jueves, 2 de junio de 2016

EL ENCANTO DE UN SEPULCRO: EL DE DOÑA SANCHA.



      Es a partir del  XVII cuando la comunidad de las benedictinas del monasterio de Santa María de la Serós se traslada a otro edifico del centro de Jaca donde permanece en la actualidad. Con ello acaba un dilatado periodo histórico del monasterio antiguo. 



      Sería doña Sancha, hija del rey aragonés, Ramiro I, la primera abadesa del antiguo monasterio, en compañía de sus dos hermanas, doña Urraca y doña Teresa (las llamadas Sorores).




      Tras la muerte de la infanta-abadesa en 1097, su sobrino, Pedro I, encarga la talla de un bello sepulcro que acogiera con todo su esplendor aL familiar de tan alto linaje,  denominado con el paso de los siglos como “el de doña Sancha”. En la actualidad se halla en una de las salas del monasterio nuevo. 



 
 

      Al artífice de la pétrea caja mortuoria se le conoce como el Maestro del Sepulcro (también trabajaría en  algunos de los capiteles de la puerta meridional de la catedral jaceteña). Su acusado estilo personal se refleja en el cincelado de sus personajes: ojos abultados, caras redondas y grandes manos.





Descripción del sepulcro

      En el centro del lienzo anterior,  dentro de una mandorla sostenida por dos ángeles, aparece la abadesa desnuda y asexuada (las almas se representaban de esa manera). A la izquierda, un obispo y dos acólitos ofician el funeral de la difunta. A la derecha, doña Sancha, en medio de las dos hermanas,  en actitud de leer un libro.


    En un lateral dos grifos enfrentados rodeados de un círculo de perlas y, en el otro, un crismón con un Agnus Dei. En el lienzo posterior un hombre desquijarando un león (¿Sansón?) y dos jinetes lanceándose entre sí. 




Texto: Javier Pelaz Beci. Santander

Fotografía: Rosa G. Nieves. Madrid

-Bibliografia:

Jaime Cobreros. “Guía del Románico en España”. ANAYA. 2007    















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