del Pecado Original. Sus protagonistas, Adán, barbudo, y Eva a quien la serpiente, enroscada al tronco del árbol, le ofrece la tentadora manzana. Ambos personajes cubren sus partes pudendas con una hoja. Serían las manos de un experto las que modelaron la escena,  por los trazos bien definidos del conjunto escultórico.
                                                             Paisaje del Aveyron
      Lo mismo me ocurrió en la aldea de Saint  Jean-de-Mirabel. En el arco de una puerta ciega del muro exterior han recolocado - quizás de la fábrica primigenia- dos frisos con pasajes evangélicos del Bautismo del Señor y la Crucifixión. Aunque algo deteriorados se aperciben  las representaciones no sin dificultad. En  el panel superior, enmarcado con arco apuntado, aparece Cristo en la cruz y a cada lado de sus pies: la Madre con gesto afligido y san Juan,   el apóstol(?); por encima de  la escena, los símbolos del Sol y la Luna. En el inferior, a modo de dintel, san Juan Bautista vierte agua sobre el hombro de Cristo, y el Espíritu Santo está evocado por una paloma. Dos ángeles figuran en la escena: el de la derecha presenta una camisa con la que Cristo va a ser vestido. Dos machones salientes sostienen el dintel que representan dos cabezas femeninas muy estropeadas.    
                                                                Trochas y....
      Retomando de nuevo la singladura de la Via aligeré el paso para compensar en parte mi retraso bien empleado en las dos visitas anteriores. Para arribar a Lunan tuve que desviarme dos kilómetros del itinerario. A pesar de la fatiga acumulada de la mañana y por mi afán de conocer el antiguo monasterio me vi obligado a esforzarme  más de lo debido, aunque tuviera que añadir más kilómetros  a la etapa. Además, tuve que superar una pindia cuesta de las denominadas “rompepiernas”.
                                               ...caminos agrícolas configuran la Via
      La iglesia se erige en una hondonada frondosa. Es lo único que permanece en pie del antiguo monasterio, cuya fundación se remonta al año 507. Fue el rey de los francos, Clodoveo, que, tras convertirse al catolicismo, promovió la construcción.
                                                         Tímpano de St. Félix
      La primera impresión que ofrece la fábrica, cuando desciendes por la carretera, es la de ser una construcción sólida con aparejo de sillería. La cabecera, que limita con el cementerio, es de origen románico. Muy interesante resultan los canecillos de seres fantásticos  que sostienen el alero del presbiterio. El interior es de planta basilical con tres naves. Las columnas del arco triunfal se rematan con capiteles fitomórficos. Una bóveda de cañón configura el presbiterio y de horno, el ábside. El resto se cubre con bóvedas de crucería. A los pies del edificio se yergue majestuosa la torre-campanario. 
                                                              Iglesia de St.-Félix
      Mientras camino me deleito, como ejercicio de entretenimiento, con las leyendas referidas a los lugares de paso. Las hay de todo tipo: unas son producto de la excesiva imaginación de los lugareños; otras, sin embargo, nacen de una tradición o realidad pretérita que con el transcurso de los tiempos se desvirtúa hasta convertirse en una simple caricatura. Viene a cuento mi digresión por lo que se cuenta de este sitio. Junto al templo existe un lugar poblado de sauces  donde se halla una fuente: la de san Martín.
                                               Iglesia de St.-Jean-de-Maribel

Durante mucho tiempo fue un lugar de peregrinación de los vecinos de la comarca. Sus aguas fueron muy reputadas como milagrosas para sanar a niños  con minusvalías físicas.
                                              Entorno de la iglesia de Lunan

Según se cuenta por estos predios aún se puede observar, al lado de un hilo de agua, la huella pétrea de uno de los cascos del caballo del santo. No sé si sería por la fatiga o por las ganas de retornar a la andadura no pude identificar la correspondiente pezuña del equino.
                                                       Dintel de St.-Jean-de-Mirabel
                                       
 

 




                                                                 Iglesia de Lunan
 
Texto y fotos: Javier Pelaz. Santander.
  

miércoles, 12 de marzo de 2014

REPORTAJE FOTOGRÁFICO DE LA VISITA A SAN MARTÍN DE ELINES

Maite relatando la historia secular de la Colegiata
Jose Manuel explicando la arquitectura
... y Javier la iconografía 
Don Bertín, párraco de la Colegiata desde hace 50 años, saludando a los asistentes. ¡Bien se merece un homenaje de todos los amantes del Románico!
Todos atentos observando los canecillos  pero bien abrigaditos
Ángel no dejó de disparar su inseparable cámara y su tocayo dando a la hebra. ¡Qué extraño! ¿No?
Algo les costó a Cris y Carmen ascender por la escalera hasta la iglesia rupestre de San Miguel de Presillas, pero al final tan contentas y tan amigas
Al final todos subieron, algunos mejor que otros. No hubo que llamar al 112 
Jose Manuel se esforzó por no dejar recoveco alguno por enseñar, aunque para ello algunos cuellos tuvieron que girar 90 grados
¡¡¡Venga subir!!!  ¡¡¡Qué no da vértigo!!!, parece decir Juan al resto del grupo y Antonio Daban inmortalizando la escena
 
 
 
 
 
 
Foto para el recuerdo, mas algunos no salieron
Javier no se cansó de que los oyentes intervinieran en las explicaciones de los capiteles
          Hasta el periódico regional dio cuenta de la visita

Fotos de Alicia, Emilia y Antonio Daban

CRÓNICA DE LA INAGURACIÓN DEL CURSO DE "INICIACIÓN AL ROMÁNICO"


      Un sol radiante iluminó -tras varias semanas sobrellevando los santanderinos un celaje ceniciento- las primeras horas de la mañana del pasado sábado, invitando más a disfrutar paseando por el muelle que a encerrarse en un aula. Pero las cosas son no como uno supone, sino como resultan. Quizá fuera por la predilección que despierta todo lo relacionado con el Románico,  lo cierto es que la sala del Paraninfo de la UC se llenó hasta la bandera. Unos ochenta cursillistas ocuparon sus asientos a la hora señalada.

      Jose Luis Pérez, coordinador del Aula del Patrimonio Cultural de la Universidad cántabra, dio la bienvenida a los asistentes y les agradeció –algo  sorprendido por el abultado número- su presencia.  Refirió, a continuación, a que la idea de realizar el curso había surgido de los “Amigos del Románico” de Cantabria y Asturias, que se la propusieron en su día y que el Aula aceptó por la conveniencia de ésta de colaborar con todo tipo de asociaciones culturales.

      No dejó pasar por alto un recuerdo entrañable a la figura del añorado profesor, don Miguel Ángel García Guinea, gran impulsor que fue de los estudios sobre el Románico.

      Y enseguida presentó a Jaime Nuño, no tanto como un ponente sino como un verdadero  amigo suyo  -ambos, además,  son arqueólogos-.

     
      La primera imagen que apareció en la pantalla fue una instantánea del Guggenheim de Bilbao con la que nos dejó a los asistentes algo descolocados. Mas Jaime dijo que “los grandes edificios son parte del paisaje actual (de ahí la foto del Guggenhein), del mismo modo que  los edificios románicos fueron parte integrante del paisaje de su época.”Por tal motivo el título de la ponencia versaría sobre: “Expresión artística de una sociedad medieval”.

      A continuación se centró en ese estilo artístico tan típico e inconfundible que surgió a finales del siglo XI y duró hasta principios del XIII. Habló de los influjos que recibió no sólo de la época clásica romana, sino también del arte carolingio, visigodo y bizantino.

        Jaime Nuño, miembro de la Fundación Santa María la Real de Aguilar de Campóo
 
Lo que más llamó la atención fue cuando hizo hincapié en los factores que influyeron en su desarrollo dentro de los límites de la Europa Occidental. Aquéllos fueron:

·        La bonanza económica debida, en parte,  a un clima idóneo (desde el s. X hasta el XIII), con que las cosechas fueron abundantes. Como consecuencia de ello afloró el comercio y mejoraron las comunicaciones. Los nuevos ricos aportaron parte de sus beneficios para erigir templos con el fin de asegurar su salvación eterna. Curioso es que la Iglesia, en vez de anatematizarlos como antes, crearon el Purgatorio para ellos, como sala de espera para alcanzar con el tiempo el Paraíso.  

·        El influjo de los monjes cluniacenses que, para extender la liturgia gregoriana en contra de la visigoda, levantaron iglesias y monasterios bajo los cánones de la casa materna de Cluny.

·        El movimiento de ideas que supuso el intercambio y copia de libros entre los cenobios benedictinos. Con el tiempo el saber -encerrado en los centros religiosos- salió a la calle, dando lugar a la creación de los primeros  Estudios Generales.

·         La extensión de la “tregua de Dios”, por mandato de la Iglesia católica, dio lugar a periodos de relativa concordia entre los nobles. Así mismo ayudó  bastante las Cruzadas proclamadas por los papas para liberar los Santos Lugares. “Si había que exterminar a alguien que fuera a los infieles y no los cristianos  entre sí”. Nace la idea del caballero cortés en contra del caballero violento.

     
      Y podría haberse alargado la exposición -por otra parte tan entretenida e interesante-, ya que tema daba para ello, pero todo tiene un límite en el tiempo, y éste es ineludible.

      Con un “Muchas gracias” finalizó Jaime Nuño su conferencia. Y tras el turno de preguntas por parte de los asistentes salimos a disfrutar del soleado mediodía. Tiempo hay para todo.

 

lunes, 10 de marzo de 2014

BREVE ESTUDIO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO DE PEÑALBA


      Aún quedan lugares mágicos en los que retornar a un pasado, si no ideal porque nada lo es en la existencia, sí lo más lejano posible a la ruidosa civilización,  que nos ha tocado vivir.
                                                                            Portada  Sur
      Peñalba de Santiago es un pequeño pueblo leonés de piedra y silencio, demasiado cercano a las nube como para aterrizar de nuevo fácilmente al regresar a las cuadriculadas calles cercadas por bloques de impersonales  viviendas,  carentes de cualquier paisaje natural sobre el que reposar la vista ni ventanas hacia las estrellas, cuando  el Sol se pone. El Bierzo  a la vez que un magnífico paisaje natural, atesora  templos románicos y altomedievales, a los que siempre quiere retornar cualquier amante de las construcciones antiguas, para descifrar los mensajes de un pasado tan remoto como aquel de hace mil años, tan enigmático que bajo sucesivas capas de cal y piedra aún surgen mensajes grabados por antiguos canteros cuyas mentalidades no nos es posible comprender plenamente . Peñalba de Santiago, Valle del Silencio y Montes Aquilanos, nombres sugerentes que invitan a una visita lo más prolongada posible.

 

                                                                 Cabecera

      La iglesia de Santiago cumple actualmente las funciones de iglesia parroquial. Tanto la población como el templo se hallan en su origen ligadas al cercano monasterio de San Pedro de Montes y al monje y obispo de Astorga,  Genadio, gran impulsor de la vida monástica en El Bierzo entre los siglos IX y X. Un breve paseo entre formidables montañas calizas nos acerca a las Cuevas del Silencio, algunos vestigios de lo que fueron  eremitorios desde el siglo VII (san Fructuoso) y posiblemente utilizada también por san Genadio una de ellas, desde cuya entrada se contempla  un espectacular paisaje con Peñalba de Santiago en la distancia.

 

      Genadio restaura el monasterio de Montes en el 895 y continúa su actividad fundando templos religiosos por toda la comarca de El Bierzo. Alfonso III el Magno (866-910), último rey de Asturias, lo designa obispo de la diócesis asturicense en 909. En su autobiografía “Testamento”, según él mismo atestigua, funda un monasterio dedicado a Santiago. No existe documentación fehaciente que permita asegurar que el edificio actual es aquel que en origen construyó san Genadio. Documentos algo más tardíos, reflejan que algunos de sus sucesores en la diócesis de Astorga continuaron la labor constructiva durante el siglo X, pero no es posible diferenciar lo atribuible a cada uno de ellos. Tras su estancia en Astorga Genadio retornó a Peñalba y allí vivió otros 19 años, siendo enterrado en el contraábside occidental de la iglesia hasta que en el siglo XVI la duquesa de Alba traslada sus restos a Villafranca del Bierzo y más tarde a Valladolid. En el 937, posible fecha de la muerte de Genadio, el edificio estaba construido, aunque una lápida de consagración en el interior del templo cita el año 1105. Sólo ha perdurado la iglesia de lo que fue un monasterio con dependencias a buen seguro no muy distintas de las actuales construcciones de lajas de caliza y pizarras.

                                                                                   
 
                                                                                      Saetera


      El rey Alfonso IX dona, a mediados del siglo XIII, los bienes del monasterio a don Pedro Andrés, tesorero de la catedral de Astorga, como pago a su contribución militar, por lo que se incorpora de esta manera el monasterio de Santiago de Peñalba al cabildo catedralicio, al que ya se hallaba vinculado como priorato desde 1154. A partir de este momento no se menciona de nuevo el monasterio en la documentación existente, pero sí su iglesia.

 

                                                                            Espadaña


      Construído el templo en mampostería irregular de lajas calizas y de pizarra, su interior presenta una argamasa producto de distintas reparaciones en la que se hace patente la utilización de un mortero de cal, arena y ladrillo similar al opus signinum romano. Los contrafuertes exteriores compensan el empuje de las bóvedas.  Exquisitos modillones con ruedas solares, florones y esvásticas decoran el alero que recorre el perímetro de los muros. La portada sur destaca por su peculiar estructura de arcos geminados de herradura, que apoyan en columnas de mármol capiteles corintios de acantos y moldura a modo de alfiz. Una portada más sencilla abre el muro septentrional; una de sus jambas con el epitafio del abad Esteban, fallecido en 1132. Otras inscripciones de los muros exteriores hacen también referencia al enterramiento de monjes y abades en los alrededores del templo.

 

      El espacio interior se encuentra compartimentado mediante arcos de herradura e iluminado mediante vanos cuadrados excepto el  de la sacristía sur con una saetera de herradura. En su tiempo se cubrían de celosías como la conservada en parte en la ventana del contraábside, aunque en la actualidad se cierran con láminas de alabastro. El ábside es recto al exterior y de herradura interiormente, cubierto por bóveda gallonada de siete cascos. Otro arco de herradura divide la nave en dos tramos de distinta altura. El primero también presenta cúpula gallonada y parte de un cuadrado, sin necesidad de pechinas o trompas por la prolongación de los cuatro gallones de las esquinas. A ambos lados, dos capillas laterales a modo de sacristías que recuerdan las visigodas de Quintanilla de las Viñas, conocidas, porque perduraron sus cimientos. Las columnas adosadas de los arcos que dividen la nave muestran a su vez  influencia visigoda.  El segundo tramo se cubre con bóveda de cañón. La curiosa estructura funeraria occidental a modo de contraábside apenas se conserva en ningún edificio, aunque existía ya en construcciones peninsulares del siglo IV. Existe uno similar en San Cebrián de Mazote, Valladolid, y posiblemente en la iglesia de Palat del Rey (León).

                                                            Viviendas genuinas de El Bierzo

      Este templo  está considerado como uno de los más bellos ejemplos de la arquitectura altomedieval española comúnmente denominada “mozárabe”, pero mejor definido como “de repoblación”, ya que fue impulsada por los reyes asturianos con objeto de repoblar el valle del Duero y presenta características arquitectónicas de origen hispano.

 

      Uno de los vestigios de epigrafía medieval hallados en los muros se traduce del siguiente modo: “En la era 143 pasado el milenio (1105) y a siete días de los idus de marzo (día 9), fue consagrada esta iglesia en honor del apóstol Santiago y de otros muchos”; inscripción de difícil interpretación  descubierta y repintada en el siglo XVIII en el muro sur interior del segundo tramo de la nave; indica una fecha de consagración en 1105, pero la iglesia no pudo estar sin consagrar tanto tiempo, como sostienen algunos autores. Este hipotético acto de consagración tendría lugar dada la fecha bajo el mandato del abad Esteban (1103-1132), al que se dedica el epígrafe de la jamba izquierda de la portada norte. Posiblemente se trata de un monje francés cluniacense, que reconsagra el templo, a principios del siglo XII, al instaurar el rito romano en sustitución de la liturgia hispana, abolida por Alfonso VI en 1080.

 

                                                                    Paisaje berciano
     
       Como resumen de las diferentes etapas constructivas del templo podemos señalar varias fechas:

   -Año 937 como fecha de finalización de la etapa constructiva.

   -Nueva consagración en el siglo XII y añadido del sepulcro exterior del muro norte del     contraábside.

   -Construcción de la espadaña y pórtico-cementerio meridional en el siglo XVIII.

   -Entre 1968 y 1976 el arquitecto restaurador  Luis Menéndez Pidal elimina el pórtico, la escalera de acceso a la espadaña desde la iglesia y la torre campanario elevada sobre el contraábside. Además de estas reformas levanta un muro alrededor del edificio para protegerlo de posibles inundaciones.

 

      Algunas obras de restauración han revelado que los paramentos interiores del templo  estuvieron recubiertos de pinturas, aún visibles en la bóveda oeste (figuras humanas de tinte rojizo), muros septentrional y meridional de la nave, arco de separación de los dos tramos de la nave con decoración geométrica, e imitación de ladrillo en el ábside.

 

      El Museo de León guarda una interesante obra de orfebrería de tipo asturiano donada por el obispo de Astorga en 1879: la “Cruz de Peñalba” supuesta ofrenda del monarca leonés Ramiro II, hacia el 940.
 
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón

 

Bibliografía:
Enciclopedia del Románico en España (León). Fundación Santa María la Real.

Internet:
Antonio García Omedes, http://www.romanicoaragones.com/