Ya un poco antes de las diez y media,
hora a la que nos había convocado Javier
Pelaz, empiezan a aparecer, por los alrededores de la iglesia de Santiago
de Carrión de los Condes, los treinta puntuales AdR’s procedentes de distintos
lugares de la geografía románica, pertrechados de cámaras y móviles, y
dispuestos a captar cualquier cosa de interés que nos ofreciera ese día del
final del verano.
Nuestro guía, (digo ‘nuestro’ porque en
estas jornadas locales en Castilla-León casi es obligada su presencia), José Luis Hernando Garrido, comienza la
explicación ante el friso y la portada de la iglesia de Santiago. Con citas
a su maestro, García Guinea, José Luis nos constata la presencia de
un románico tardío de gran inspiración clásica; del apostolario a ambos lados
del magnífico Cristo en Majestad, cabe destacar la escultura del apóstol
Santiago como la mejor conservada. Dónde más hincapié hace es en la arquivolta
donde aparecen representados distintos momentos de la acuñación de moneda,
justificada por ser Carrión en aquella época el centro comercial de una comarca
rica situada entre el Cea y el Pisuerga; haciendo referencia a las tesis de Beatriz Mariño, nos habla de un
programa iconográfico en tres claves: Comercial (la acuñación de moneda),
jurídica (algunas dovelas representan el intento de centralización del poder
por parte de la monarquía), y juglaresca; nos deja intuir en la explicación de
algunos elementos de esta portada la inspiración clásica que sustentan.
Cronológicamente podemos ubicar la portada en las últimas décadas del siglo
XII.
Los asistentes ante la fachada de la iglesia de Santiago de Carrión de los Condes |
Andando, siguiendo la calle donde una
placa nos anuncia el nacimiento de primer Marqués de Santillana, en escasos
minutos, llegamos a Santa María del Camino; para ello hemos tenido que
retroceder algunos años en la máquina del tiempo, algo que los AdR’s dominamos.
Es frente a su portada meridional donde soy asaltado por Javier quien de forma amable me solicita la realización de esta
crónica y a lo cual no me puedo negar. La iglesia, algo menos tardía que Santiago
pero también a la vera del Camino,
nos muestra su espléndida portada sur con un friso que alude en alguna forma a
la presencia de Cluny en Carrión; junto con Dueñas y Sahagún, la casa de
Carrión constituye una de las más importantes de la orden de los monjes negros.
¿Cómo vamos a San Zoilo?...pues,
retrocediendo en la máquina del tiempo…ya, pero... espacialmente hablando...
Algunos optan por el paseo a pié, otros en coche, sabiendo, estos últimos, que
desde San Zoilo es mucho más fácil tomar la carretera que posteriormente nos
llevará a Ribas de Campos.
En el interior de la iglesia de San Zoilo de Carrión de los Condes |
La joya de San Zoilo es la portada occidental de la iglesia que apareció en unas obras
realizadas entre 1991/1992 y a partir de la cual la datación realizada por García
Guinea de comienzos del XII quedó confirmada. Se abre dicha portada a una galilea, que responde a una función
funeraria donde encontramos sarcófagos pertenecientes a los Infantes de Carrión
y los fundadores del monasterio (familia de los Beni-Gómez). Pero volvamos a la portada; el atisbo inspirativo
clasicista que nuestro guía nos apuntó en Santiago aquí está presente de nuevo,
y acaso con mayor intensidad, en ese capitel más exterior de la izquierda que
nos puede representar la salvación del alma. Todo este conjunto escultórico
induce a José Luis a una conclusión: “...Aquí
trabajan maestros que forjan un estilo”, y plantea la siguiente pregunta:
¿qué fue primero, la Tierra de Campos o Languedoc?
Primer control de ‘evacuación’ en el cual
participamos casi la totalidad de los asistentes. Tras él, recibimos una
agradable sorpresa por parte de Javier:
vamos a realizar una parada en las esclusas del Canal de Castilla en el
camino hacia Ribas. ¡Por nada me las hubiera perdido¡ además desconectamos la
máquina retroactiva del tiempo y refrescamos la mente para incorporar imágenes
que no sean de capiteles, arquivoltas, etc.
Jose Luis Hernando ilustrando a los asistentes |
Tras este paréntesis, volvemos a tomar la
máquina del tiempo y la colocamos en un punto posterior (¡por fin hacia
delante¡) al que teníamos cuando estábamos en la iglesia de Santiago. Así, y
ayudados por los coches, nos encontramos, cerca de Ribas del Campo, con el
monasterio de Santa Cruz de la Zarza, llamado
así, en mi opinión, porque, además de un vallado metálico, una enorme zarza
impide la contemplación de lo que desde fuera se intuye como una magnífica sala
capitular. Aunque la leyenda habla de un asentamiento monacal desde la época de
Fernando Ansúrez, lo cierto es que
se trata de una fundación premostratense que dependía de la casa madre de
Retuerta. Esta orden no sigue la regla de San Benito sino la de San Agustín. José Luis nos indica que el estudio que
en su día se hizo de la sala capitular nos habla de la intervención de
escultores anteriores, en el tiempo, a los que trabajaron en Santa María la
Real de Aguilar de Campoo (también monasterio premostratense).
Llega uno de los momentos ‘cumbre’ de la
jornada: el almuerzo. Aparcada, abandonada y olvidada la máquina del tiempo
(¡qué mareo¡), entramos a saco en el restaurante “La Sinagoga”, en Amusco. Ya que el que la mandó construir no podía hacerlo al nivel de las
iglesias cristianas, según cuenta la leyenda, se construyó bajo tierra; el
ambiente es fresco, lo cual obliga a algunos comensales a protegerse de la
diferencia térmica con el exterior. El que haya participado en algunos de estos
almuerzos entre AdR’s ya conoce el clima tan ameno y fraternal que se respira.
La comida se desarrolla como es habitual con el correspondiente colofón del
sorteo de regalos: una imagen en tela del Cristo de Santiago va a parar a
nuestra compañera de Madrid, Nati, y
una de las acompañantes recibe un segundo regalo.
Con la andorga llena y bajo los vapores
del tinto de la comarca, visitamos la iglesia de San Pedro, cercana al
restaurante, parándonos en su portada occidental, también muestra de un
románico tardío. A pié, sin coches, sin máquinas del tiempo, nos dirigimos a la
ermita de Nuestra Señora de las Fuentes,
emprendiendo desde San Pedro un paseo muy agradable en compañía de la mujer
encargada de franquearnos el paso al lugar, quien durante el camino nos habla
de las leyendas fundacionales. La iglesia supera con creces el apelativo de
‘ermita’, nos encontramos con un edificio incluso más monumental que San Pedro.
En su origen, probablemente, fue una iglesia de alguna congregación monástica
asociada al Císter. Habría que datarla en el siglo XV, aunque presente un
ábside de tradición románica. Nos destaca José Luis las yeserías mudéjares que
adornan el púlpito.
En el antiguo monasterio de Santa Cruz de la Zarza de Ribas de Campos |
La tarde avanza y ponemos rumbo a Frómista
donde nos espera la iglesia de San Martín,
para muchos, paradigma del románico pleno. No podemos saber con total seguridad
que porcentaje de fidelidad presenta la reconstrucción de Aníbal Álvarez respecto a la inicial, bajo patrocinio de Doña Mayor esposa de Sancho III de Navarra, realizada allá
por los años 60 ó 70 del siglo XI. La portada sur, los husillos de las torres
occidentales, casi todo el muro norte y cabecera, etc., son una recreación de Aníbal de comienzos del siglo XX que intenta ser lo
más fiel posible a su estado inicial; para posibles discusiones solo me remito
a la documentación que nos aporta nuestro compañero, Fernando García.
Pues como llega el momento de la no
deseada despedida, el coordinador nos reúne delante de la magnífica portada sur
de San Martín para hacer las fotos de grupo.
Foto oficial en San Martín de Frómista |
Son casi las ocho, pronto empezará a
anochecer y los AdR’s, tras intercambiar números de teléfono, besos y abrazos,
con la esperanza de volver a encontrarnos muy pronto, nos dispersamos hacia
nuestros lugares de origen, superando la tristeza de la despedida con el
recuerdo del magnífico día que hemos vivido juntos.
Texto: Daniel Silva. Madrid
Fotos: Emilia Higuera y Javi Pelaz
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