La iglesia altomedieval de
San Salvador de Priesca parece recién construida, tal es su estado de conservación desde la restauración
acometida por la Consejería de Cultura en 1990 y gracias al buen cuidado que
sobre ella prodigan sus vecinos. Consagrada en 921 con la capital de la
monarquía asturiana ya establecida en León, conocemos esta fecha gracias a una
inscripción desaparecida durante los trabajos de restauración que Manuel del
Busto dirigió entre los años 1910 y 1922 y que estaba situada en lo alto de la
pilastra del lado de la Epístola próxima a la capilla mayor según los datos
aportados por Miguel Vigil en 1887. Otro epígrafe al lado del Evangelio, también
desaparecido en la actualidad, completa la fecha de consagración: día VIII de
las Kalendas de octubre de la Era DCCCCLVIIII (24 de septiembre del año 921).
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San Salvador de Priesca |
Forma parte del grupo de
edificios de lo que podría denominarse Prerrománico tardío de Villaviciosa, junto
a san Salvador de Valdediós, San Andrés de Bedriñana, San Bartolomé de Puelles
y Santa María de Celada. Guarda cierto parecido con San Julián de los Prados,
Santullano, aunque el emplazamiento de Priesca, cercano al mar Cantábrico y a la Sierra del Sueve, realza la
belleza del aparentemente sobrio edificio, como es habitual en todo el
Prerrománico asturiano, a excepción de aquella última mencionada, San Julián de
los Prados, transformado radicalmente su
entorno natural en urbano por la creciente expansión de la ciudad de Oviedo.
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Cabecera |
De planta basilical al
modo de las iglesias asturianas y cubierta de madera a dos aguas, la nave
central mide 9 metros de longitud y 4.80 de anchura; una arquería separa la
nave central de las laterales norte y sur; los arcos de medio punto aparejados
en ladrillo reposan sobre tres capiteles imposta que coronan pilares cuadrados
de mampostería. Cabecera triabsidial de testero plano y cubierta con bóvedas de
cañón.
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Capilla Mayor |
Se accede al vestíbulo
occidental a través de una portada de arco de medio punto; tal estancia
comunicaba en origen con la nave central por medio de una puerta adintelada,
aunque reformas posteriores de los siglos XVII y XVIII transformaron este
primer tramo abriendo un arco de medio punto y comunicando con el resto de la
iglesia las dependencias laterales de este recinto de entrada, que en principio
funcionaban como alojamiento para peregrinos. Existieron dos sacristías
adyacentes a las fachadas meridional y
septentrional de las que aún pueden observarse vestigios en esta última. El
pavimento es original, así como alguna de las celosías y la peculiar pila
bautismal. Un discreto ojo de buey en lo alto de la fachada principal tal vez
tuviese como función indicar los cambios de solsticio a los habitantes del
lugar. En época contemporánea se añadió una sacristía al muro sur.
En lo alto del ábside
central existe como es típico de la arquitectura de la Monarquía Asturiana una
cámara supraabsidial con acceso al exterior por ventana ajimezada con pilar
central. La bóveda de la capilla
mayor reposa sobre una serie de arcos murales ciegos que continúan en el muro
oriental; tal disposición recuerda a la existente en Santullano, con la que
guarda semejanzas como se comentó con anterioridad a pesar de ser ésta bastante
más antigua, con fecha de edificación en la primera mitad del siglo IX durante
el reinado de Alfonso II (812-842). La iglesia alfonsí de Santullano, San
Salvador de Valdediós, consagrada unos 30 años antes,
y San Salvador de Priesca guardarían reliquias
en el tabernáculo excavado en el muro testero. Los altares estuvieron dedicados
al Salvador, san Juan Bautista y Santiago.
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Capilla del Evangelio |
Las arquerías murales
presentan una vistosa y sencilla decoración al estilo de Valdediós. Los
capiteles, de forma troncopiramidal invertida
adosados del arco de triunfo, lucen el típico collarino sogueado asturiano, y hojas
palmiformes y nervadas y el ábaco decorado con bonitas líneas onduladas. Columnas
de fuste circular labrado en un único bloque de piedra y potentes basas con
huellas del encaje de antiguos canceles que hoy se exhiben en el Museo
Arqueológico de la capital del Principado.
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Capilla del lado de la Epístola |
Los capiteles de la
arquería mural destacan por la diversidad de motivos en la ornamentación del
ábaco que aunque sencillos hacen las delicias del visitante: triángulos, líneas
onduladas rematadas en voluta, líneas verticales… Algunos capiteles se decoran
con hojas de acanto nervadas y otros de tradición corintia.
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Pila bautismal |
El incendio de 1936
deterioró enormemente las pinturas murales. En 1959 Luis Menéndez Pidal
emprende la restauración del edificio. Los vestigios pictóricos que han
resistido hasta la actualidad se hallan cubiertos por una ligera capa de
cal y cubren ábsides, nave central y
nave sur. En la nave central sobre las arquerías se distingue un palacio con un
árbol en lo que podría ser un patio y en la zona superior un jarrón con otro
motivo floral, restos pictóricos, que guardan gran relación con los de la
iglesia de San Julián de los Prados. También al lado sur de la nave central
destaca una figura humana entronizada con un brazo levantado y cabeza vuelta a
su izquierda que según algunos autores coincide con representaciones de los
Beatos.
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Ventana ajimezada de la planta superior |
La bóveda de la capilla
mayor muestra una serie de círculos y cuadrifolios que no guardan simetría; en
el paramento oriental entre la bóveda y la arquería ciega óvalos y círculos con
rosetones conectados por estrechos rectángulos. Restos de una Alpha y un Omega
revelan la antigua existencia de una cruz pintada. Los ábsides laterales están
decorados con arquerías ciegas fingidas y las bóvedas con cuadrados y
hexágonos. Tanto Santullano como San Miguel de Lillo guardan gran parecido en su
decoración con San Salvador de Priesca, aunque en esta caso las
representaciones están más simplificadas.
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Ventana original en la sacristía |
El taller de pintores de
Priesca parece orientarse por la escuela de Alfonso II (791-842), menos influida
por el estilo mozárabe que San Salvador de Valdediós o Santo Adriano de Tuñón.
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón
Bibliografía:
-Prerrománico asturiano.
El arte de la Monarquía Asturiana. Lorenzo Arias. Ed. Trea.
-La Nueva España:Tres decadas de Patrimonio de la Humanidad. La Nueva España.2015
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