lunes, 10 de febrero de 2014

CELOSÍA PRERROMÁNICA DE SAN CIPRIANO DE PILLARNO (CASTRILLÓN-ASTURIAS)


      Otra más de esas delicias de piedra ocultas entre los muros de la modernidad, que han sobrevivido milagrosamente a diez siglos de avatares históricos. El archivo del monasterio de San Vicente de Oviedo atestigua la existencia de un templo dedicado a Santa Marina en Pillarno entre los siglos X y XI. Según estos escritos, en el año 971 el presbítero Gevoldo compró una heredad denominada “de Guiliulfo” a un matrimonio de este lugar, Pelayo e Inderquina. Allí fundó una iglesia que años más tarde, en 1064, suscitó un pleito presumiblemente entre los sucesores de los donantes iniciales y el heredero de la propiedad, también llamado Gevoldo, pleito resuelto a favor de este último con la condición de que a su muerte el templo se entregara al monasterio de San Vicente.

 




                                           Celosía de la antigua iglesia prerrománica
      La Catedral de Oviedo y el mismo monasterio ovetense ostentan la titularidad de otras posesiones en Pillarno  según documentos de 1079 y 1097. Algunas de ellas pertenecieron y fueron donadas después por la infanta Urraca, hija de Fernando y doña Sancha. Sin embargo, en ninguno de los documentos se menciona la actual advocación al mártir del siglo III san Cipriano de Catargo, patrón del templo parroquial actual, por lo que no puede confirmarse que la fundación de Gevoldo en el siglo X sea el origen de la parroquia moderna.

 




                                                           San Cipriano de Pillarno
      En 1936 un incendio destruye la iglesia anterior. En 1953 se construye la actual, en parte con piezas recuperadas de los escombros.Una pila benditera se sigue utilizando y alguna columna sustenta partes del edificio actual. Entre las ruinas hallan también una celosía prerrománica que se expone en la actualidad en una estancia dedicada a este fin, en el pórtico de la iglesia junto a una pila bautismal de factura moderna y protegida con una verja. Tallada en un bloque de arenisca tiene forma trapezoidal y mide 91cm. de altura, 86 de ancho y 14 cm. de grosor. Es una ventana geminada, con dos vanos rectangulares estrechos que coronan en arco de herradura muy cerrado, con parteluz de sección rectangular y destacadas impostas. Como única decoración presenta un rebaje de la piedra en el contorno de vanos y arquillos. Carece de  otros motivos ornamentales como pueda ser el frecuente sogueado. Existen ventanas semejantes en San Martín de Salas y San Miguel de Bárcena del Monasterio, y también en Galicia (Santa Eufemia de Ambía, Santa Catalina de Reza a Vella) y en Aragón (Uncastillo).

 




                                                             Pila de agua bendita
      No es posible retrotraerse al origen histórico de esta curiosa celosía, pero resulta indudable que perteneció a uno de aquellos templos de la Alta Edad Media asturiana compuestos de nave única y capilla cuadrada muy sencillos e indiferenciados de cualquier otra construcción salvo por curiosos elementos como una ventana ajimezada. Quizás la fundación de Gevoldo dedicada a Santa Marina guardase reliquias de san Cipriano y a ellas se deba la posterior advocación, o tal vez hayan existido dos iglesias y sólo la de San Cipriano sobrevivió como parroquia. Una inscripción conservada sí demuestra que el cercano templo de San Miguel de Quiloño contaba con reliquias de la santa.
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón 

Bibliografía:

Arte Prerrománico en Asturias.

 

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