jueves, 22 de enero de 2015

POR LA ZONA OCCIDENTAL DEL PRINCIPADO DE ASTURIAS

      Con un tiempo infernal un grupo de infatigables amigos salimos, el pasado 24 de Enero(1), al encuentro tanto de los más sublime como de lo más apartado del Románico asturiano.

      Empezamos con la iglesia de Santa María de Villanueva, que sorprende, dado su emplazamiento remoto, por su complejidad y la exquisita talla y riqueza iconográfica de sus capiteles y pila bautismal, la cual, según las vecinas," no se deja llevar a las exposiciones porque no la devolverían".  ¡Es una pena que todavía no hayan comenzado las obras y eso que llevan más de un año de espera!

Santa María de Villanueva


    Luego pasamos a la La Plaz para visitar la Colegiata de San Pedro de Teverga, de estilo único de transición de prerrománico al románico primitivo, en la que el hombre es dominado o medio transformado en animales salvajes como el oso y el jabalí, que aún se encuentran en la zona. 

Capitel de San Pedro de Teverga


     Esta dos iglesias (antes monasterios) con sus formas arquitectónicas masivas  y duraderas y sus esculturas de lucha permanente de animales contra el Mal y la omnipresencia de la Muerte, sintonizan a la perfección con el tiempo invernal de nuestra visita: crudo, elemental y aún violento. Además, en la colegiata hay un Cristo crucificado gótico, dos cuerpos momificados de personajes de alto rango y las joyas y bordados de doña Urraca, con que incrementan nuestra sorpresa de encontrar tanta historia, riqueza artística y profunada emoción en este paisaje agreste, antes paso importante a la meseta. 

Colegiata de San Pedro de Teverga


      En ruta a la sublime Oviedo, paramos en la iglesia prerrománica de San Andriano de Tuñón caracterizada por una restauración demasiado "moderna", incluyendo el amplio acondicionamiento de los alrededores para los visitantes, pero cerrada como siempre, a pesar de tener dentro unas pinturas mozárabes con una influencia omeya única.

San Adriano de Tuñón


      Ya en la capital del Principado, Carolina, conservadora del Museo de Bellas Artes, nos explica de manera concisa y completa las facetas de la Torre Vieja y la Cámara Santa de la catedral, con orfebrería relicaria y cruciforme y su apostolado escultórico en las cumbres del prerrománico y románico. De verdad como cantaban los peregrinos antaño: quién va a Santiago y no a San Salvador visita al criado y no al Señor.

Los asistentes a la hora del aperitivo


      Finalmente, vemos los restos románicos del Claustrillo de la Abadía Real de San Pedro, "poco -según sor María Covadonga, debido a la destrucción de los franceses y la de 1934". La hermana nos explica los más de mil años de historia continua de esta comunidad benedictina de clausura, tal al día con sus magníficos cedés de canto gregoriano y el recital de cítara con que nos deleitó tras mostrarnos su iglesia reformada y tan bien cuidada. ¡Cuán ironía de tener tanto esmero y explicación comparado con las otras iglesias visitadas, pero tan poco románica debido a la demasiada historia moderna!

Ante la abadía de San Pelayo de Oviedo


Texto: Michael Wilkinson. Canterbury (Inglaterra)

(1) del año 2008

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