jueves, 28 de abril de 2016

Resumen de la conferencia del profesor José A. GARCÍA DE CORTÁZAR, dentro de las III JsAR



      
       La conferencia inaugural de las III Jornadas sobre Arte Románico, organizadas por el Aula de Patrimonio Cultural de la UC y Amigos del Románico de Asturias-Cantabria, fue disertada por el catedrático emérito de Historia Medieval de la Universidad de Cantabria, José Ángel García de Cortázar, el pasado día 5 de Marzo, en la sala Fray Antonio de Guevara del Paraninfo de la UC, de Santander sobre el tema “Cantabria en los tiempos del románico”.


      Antes del inicio de la ponencia abrió el acto el coordinador de AdR, Javier Pelaz, que agradeció al numeroso público su asistencia a pesar de que la  mañana resultó desapacible. A continuación, presentó al conferenciante José Luis Pérez, responsable de las actividades del Aula de Patrimonio, que hizo una semblanza del ponente como docente universitario e investigador del mundo medieval. 

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      El profesor comenzó enmarcando el relato siguiendo los parámetros del espacio, el tiempo y las actividades a revisar. 

      Así el espacio se centra en cinco comarcas: Las Asturias de Santillana, Trasmiera, Campoo, Liébana y Valderredible; el tiempo: entre la segunda mitad del siglo XI hasta finales del XII; y las actividades a revisar: la organización de sociedad, la economía, la política, el reparto del poder y la actuación de la iglesia entre otros.

      La población, repartida en aldeas que pivotaban sobre valles, se calcula que presentaba una demografía de unos diez habitantes por kilometro cuadrado y con una baja esperanza de vida, de entre treinta y treinta y cinco años.

      Con una alimentación basada en los productos cercanos al establecimiento: castañas, bellotas, pesca; y los productos obtenidos de la matanza del cerdo y con el pan, de trigo o centeno , y con vino que se pudo producir debido a la elevación de la temperatura , más de un grado y medio, en esta época.



      Con viviendas construidas con material perecedero (madera y barro), con vestimenta que no diferenciaba entre lo masculino y lo femenino.

      Estas poblaciones vivían a un ritmo septenario para la persona; desde el  nacimiento a los siete años, la niñez; de los siete años a los catorce, la adolescencia; y de los catorce a los veintiún años, la toma de estado.

      Las comidas se repartían entre la del día y la de la noche, Las horas  se marcaban por las campanas siguiendo el horario, también septenario de las horas canónicas, de maitines  a completas.

      Las estaciones eran solo la de invierno y verano  y se contaba con veinticinco días anuales  de descanso, sin incluir los domingos. Grandes festividades eran: la Navidad, San Juan, la Virgen de Agosto, San Mateo y San Miguel.

      La economía local, basada en la agricultura y la ganadería, era de subsistencia. Solamente se apartaban del patrón de la subsistencia las transacciones con los monasterios de los que eran tributarios. 

      Estos monasterios les pedían productos que podían conseguir los aldeanos. Así, a los de Soba se les pedía que aportasen una libra de cera, a los de Colindres y Laredo odres con aceite de ballena, a los de Ganzo una libra de plomo, y a los de Piélagos y Guriezo pescado.

      La estructura social estaba basada en la familia nuclear formada por padres e hijos, que explota sus parcelas y se ayuda con la caza para conseguir la supervivencia.

      Existía una jerarquía social. Los vasallos, los colonos o collazos servían a sus señores. Los artesanos se desplazaban entre las aldeas para realizar sus oficios: herreros, alfareros etc.

      Durante el reinado de Alfonso VIII las cuatro poblaciones marineras, Castro, Laredo, Santander y San Vicente, obtienen el rango de villas  con obtención de un fuero similar al de Sahagún y Logroño lo que propició su despegue demográfico y económico.

      El poder de juzgar estaba en manos del señor o el abad en lo religioso.

      El poder político se ejercía de forma concurrencial y jerárquica por el señor,el monasterio al que partencia la aldea y el rey.

      El poder eclesiástico, antes de la reforma del papa, Gregorio VII, estaba en manos de los señores los cuales elegían a quienes van ser los clérigos de las iglesias propias y van a cobrar los diezmos a los campesinos.

      Tras la reforma gregoriana hay una separación entre lo sacro y lo profano. Los laicos deben obediencia a los clérigos y se exige el pago del diezmo a la Iglesia.



      La reforma tiene efectos sobre el territorio cántabro ya que los monasterios existentes en estas tierras pasan a depender de otros monasterios de fuera del territorio.

      Exceptuado las colegiatas de Santanilla y Santander, que siguieron  independientes, los demás centros religiosos perdieron su independencia.

      Así, San Pedro de Cervatos y Santa Maria de Elines  pasan a depender de Burgos; Santa María del Puerto, de Nájera; Santa Maria de Piasca, de Sahagún y  Santo Toribio, de Oña.

      Acabó el profesor retomando lo que comentó al inicio indicando que se trataba de unas sociedad rural, organizada en torno a valles, con colonos o collazos , señores  e hidalgos los cuales, todos, vivían al ritmo de la luz y siguiendo las normas cristianas.

      Su magnífica intervención fue agradecida por los presentes con un continuado y fuerte aplauso.

José Manuel García-Maestro. Santander

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