domingo, 10 de mayo de 2015

SIPNOSIS DE LA CATEDRAL DE ZAMORA



      Zamora, por su situación estratégica dominando el Duero, es una ciudad habitada desde época pre-romana.  Es primero ciudad vaccea y después romana (Ocelum Duri) . Los visigodos la ocupan llamándola Simuri. 

      Después de la invasión musulmana queda despoblada hasta 893 que la toma y fortifica Alfonso III. Cuando la frontera se desplaza hacia el Tormes, Fernando I la repuebla. Con su hija, Doña Urraca, alcanza importancia con la historia que todos conocemos de Bellido Dolfos, el Cid y el asesinato de Sancho II de Castilla.  Alfonso VII, con la colaboración de su hermana,  Doña Sancha, consciente de la importancia de la ciudad, manda construir la catedra  La torre-fortaleza o campanario , dependiendo de la necesidad, así como el cimborrio se construyen hacia el 1200. La cierta celeridad de construcción permite una gran unidad de estilo, dentro de los cánones borgoñones clásicos, aunque se introdujeran novedades en la cubrición, de tendencia cisterciense y oriental.


       El cimborrio, elemento representativo del templo y muy bien conservado, está levantado sobre pechinas, sobre el cruce de la nave del transepto. Cuando se le contempla es indiscutible su influencia oriental  (bizantina). Es de bella factura y de similitud con algunos cercanos ( Toro y Salamanca ) lo que hace pensar en el mismo maestro . Éste procede o estuvo en contacto con maestros sicilianos al servicio de los normandos, donde el orientalismo estaba de moda . Puede ser también -las fechas lo permitirían- algún maestro que estuvo en las Cruzadas  y se influenció  del estilo. Cuatro torrecillas o pequeñas cúpulas laterales rematan la cúpula central recubierta de escamas, que esta está sujeta por arcos ciegos, columnas y capiteles, formando un conjunto característico y singular.

       La torre se adosa en el ángulo noroeste. Es ya de principios del  XIII y sigue siendo románica, a pesar que ya se empleaban arcos apuntados. . Es fundamentalmente consistente, no muy esbelta, parece hecha más para labores defensivas (torre del homenaje). De los cinco cuerpos, los tres últimos están con arcos. La torre da la imagen de sobriedad, fortaleza, simetría, elementos arquitectónicos característicos del románico castellano. Si no fuera por los arcos daría más la sensación de ser la torre de un castillo que la de  un templo.  Su aspecto es imponente y con el cimborrio es la primera visión que se tiene desde lejos  de la catedral.



       El tercer elemento exterior que se conserva de la época  románica es la portada sur  o “Puerta del Obispo” . Tiene tres  niveles enmarcados  con contrafuertes y resaltados por columnas estriadas. En cada nivel arcos de medio punto enmarcan cuatro archivoltas -decoradas a base de lóbulos- con columnillas y capiteles. La sección de cada uno de ellas así como el perfil inciso en el lóbulo anterior configura una imagen llamada “gorro de bufón”. Los capiteles son de motivos vegetales. Las basas de las columnas apoyan sobre podios que a su vez apoyan sobre una escalinata.. Esta escalinata, en la portada así  como los tres cuerpos de la puerta, da grandiosidad y magnanimidad al templo (no olvidemos que es una catedral y por tanto sede episcopal ). A destacar: el vano de la hornacina de la derecha de la entrada, con una Virgen sedente  con el Niño en brazos, flanqueada por dos ángeles y enmarcada por archivolta vegetal  algo recargada. Se denomina “Grupo de la Majestad “.  Debajo hay una cabecita asomando el muro , aunque muy deteriorada,  representa el caudillo infiel del siglo X, que cercó la ciudad. Era costumbre lapidarla y por eso está como está.

        En el interior, las naves laterales cubren con bóvedas de arista y la central, algo más tardía, con bóvedas de crucería y arcos apuntados de estilo tardorrománico o protogótico. Llama la atención algunos capiteles torreados de estructura y los restantes no tienen decoración, son lisos.

      La joya del templo es el interior del cimborrio. Levantado sobre cuatro pechinas y apoyado en cuatro arcos torales ya apuntade , cumple la función de linterna. Dieciséis vanos con otras tantas columnas se prolongan en nervaduras, que confluyen en la clave . Entre cada de éstas, bóvedas de piedra en perfecta armonía y simetría rematan un conjunto que si en el exterior llama la atención su belleza, en el interior asombra su funcionalidad como linterna y su perfecta ejecución para lograr un todo asombroso.
     Todo esto en cuanto a los elementos románicos. Como todas las fábricas a lo largo del tiempo se sustituyen elementos y se añaden otro Originariamente, era una construcción con tres naves, crucero y sendos ábsides. La cabecera se sustituyó en el siglo XV por una gótica y el claustro se remplazó en los siglos XVI y XVII. 

      Otros elementos no  románicos a destacar son el coro construido entre 1512 y 1516, por Juan de Bruselas, y el retablo actual, que es de estilo neoclásico.

      En definitiva, la catedral de Zamora es de las pocas que quedan románicas, aunque no en su totalidad. La singularidad y belleza del cimborrio, su imponente portada sur, su torre-  campanario  y el entorno en que está construida , como núcleo de la ciudad medieval pareciendo  que vigila el paso del Duero, hacen de su visita un ejercicio estimulante para todos aquellos que amamos las piedras y todo aquello que nos dicen de nuestra cultura e historia.
Texto: Tomás Lozano. Santander
Fotos: Rosa G. Nieves. Madrid


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