lunes, 18 de noviembre de 2013

                             IGLESIA  RUPESTRE  DE  VILLAESCUSA  DE  EBRO


Villaescusa de Ebro, pueblo perteneciente al municipio de Valderredible, es la última localidad donde el Ebro se despide de la región cántabra meridional antes de adentrarse en la provincia de Burgos.
 
Siguiendo la margen derecha del río y equidistante un kilómetro del pueblo se ubica un bello paraje llamado el Tobazo. Su toponimia deriva del término toba, roca caliza porosa y ligera formada por la cal que llevan en disolución las aguas de un manantial surgido de las entrañas de la comarca vecina de La Lora. Con las abundantes lluvias y con el desnieve resurgen de la peña referida un sinnúmero de cascadas conformando un paisaje deslumbrante.
 
El entorno de este espacio natural, en donde los estudiosos de tan interesante tema señalan que hay  más de treinta cuevas que tuvieron una función religiosa, es el punto del inicio de la renombrada ruta de las Hoces del Ebro.
 
Gracias a la resurgencia del sistema calcáreo se formaron tres cuevas naturales a unos ochocientos metros de altitud, en donde se encuentran los restos de un conjunto eremítico altomedieval. De aquellas cavidades, sólo una, la central, tuvo carácter litúrgico.
 
La iglesia que nos ocupa carece de advocación de santo o santa alguno. Simplemente se la conoce con el nombre del pueblo.
 
Es de planta cuadrada y su cobertura es la propia roca de la cueva. En la pared izquierda se abre una hornacina rematada en arco de medio punto, con una cruz latina grabada en su fondo. La cabecera, orientada al este, tiene planta rectangular, unida a la nave central por un arco triunfal de media rosca. Del fondo del testero sobresale un machón destinado a soportar la mesa del altar. Varias cruces latinas cinceladas en distintos lugares de la roca completan el espacio litúrgico. El acceso a éste se realiza por una vano de arco rebajado y que se sitúa en la esquina noroeste de la nave. A las siniestra del referido vano aparece una tumba de "bañera" excavada en roca bajo un arcosolio.
 
Se supone que las otras dos cuevas se utilizarían como alcobas y sitios de enterramientos de sus moradores, posiblemente una pequeña comunidad de anacoretas dedicados a la predicación y oración. Las tres cuevas se comunican entre sí por galerías.
 
 Aún no se ha determinado con precisión la época en que una de  estas cuevas fuera remodelada para ser utilizada con fines religiosos. Al no haber datos  con rigor histórico para fijar una fecha más o menos exacta da lugar a que los historiadores y arqueólogos no se pongan de acuerdo. Unos señalan que el espacio eremítico pertenece a los siglos VI-VII; otros al periodo que va del siglo VIII al X.
 
La teoría que expone Bertín Gutiérrez López -estudioso de la iglesias rupestres de la zona- es que si se trata de cristianizar el valle del paganismo la datación de estas construcciones rupestres sería de las postrimerías  del siglo VI; mas si son monjes que recristianizaban la comarca -una vez que los árabes habían sido rechazados más hacia el sur- su cronología abarcaría del siglo VIII al X. Concluye su exposición con algo muy interesante la existencia de arcos de medio punto y cruces latinas podría indicar una época más tardía, pero siempre anterior a la introducción de la reforma gregoriana en la región, a finales del siglo XI.
 
                                                                                                  Javier  Pelaz Beci
 
Bibliografía
BOHIGAS ROLDÁN, R: "Las Iglesias rupestres de Valderredible". Cuadernos de Campo, nº 7. Marzo 1977.
 
GUTIERREZ LÓPEZ,B: "La Colegiata de San Martín de Elines". Colegiata-Parroquia de San Martín de Elines. 2005.


 
Fotos: Javi Pelaz

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