viernes, 3 de junio de 2016

UN CLAUSTRO CON TECHUMBRE ROCOSA


      El monasterio de San Juan de la Peña se ubica a unos 20 km. al sureste de Jaca, enclavado en un lugar único, en una oquedad resguardada por una enorme peña.
Vista general del monasterio
         Las primeras noticias documentales de San Juan de la Peña las tenemos en el año 920, año de su primera consagración, y a partir de aquí se fue convirtiendo poco a poco en uno de los centros monásticos de referencia para los reyes navarros y aragoneses. En 1675 un incendio devastó el monasterio y la comunidad se trasladó al nuevo monasterio, construido unos cincuenta metros más arriba, y que actualmente es conocido como "Monasterio Nuevo".

      Tras la invasión frances y sobre todo la Desamortización, los dos monasterios quedaron abandonados y, tras ser declarados ambos Monumento Nacional, se procedió a su restauración y adecuación para las visitas.

Claustro y al fondo la capilla de San Voto

El Claustro

      Al costado opuesto del Panteón de los Nobles fue habilitado el claustro. Desde la iglesia  se accede a él por medio de un arco de herradura que puede tratarse de un acceso de la primitiva iglesia que se trasladó en algún momento a la iglesia superior. Tiene en su rosca una inscrpción en caracteres mozárabes:
                           
                         Por esta puerta se abre el camino de los cielos a los fieles +
                         que unan la fe con el cumplimiento de los mandamientos de Dios.

Añadir leyenda



      Dentro del claustro nos encontramos con la construcción gótica  de la Capilla de San Victorián  edificada para albergar los enterramientos y al lado opuesto la Capilla de San Voto, tras una portada neoclásica.


      El claustro conserva prácticamente íntegros los lienzos norte y oeste, habiendo desaparecido las otras dos pandas, seguramente por un incendio ocurrido en 1494, pues tenemos descripciones del año 1576 que dicen que ya estaba en estado de ruina. En 1934-35 en las obras de restauración dirigidas por Íñiguez-Almech se consolidaron las arquerías románicas originales y se desmontó la obra moderna que cerraba el recinto, además de instalarse una serie de fustes y capiteles procedentes de la zona destruida sobre el podio del lado sur. Ésta es, más o menos, la disposición que ha llegado a nuestros días.


      En el claustro trabajaron dos talleres: uno a finales del XI, de influencia jaquesa, y ya en el siglo XII, el taller del llamado Maestro de Agüero o de San Juan de la Peña. 

      De finales del siglo XI son un conjunto de nueve capiteles procedentes de la zona demolida, que se distribuyen entre el podio sur del claustro y el museo del monasterio, más de uno de la arquería norte. Denotan influencia jaquesa, aunque de inferior calidad.


      El segundo grupo, formado por veinte capiteles, fue encargado durante la segunada mitad del siglo XII al llamado maestro de San Juan de la Peña, autor o taller anónimo, también conocido como Maestro de Agüero, probablemente para sustituir otro anterior.  El programa iconográfico que representaría sería de tipo salvífico, de la redención a través de la fe, contando para ello la historia del hombre desde el punto de vista de la salvación, desde el Pecado Original hasta la Resurrección de Cristo. La secuencia, sin embrago, queda interrumpida y tiene ciertas incoherencias, seguramente fruto de recolocaciones posteriores. La lectura comenzaría en el ángulo nordeste con el Ciclo del Génesis (creación de Adán y Eva, Pecado Original, Expulsión del Paraíso y condena la trabajo); el Ciclo de Infancia (Anunciación, Visitación y Anuncio a los Pastores). Tras este capitel, aparece descontextualizado, el episodio de Caín y Abel (hay quien dice que es una disputa entre canteros, pero este tema tampoco sería muy coherente. Tras él volvemos de nuevo al ciclo de la Infancia con escenas relativas a los Reyes Magos.



      En el lienzo más alejado de iglesia se dispone los capiteles que narran la vida pública de Cristo: Tentaciones del Desierto, Pesca Milagrosa y Bodas de Caná, la resurrección de Lázaro, la entrada de Jesús en Jerusalén, la Última Cena, el lavatoriode pies y la Traición de Judas.

El milagro de las  Bodas de Caná


      Las escultura está  trabajada en bajorrelieve y está dominada por un horror vacui muy acentuado que provoca contorsiones en algunas figuras que superan el propio marco. Los gestos son exagerados, casi teatrales, acentuando los ojos y la boca (esos ojos como de "extraterreste" tan típico del Maestro de Agüero), y confiriendo narratividad a las escenas. En cuanto a las formas, éstas se someten a esquemas geométricos, que dominan desde la configuración del rostro a los pliegues de los paños, hasta el movimiento de caballos o de la misma agua que se vierte de un jarro a otro en el magnífico capitel de la bodas de Caná.

La Última Cena


Texto y fotos: Rosa G. Nieves. Madrid

Bibliografía:



-          VV.AA., Siete maravillas del románico español.: GARCÍA LLORET, J.L. San Juan de la Peña, monasterio rupestre, panteón real. Una singular conjunción de arte románico y naturaleza. 2009. Fundación Santa María la Real.
-          Jaime Cobreros. Guía del Románico en España. De la A a la Z. Anaya Touring Club.

Enlaces internet

-          Página web de Arteguías: www.arteguias.com


 

     

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