Ante el éxito de las I Jordanas del Románico realizadas por la asociación AdR con la Universidad de Cantabria
iniciamos este año 2015 las II Jornadas en el paraninfo universitario. Como el año pasado, se celebran los
sábados de Marzo, alternando una conferencia con una salida para visitar algún
templo.
Tanto el responsable del Aula de Patrimonio de la UC, Jose Luis Pérez, como el coordinador de AdR para Cantabria y Asturias, Javier Pelaz, en la presentación
del conferenciante, hicieron una llamada a la sensibilidad de la sociedad y de
sus políticos para promover la conservación, divulgación y promoción del arte, en
este caso románico.
El ponente, Jaime Nuño |
El arqueólogo y director del Centro de Estudios Románicos de Aguilar de Campoo, Jaime Nuño, nos fue metiendo en
materia sobre la importancia de la iglesia en época medieval como centro de la
vida de la comunidad. Es el lugar donde se realizan las cosas más importantes y
transcendentes. La iglesia es la referencia del poblado, preside la plaza, es
el lugar de encuentro y la sede de la parroquia, concepto que en el Medievo va
más allá que el puramente religioso.
La puerta, como elemento importante, que
marca la frontera entre el exterior, lo temporal; y el interior, lo espiritual.
Este elemento sacraliza el interior y tiene un significado de protección de la
parte transcendente. Esto se refleja en la cantidad de símbolos protectores que
se representan en los capiteles, tímpanos y demás recursos decorativos con los
que se embellecen las portadas románicas.
Alrededor del templo hay un espacio, el atrio,
que está definido en algunos escritos, a veces rodeado de un muro, donde se
desarrollan muchas actividades religiosas e incluso sacramentos, como el
bautismo. Las pilas bautismales están en el pórtico, dando significado al
sacramento como tránsito hacia una vida espiritual. Se celebran también
matrimonios, hasta 1184 no es sacramento, por eso se empieza en el exterior.
Los enterramientos son también en el atrio, casi a pie de puerta, realizándose
la vida cotidiana transitando sobre las tumbas por el poco espacio que dejan.
Aún hoy en alguna pequeña comunidad se siguen teniendo los cementerios
alrededor de la iglesia, eso sí, tapiados y menos caóticos que los de la época.
Algunas personas principales, nobles, alto clero, benefactores, se podían
enterrar dentro.
El pórtico es otro elemento, que aunque en
las sucesivas restauraciones y obras los han quitado de muchos templos, existía
en casi todas las iglesias. En él se hacían las reuniones de la comunidad,
donde se decidían las normas básicas de
convivencia. Se reunía la gente a golpe de campana, una especial para las
reuniones de concejo. A veces era el elemento nobiliario el que desde aquí
imponía sus normas, impuestos y reglas. Aquí vemos como el concepto de
parroquia excede el puramente religioso y comprende todo aquello que atañe a la
comunidad, como elemento diferencial, cerrado y casi excluyente sobre el que se
articula la vida social del hombre medieval. Incluso se observa en las iglesias
que se construyen en la repoblación, cómo, en un mismo núcleo urbano, las diferentes parroquias agrupan gentes según
su procedencia (francos , navarros ,
mozárabes del sur , etc.)
En los elementos decorativos de las
archivoltas se aprecia la representación de los oficios (canteros, fundidores
de monedas, recaudadores) así como la de gentes de entretenimiento (músicos,
bailarinas, figurantes), lo cual nos indica que los festejos y el trabajo diario,
incluido el de la propia logia
constructora de la fábrica, se desarrollaban en los alrededores.
En muchas de las piedras se aprecian
relojes, juegos del tipo del "tres en raya", inscripciones, a veces no
importantes, como las fechas de una siembra, que hacen pensar en una especie de
punto informativo. Al respecto piénsese en la labor que hace la campana como
elemento articulador, no sólo de los horarios (amanecer, mediodía, atardecer), sino
también de los hechos importantes (defunciones, llamada al culto, incendios...).
Los tribunales impartían justicia, las
gentes practicaban el trueque en los mercados, los niños jugaban alrededor y
hasta las prostitutas buscaban su sustento. Todo en el entorno sagrado de la
iglesia, que ejercía una labor articuladora de la vida diaria y era el elemento
sobre el que giraba, no sólo la espiritualidad y transcendencia del hombre, sino
también sus afanes diarios y sus escasos ratos de entretenimiento.
Era frecuente encontrarse con torres y
construcciones para almacenar los
enseres, grano y animales de los diezmos (la moneda no era frecuente). Incluso
se almacenaban armas.
Es muy posible que hoy podamos admirar las
excelentes representaciones escultóricas del románico, sobre todo en el
exterior en forma de capiteles, metopas, canecillos y demás elementos por la
necesidad de dar información y catequesis al hombre de la época. A veces
cultivando el temor de Dios con representaciones terroríficas del Mal (animales
monstruosos), a veces ofreciendo un lugar de refugio y consuelo para la difícil
vida de la época (representaciones del Paraíso, el Bien, juegos y diversiones)
y otras dando alternativa a las supersticiones comunes en la época (conjuros,
mal de ojo, etc.)
En fin, disfrutamos de una mañana agradable
donde conocimos alguna cosa más sobre nuestra afición, el arte románico, que
nos ayudará, estoy seguro, a explicarnos algunas de las cosas y enigmas que
podamos tener en un futuro sobre la interpretación de este o aquel capitel y
canecillo.
Tomás Lozano. Santander
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