jueves, 4 de junio de 2015

UNA APROXIMACIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA DEL ANTIGUO MONASTERIO CISTERCIENSE DE MORERUELA



       El monasterio de Moreruela era un viejo cenobio de tradición hispánica que en principio estaba  dedicado a Santiago, apóstol. Desde 1143, pertenece al noble, Ponce de Cabrera, quien impulsó a la comunidad a que se afiliase al Císter.



      Entre 1158, año en el que todavía figura el monasterio dedicado a Santiago, y 1163, en el que una bula pontificia de Alejandro III lo declara bajo su protección explicitando que pertenece a la orden cisterciense (ordo monasticus qui secundum Deum et Beati Benedicti regulam et institutionem cisterciensium fratrum), se debió producir el cambio. A partir de este momento, se inicia un importante período de expansión económica que debió propiciar la construcción de la iglesia. Las obras, tal como muestran las variantes estilísticas de los restos conservados, se debieron prolongar ampliamente durante el siglo XIII.


      Las ruinas del monasterio cisterciense de Santa María de Moreruela nos permiten hacernos una idea de lo que debió ser la monumentalidad de este edificio.Las grandes columnas de su presbiterio, reducidas a la más absoluta simplicidad de sus formas canónicas, escapan a cualquier tipo de encasillamiento estilístico. No corresponden al orden columnario románico, ni al gótico; se diría que el autor que las proyectó ha dado con la fórmula de la  “atemporalidad” que caracteriza la arquitectura que solo puede calificarse de clásica.






        La fábrica de la construcción es realmente soberbia, a base de grandes sillares de piedra cuarcítica. Las marcas de cantero, numerosas y de variados trazos, saltan a la vista por doquier aunque el visitante no intente prestar atención en ellas.





Planta
 
      Originalmente, la iglesia fue un enorme edificio de 63 metros de largo por 26 de ancho, entre los extremos del transepto. Es decir, sus dimensiones son propias de una catedral.


      Su planta estaba constituida por tres naves de nueve tramos. La nave central era mucho más ancha que las laterales. Un amplio transepto, relativamente bien conservado, se acusa en planta y alzado. Por último, tenemos la inmensa y compleja cabecera constituida por presbiterio y capilla mayor semicircular rodeada por girola de una nave que se abre a siete capillas radiales de planta ultrasemicircular.


      Una particularidad de la planta de la iglesia de Moreruela es que se añadieron dos pequeños absidiolos en los muros orientales del transepto, que no se acusan al exterior



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Exterior de la iglesia


Cabecera

      Exteriormente, la cabecera tiene una armónica superposición de tres niveles.


      El primero está compuesto por siete pequeños ábsides o capillas radiales con vanos de iluminación de medio punto sencillos y muy abocinados, rodeados por sendas parejas de contrafuertes prismáticos. Constituye una excepción el absidiolo más septentrional que tiene un ventanal moldurado sobre columnas.


      El segundo nivel corresponde a la girola que rodea el ábside central. Tiene ventanales con arquivolta baquetonada y columnas, además de canecillos anacelados.


      El tercer y último piso es el de la capilla mayor, también con contrafuertes y ventanales. La cornisa es muy hermosa con frisos de arquillos sobre ménsulas.











Transepto y puerta meridional


     Los hastiales de los brazos del transepto son un ejemplo de la monumentalidad y austeridad perseguida por los cistercienses. En ambos hay un óculo en la parte superior, mientras que en el sur también se añadió una pequeña y cuidada puerta.





Naves


      Del cuerpo de las naves quedan los muros exteriores recrecidos en el siglo XVI con una galería de ladrillo. Todavía se aprecia perfectamente la altura original de las naves laterales al haberse conservado los canecillos.


      También se mantiene en pie la puerta de los monjes, que comunicaba la iglesia y el antiguo claustro. Desde el interior del templo tal puerta es un mero vano con arco de medio punto. Exteriormente, la puerta muestra hechuras de similares características a la meridional de la iglesia descrita anteriormente, aunque sin tímpano y peor conservada.




Interior de la iglesia


Cabecera


      La cabecera constituye lo más interesante del conjunto. El presbiterio surge en el centro sobreelevándose por encima del anillo del deambulatorio y de las siete capillas tangenciales que se articulaban sobre éste. Tan elevado número de absidiolas se aumentaba con dos más, una en cada brazo del crucero. Los problemas de oscuridad que había en otras construcciones de este tipo se solucionan aquí, en parte, con la colocación de unas ventanas que iluminan el deambulatorio por encima de las capillas.



      Los constructores de Moreruela, formados en los usos arquitectónicos de su medio geográfico, realizaron una iglesia con girola que debía tener sus capillas pegadas una  al lado de la otra, siguiendo la solución arquitectónica de Claraval II. Sin embargo, es patente que el constructor no conocía el modelo borgoñón. Lo lógico es suponer que monjes procedentes de la casa madre indicaran la idea de tangencialidad de las capillas; el arquitecto se limitaría a interpretarla según las formas de absidiolos y y su articulación a la girola que él conocía tan bien en su área de trabajo.




      El deambulatorio no tenía prevista en el proyecto original su cubierta con bóveda de crucería, estas se readapterían más tarde.



Transepto y naves


      Los brazos del transepto han llegado hasta nuestros días en estado muy desigual. Mientras que del meridional se mantienen en pie sólo los muros oeste y el hastial, en el caso del brazo norte el estado es mucho mejor, incluyendo el abovedamiento que es de medio cañón apuntado con fajones.
















 Claustro
 
      Contiguo al templo observamos el gran solar del claustro, que tras la construcción medieval fue reformado completamente en el siglo XVII y del que apenas se conserva parte del podium y otros restos menores. Las dependencias que mejor han sobrevivido son las adosadas a la panda este y que se corresponden con las tareas de los monjes: sacristía, sala capitular, hueco de escalera de acceso al dormitorio de los monjes, pasillo de comunicación entre el claustro y la huerta y la sala de los monjes.










 Dependencias monásticas
 
      Las habituales dependencias monásticas se construyeron al norte de la iglesia. 



Sala Capitular


      Es una sala rectangular dividida en nueve tramos originalmente abovedados y delimitados por pilares cuadrados con aristas aboceladas. Se conserva bien los tres espacios orientales, mientras que el resto se ha reconstruido en tiempos modernos atendiendo a sus formas originales, pero diferenciando visualmente con facilidad lo auténtico de lo postizo.




Texto: Carmen García. Santander


Fotos:  Rosa G. Nieves. Madrid


Bibliografía:


Historia del Arte de Castilla y León. Junta de Castilla y León


Enlace internet:

www.arteguias.com
 

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