La iglesia de los Santos
Justo y Pastor debe su nombre a los dos mártires hispanorromanos ejecutados en
Alcalá de Henares en el 304 durante las persecuciones de Diocleciano, cuyos restos fueron trasladados a Huesca por san Úrbez, primero a Nocito y luego a San Pedro el Viejo. Antes de edificarse
este templo una pequeña ermita en el mismo lugar albergaba el Cristo de los
Gascones, que en la actualidad se guarda en una capilla barroca añadida al ala
Norte. Un testamento del archivo catedralicio ya constata su existencia en
1120. Tras la repoblación se construyeron muchas iglesias extramuros de la
ciudad. Este lugar conocido como el Cerrillo era el barrio de los fabricantes
de paños.
Iglesia de los Santos Justo y Pastor |
Declarada Monumento
Histórico Artístico en los años 90, el descubrimiento de sus pinturas ha
propiciado su reconocimiento como una de las maravillas del Románico segoviano, cuya imponente torre
destaca tras el Acueducto, en dirección Oeste. Fue construida en mampostería de
granito e hiladas de ladrillo o verdugadas, que recuerdan el modo de trabajar de
los constructores romanos. En origen
constaba de una sola nave, presbiterio y ábside semicircular.
El ábside apenas luce
decoración, salvo algunos canecillos en las cornisas laterales y una ventana
central muy austera. La escasa altura de éste en comparación con la nave ha
permitido la apertura de otra ventana en el muro oriental.
La torre se
parece a las de Santa Eulalia y San Salvador pero es la mejor conservada: el
cuerpo inferior macizo y de mampostería, los otros dos con arcos de medio punto
en cada cara y uno superior de factura más tardía. Los capiteles se han
erosionado bastante pero aún es posible distinguir figuras zoomórficas,
combates y un extraño personaje con serpientes en torno a su cabeza.
La portada occidental típicamente
segoviana consta de tres arquivoltas con decoración vegetal las exteriores y baquetón la central, que
descansa sobre columnas con capiteles vegetales delicadamente labrados, el
septentrional y dos sirenas-pájaro, el meridional. Sobre ella un ventanal con
columnas y capiteles. Los dos óculos laterales son posteriores.
Al entrar abren dos vanos
al lado del Evangelio, el primero amplio y apuntado comunica con la capilla del
XVII que cobija la urna del Cristo de los Gascones, talla articulada del siglo
XII que escenificaba el descendimiento de la Cruz en la liturgia de la Semana
Santa.
A continuación, una
pequeña portada con un extraordinario tímpano permite el paso a la torre; en
tal estancia se guardaba antiguamente el mencionado Cristo. Al igual que
ocurrió con las pinturas murales ocultas del ábside, esta portada se hallaba
tapiada, pero afortunadamente pudo recuperarse pues su magnífica escultura
incluso conserva restos de policromía original. Guardapolvo de ajedrezado
jaqués y arquivolta de preciosos motivos vegetales y geométricos ciñen la
enigmática escena del tímpano que protagonizan cinco figuras magníficamente esculpidas
cuya expresividad resalta aún más por sus pupilas horadadas: un personaje
mitrado a la izquierda sentado en su cátedra, tres figuras femeninas que portan
redomas, la tercera de ellas con distinta vestimenta y corona flordelisada y un
ángel turiferario que inciensa un altar con una cruz protegida por un arco de
herradura.
Escena del tímpano |
El simbolismo de esta
escena continúa causando controversia, aunque indudablemente ensalza el motivo
de la Cruz. Podría tratarse de santa Elena, madre del emperador, Constantino, en
el momento de hallar la Vera Cruz, siendo el obispo, Macario de Jerusalén, el
personaje mitrado, aunque existen otras interpretaciones que identifican a las
tres mujeres con las tres Marías ante el sepulcro de Cristo. Al comunicar esta
portada con la capilla que albergaba el Cristo de los Gascones, la escena de la
visita al sepulcro encajaría plenamente en este lugar. En el nº 9 de la revista
Románico, Diciembre de 2009, Julio González Montañés, escribe un muy interesante
artículo sobre este tema: “El tímpano de San Justo de Segovia y la Visitatio
Sepulchri”.
Al lado de la Epístola, otra
portada sólo visible desde este lugar al hallarse oculta al exterior por una
capilla moderna que es posible que sustituyese a una galería porticada que
llegaría hasta el muro de Poniente, pues aún son visibles algunas ménsulas que
debieron sustentar la techumbre. Esta capilla alberga la pila bautismal del
templo.
Esta sencilla iglesia
levantada por artesanos locales cristianos o mudéjares debe su fama al
descubrimiento en 1963 de su extraordinaria decoración pictórica del último
tercio del siglo XII cuando se limpiaba y restauraba el ábside. Cubre parte de
los tramos rectos del presbiterio, el hemiciclo y la bóveda de cuarto de esfera
y cañón.
En primer plano Cristo en
Majestad según el Apocalipsis de san Juan, al estilo siríaco con pelo largo y
barba, que bendice con la mano derecha y porta el Libro de la Vida en la
izquierda. Los veinticuatro ancianos del Apocalipsis rodean la mandorla y en
las esquinas los símbolos del Tetramorfos: san Mateo (ángel), san Juan
(águila), san Lucas (buey) y san Marcos (león).
Pinturas románicas |
Bajo la escena anterior
la Crucifixión y el Descendimiento, aunque más deterioradas estas pinturas y
carentes de algún fragmento impresionan por su gran detallismo. Además de María
y san Juan Evangelista, aparece Longinos clavando la lanza en el costado de
Cristo y otro soldado que le acerca la esponja con vinagre. El artista deja
escrita bajo el ala del ángel izquierdo una desconcertante frase: “Non poteo
facere pinturas”.
Sobre la bóveda de cañón
una Agnus Dei sujeto por dos ángeles en magnífico escorzo. Dos escenas
flanquean al Cordero pero no ha sido posible identificar con seguridad su
significado. Una de ellas podría representar el Milagro de san Gil, relato de
la leyenda Dorada que narra cómo el emperador, Carlomagno, ocultó bajo un cáliz
eucarístico una nota con la confesión de sus pecados. Durante la misa celebrada
por san Gil el papel quedó en blanco, señal de que había sido perdonado por
Dios.
La Última Cena y el
Prendimiento de Cristo sobresalen a su vez no tanto por la calidad técnica como
por el lujoso despliegue de detalles, donde no podía faltar la agresión de Pedro
al soldado, Malco, sin duda obras maestras del arte Románico español.
Un segundo pintor decora
el arco triunfal con escenas del Génesis, como el pecado original de Adán y
Eva, creación de las aves y los peces, Caín y Abel…
Texto y fotografías: Cristina Sánchez. Gijón
Net::
-http://www.arteguias.com/iglesia/santosjustopastorsegovia.htm
-Románicoaragonés: http://www.arquivoltas.com/26-segovia/01-SegoviaSanJusto1.htm
(Antonio García Omedes)
Bibliografía
-Enciclopedia del
Románico (Fundación Sta. María la Real).
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