martes, 14 de abril de 2015

REPRODUCCIÓN DE LAS PIEZAS ORIGINALES DE SANTAN MARÍA LA REAL DE PIASCA. LECCIÓN PRÁCTICA





      En el año 2010 la Dirección General de Cultura del Gobierno de Cantabria ordenó la redacción de un informe que detallara exhaustivamente la causa del desprendimiento de trozos de algunas metopas, canecillos y capiteles del ábside central del edificio. Atendiendo a las sugerencias de los arquitectos firmantes del informe, Jose María Páez y Manuel Blanco, se procedió al desmonte de las piezas dañadas y, a continuación, a su correspondiente proceso de restauración para garantizar su conservación e integridad. Una vez finalizado el procedimiento de recuperación de las esculturas originales se pasó a la fase siguiente: la reproducción fiel de aquéllas. 

Preparando un nuevo encofrado para hecer el contramolde (Foto: Luis Muñiz S.L.)


      Con ocasión de la visita realizada a Santa María la Real de Piasca, con motivo de las “II Jornadas del Románico” organizadas por Amigos del Románico de Cantabria/Asturias y el “Aula de Patrimonio Cultural de la Universidad de Cantabria”, tuvimos la oportunidad de escuchar al responsable de la empresa,  “Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Luis Muñiz S.L.”, que se encargó de la reproducción de los elementos escultóricos con el fin de instalarlos en los mismos sitios donde fueron desmontados los primitivos. “Las fases de la obra se hicieron atendiendo los criterios reconocidos a nivel internacional sobre elementos originales del patrimonio histórico-artístico”, dejó bien en claro Luis Muñiz antes de iniciar su explicación a los asistentes congregados en una de las salas de la casa rectoral anexa al pórtico, donde en la actualidad se albergan las piezas originales restauradas con sus correspondientes moldes de silicona.  
      Desde el primer momento los técnicos se plantearon las dificultades que entrañarían la realización de las reproducciones por varios motivos: la manipulación y contacto directo con piezas de un peso y volumen considerables y, a la vez, su evidente fragilidad; y el uso de productos químicos que pudieran dañar las pátinas originales.
      Tras un proceso de limpieza y engasado los huecos fueron rehabilitados con vigas de madera laminada de escuadrías análogas a las piezas desmontadas.
     La confección de los moldes de silicona no estuvo “exento de riesgos –manifestó Luis- por los bordes finos de las piezas originales y muchas de ellas caladas. Además, se valoró individualmente las dificultades que se podrían producir durante la fase de desmoldeo de las mismas.” La reproducción de un molde depende de la función que va a tener aquélla y de la percepción que se busca obtener de la misma.
      Para las metopas el fin consistió en obtener la impronta de las cinco caras talladas de los prismas que las conforman. Para preservar la superficie de la piedra y sus pátinas originales de las manchas que pudieran ocasionar el vertido de la silicona directamente sobre las piezas, se aplicaron dos capas de polivinilo como desmoldeante, lavándolo luego con agua desmineralizada. La primera capa de silicona es la que reproduce fielmente el original y fue aplicada a pincel. Las siguientes fueron acomodadas por medio de espátulas o paletines. Una vez desmontados los listones que retenían la silicona se preparó un nuevo encofrado para hacer el contramolde a base de escayola armada con fibra de esparto.

Proceso llevado a cabo para hacer el molde y el contramolde de un capitel (Foto: Luis Muñiz S.L.)
 
      En el caso de los capiteles originales hubo que regularizarlos y ampliarlos para que la copia consiguiera ser recibida adecuadamente en el muro, al estar asentados aquéllas sobre columnas pareadas.
      Para los canecillos se aplicaron el mismo criterio de regularizar los volúmenes que iban a ser recibidos en el muro. Tras la aplicación de la silicona, los listones fueron extraídos  -éstos habían sido previamente utilizados para recercar cada una de las piezas del grosor de las paredes del encofrado, adaptándolas a la sección de cada canecillo- insertando en el hueco que quedaba los cajones de las dimensiones  correspondientes a cada uno, que fueron utilizados como contenedores de las armaduras y del mortero de relleno.

Ensayo de las pátinas a aplicar como capa de acabado de las reproducciones (Foto: Luis Muñiz)
      Antes de iniciar las reproducciones se prepararon las probetas de mortero con distintas clasificaciones de aditivos y color. Se requirió además ensayar las pátinas a aplicar la capa de acabado de las reproducciones y preparar las armaduras y encofrados adaptados a las funciones y dimensiones de cada pieza. Finalmente, los moldes de silicona fueron por colada llenados y vibrados en sucesivas tongadas de mortero, pudiendo ser repasados y desmoldeados a las 24 h. Se utilizaron 3 000 kg de m
ortero para la realización de las 43 piezas.

Los moldes dispuestos para ser llenados de mortero (Foto: Luis Muñiz S.L.)
      Reproducidas las piezas y clasificadas se pasó a la fase final: su colocación en el mismo lugar que ocupaban las originales. “Se identificó la disposición exacta –agregó L. Muñiz- gracias a la diferencia entre de color en las piezas originales entre la pátina amarillenta de las zonas expuestas a la intemperie y el color natural de la piedra de las zonas ocultas." 

Reproducciones instaladas en el ábside central (Foto: Javi Pelaz)

      Y para finalizar la lección práctica de la visita el grupo de asistentes no dirigimos al ábside central –tramo N.E.-  de la iglesia para apreciar las reproducciones,ya instaladas, cual si fueran las piezas primitivas.

Javier Pelaz. Santander 

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