Un grupo de
iglesias románicas agrupadas en torno a Villaviciosa presenta una ornamentación
singular, que por su originalidad atrae la atención de los amantes del
Románico. Nos referimos a las cabezas de animales monstruosos, que se plasman
en las arquivoltas de las portadas. Lo
de denominarlas "cabezas rostradas" no es otra porque las testas de esos animales
fantásticos acaban en pico. Por analogía semántica se utiliza también el
término “picudas”.(1)
San Esteban de Aramil |
Aunque es un
elemento decorativo propio del concejo de Villaviciosa, no por ello lo tenemos que vincular como
genuino de aquel ámbito. La influencia de tal exornación proviene, sin lugar a
dudas, de los pueblos bárbaros del Atlántico Norte, como lo atestiguan sus representaciones
pétreas –los llamados beak-heads- en algunas iglesias románicas anglonormandas.
Especialistas del tema confirman que existió en el Alto Medieval una conexión
comercial entre algunos puertos de la costa
del Cantábrico –localizados en un reducido tramo del litoral- con otros
de Inglaterra, Irlanda y la Baja Normandía.
Un trasiego constante de mercancías -como también de peregrinos
santiagueses- fluyó por aguas del Atlántico en dirección a los enclaves
portuarios de Villaviciosa y San Vicente de la Barquera, cuyos resultados
dieron lugar a interconexiones artísticas y culturales entre la Europa del Norte
y la escuela románica de Pola de Maliayo, denominación que recibía Villaviciosa
en la Edad Media.
San Juan de Amandi (Foto: Javi Pelaz) |
Si bien los
enclaves románicos asturianos se localizan a lo largo y ancho de la región,
sólo las iglesias con representaciones de cabezas rostradas se ubican en un
núcleo reducido de la costa, es decir,
en el concejo de Villaviciosa o en otros enclaves no muy lejos de la costa. Son
el caso de las iglesias de San Juan de Amandi, Santa María de Lugás, San
Esteban de Aramil, San Juan de Mieres y San Esteban de Ciaño. Hay que citar
también a Santa María de los Ángeles de San Vicente de la Barquera, ya en solar
cántabro y a Santa María de Arbas, en León.
Santa María de Lugás (Foto: Javi Pelaz) |
En el ámbito
asturiano las cabezas rostradas sólo se localizan en las portadas, superpuestas
de manera radial sobre las arquivoltas de las iglesias citadas. Entre ellas,
empero, hay diferencias notables. Si en Amandi, Ciaño, San Vicente de la Barquera
y Aramil son triangulares; en cambio las de Mieres, Lugás y Ciaño tienen forma de
medio punto. Otras de las disimilitudes hacen
referencia no sólo con el relieve del esculpido, sino con el modelado de los
ojos. Con respecto a éstos últimos unos son almendrados (Lugás) o simples
círculos y otros se esquematizan con sencillas incisiones (San Vicente de la
Barquera). Lo mismo sucede con el relieve: mínimo de Aramil o mediano de Ciaño.
San Esteban de Ciaño |
Texto: Javier Pelaz.
Santander
(1)Proviene del término latino rostrum-i, que quiere decir “pico de ave”. Diccionario Latino-Español.
Ed. Spes. Del “Diccionario Ideológico de la Lengua Española”, de Julio Casares,
extraemos el significado del adjetivo “rostrado/a”: que remata en una punta
semejante al pico del pájaro o al espolón de nave.
Bibliografia
“EL ARTE Y EL HOMBRE”. René Huyghe. V. 2- cap. XI: La Renovación
de Occidente: El Arte de la Alta Edad Media. Jean Hubert. Ed. Planeta.
LAS “CABEZAS ROSTRADAS
“. UN TEMA ORNAMENTAL EN EL ROMÁNICO DE VILLAVICIOSA. Etelvina Fernández
Gozález. Asturiensia medievalia, pp 341-364. 1979
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