Entre un calor
asfixiante llegamos a RÁVENA, la
ciudad de los mosaicos. La tumba de Gala Placidia, la basílica de San Vitali y
el baptisterio Neoniano tienen mosaicos
bizantinos de excelente composición,
calidad y colorido. La basílica de San Vital recuerda un poco a Santa
Sofia de Bizancio. Aquélla fue la capital de los bizantinos en Italia y su
impronta artística es más que evidente. Es también imprescindible, esta vez
desde un punto de vista sentimental más que artístico, la visita a la tumba de
Dante. Lo cierto es que entre el calor sofocante ( 39ºC) y el monotema de los
mosaicos acabas deseando irte.
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San Vitali de Rávena |
Iniciamos el
descenso por todo el Adriático hacia la
parte Sur. Después de una escala en RÍMINI,
el Benidorm italiano, llegamos a BARI.
El casco antiguo (ciutat vechia) está, como casi todos en Italia, muy bien conservado.
Es un enclave marítimo con castillo defensivo y callejas muy estrechas, donde
los tendederos de ropa enfrentados se tocan. Se respira un ambiente muy
mediterráneo con tertulias en la calle al atardecer, charlas e incluso partidas
de cartas. En el paseo marítimo hay una extraña quietud, parece que el tiempo
se detiene y por un instante recuerda aquel verso de Neruda “son más tristes
los muelles cuando atraca la tarde". En este casco antiguo , hay dos iglesias
románicas: la catedral de San Sabino y la basílica de San Nicolás. En la
primera destaca el esbelto Campanile
y el rosetón de la fachada principal. En el interior la doble arcada de la nave
central de simetría y ejecución rigurosa. La basílica de San Nicolás es del año
1087 y se construyó para albergar las reliquias del santo, ahora en una cripta
debajo del presbiterio. Sobre el altar hay un cimborrio a modo de baldaquino
sujeto con columnas rematadas en capiteles
de excelente factura. Ambos conjuntos son un ejemplo del románico
apulense, con amplios volúmenes, profusión de arcos en el interior y exterior
y aspecto característico por su piedra blanca y su grandiosidad.
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Cimborrio de San Nicolás de Bari |
Tras una visita a
POLIGNANO A MARE, pintoresco pueblo
sobre el acantilado con miradores sobre
el mar, plazas pequeñas y bulliciosas y un paseo en barca para visitar cuevas,
cuyo principal atractivo es el “tour operator”, Dorino, que te da lecciones de
conducción de lancha con el pie y sin manos, mientras increpa a todo aquel que
se cruza en su navegar. Fuimos por unas carreteras tortuosas hasta la punta
del "tacón de la bota", sin más interés que ver la unión del mar Jónico y Adriático. Al regreso, visitamos LECCE,
su principal monumento es la basílica de la Santa Croze, cuya portada barroca
parece diseñada por un demente en pleno delirium
tremens.
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San Nicolás de Bari |
Iniciamos el
camino de vuelta hacia el Norte de Italia con parada en PESCARA. En el hotel y por indicación de un guía nos fuimos a
visitar una iglesia románica en los Montes Abruzzos, cercanos a la ciudad. Entre carreteras de montaña, no
encontramos la iglesia, pero sí un precioso pueblo , SANTA STEFANO, que a juzgar por todo lo que subimos estaba un poco
por debajo del purgatorio. En la siguiente etapa, un accidente en la
autopista, nos hizo desviarnos y pudimos hacer una visita no prevista a la
ciudad de FERRARA . Vimos un
castillo imponente y el Duomo; mezcla de románico, gótico y renacimiento.
Por dentro no vale nada pero la portada y el Campanile son muy interesantes. Las esculturas de la portada son
más góticas que románicas y aún así excelentes.
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Catedral de Ferrara |
Retorno a BÉRGAMO y con una última visita para
cenar en la ciutat vecchia,
preparamos la maletas y con un montón de fotografías, un sinfín de bellas imágenes en la retina que con la ayuda del
cuaderno de "bitácora" nos ayudarán a poder contárselo a los amigos, regresamos
para casa.
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Catedral de Módena |
Texto y fotos: Tomás Lozano. Santander
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