Tras el debacle
de la monarquía visigoda –a raíz de la invasión musulmana de la Península en
711- un sinnúmero de laicos y clérigos hispanogodos se refugiaron en las
fragosidades transmontanas del solar cántabro-astur.
En el transcurso
de varias décadas se va consolidando el minúsculo territorio norteño, Asturorum regnum, cuyos monarcas se
consideran continuadores de los reyes visigodos de antaño. A partir de Alfonso II el Casto comienza, en un
principio, a construirse monumentos
religiosos con evidentes influencias hispano-romanas y carolingias, hasta
llegar a ser, en tiempos de Ramiro I y
Alfonso III, un estilo con
personalidad propia, conocido como arte asturiano.
Uno de los elementos
arquitectónicos característico de la nueva manera de construir es la profusa utilización ornamental, principalmente
en los vanos de los paramentos de sus iglesias, de tracerías o celosías de clara
ascendencia islámica. De aquella mozarabía emigrada a territorio cántabro-astur
más por necesidades de supervivencia que por otro estímulo personal, habrían
alarifes, ya que dejaron su impronta en lo nuevos monumentos con elementos claramente orientales. Es el
caso de las celosías que ornan las ventanas de muchos edificios.
Celosía de Perrozo |
En la comarca
cántabra de Liébana han aparecido piezas disímiles de celosías de clara
influencia asturiana, denominadas por el nombre de las iglesias donde se
hallaron: la Asunción de Perrozo, de
origen románico, y San Salvador de Enterrias,
de los municipios de Cabezón de Liébana y Vega de Liébana respectivamente.
-Celosía de Perrozo
Su datación corresponde
probablemente al siglo IX. Es un fragmento de una tracería, de forma
semicircular, cuyo borde se adorna con
zarcillos ondulados. En su interior encierra una tosca flor de cinco pétalos
horadados, de los cuales dos están rotos. Actualmente se expone al público en
el Museo Diocesano “Regina Coeli”, de
la villa cántabra de Santillana del Mar.
-Celosias de Enterrias
Son dos
fragmento. Uno está incompleto y muestra en su decoración una
tradición visigoda: arcos de herradura, funículos y triángulos.
Celosia de Enterrías (Foto: Javi Pelaz) |
La otra,
encontrada en buen estado, es la más
interesante por doble motivo. Dentro de una estructura rectangular (69x59 cm),
presenta una estrella de ocho puntas en el centro y ocho triángulos en el
resto, separados por diversos ejes, unos con estrías y otros con triángulos, que convergen en la estrella central. En sus ángulos aparecen aspas
o flores cuatripétalas, y en el borde perimetral elementos geométricos en
zig-zag. El otro motivo excepcional es que en el eje central se aprecia una
inscripción: ANTERUS ME FECIT (Antero me hizo). Podría aludir al artífice
del templo y sería por tanto el primer arquitecto conocido en Cantabria, ya que
su nombre es de origen tardorromano. Su cronología debe situarse entre las postrimerías
del siglo VIII y primera mitad del IX, si tenemos en cuenta su simultaneidad
con las celosías asturianas.
Ambas celosía
están expuestas en el interior de la referida iglesia, aunque la mejor conservada
se utilizó, hasta la reforma de la iglesia, como peldaño para subir al coro. En
la actualidad adorna el frontal del altar mayor.
Texto: Javier Pelaz. Santander
Bibliografia:
“Beato de Liébana y los beatos”. Campuzano Ruiz, Enrique.
Consejeria de Cultura , Turismo y Deporte de Cantabria. 2006
“Orígenes de la Nación Española. El Reino de Asturias”.
Sánchez Albornoz, Claudio. Editorial SARPE. 1985
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