Es a partir del XVII cuando la comunidad de las benedictinas
del monasterio de Santa María de la Serós se traslada a otro edifico del centro de Jaca donde
permanece en la actualidad. Con ello acaba un dilatado periodo histórico del
monasterio antiguo.
Sería doña Sancha,
hija del rey aragonés, Ramiro I, la
primera abadesa del antiguo monasterio, en compañía de sus dos hermanas, doña Urraca y doña Teresa
(las llamadas Sorores).
Tras la muerte de
la infanta-abadesa en 1097, su sobrino, Pedro
I, encarga la talla de un bello sepulcro que acogiera con todo su esplendor aL familiar de tan
alto linaje, denominado con el paso de
los siglos como “el de doña Sancha”. En la actualidad se halla en una de las
salas del monasterio nuevo.
Al artífice de la
pétrea caja mortuoria se le conoce como el Maestro del Sepulcro (también
trabajaría en algunos de los capiteles
de la puerta meridional de la catedral jaceteña). Su acusado estilo personal se
refleja en el cincelado de sus personajes: ojos abultados, caras redondas y
grandes manos.
Descripción
del sepulcro
En el centro del
lienzo anterior, dentro de una mandorla
sostenida por dos ángeles, aparece la abadesa desnuda y asexuada (las almas se
representaban de esa manera). A la izquierda, un obispo y dos acólitos ofician
el funeral de la difunta. A la derecha, doña Sancha, en medio de las dos
hermanas, en actitud de leer un libro.
En un lateral dos
grifos enfrentados rodeados de un círculo de perlas y, en el otro, un crismón
con un Agnus Dei. En el lienzo posterior un hombre desquijarando un león (¿Sansón?) y dos jinetes lanceándose entre sí.
Texto: Javier Pelaz
Beci. Santander
Fotografía: Rosa G.
Nieves. Madrid
-Bibliografia:
Jaime Cobreros. “Guía del Románico en España”. ANAYA. 2007
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