viernes, 6 de mayo de 2016

ERMITA DE SAN JULIÁN DE LIENDO. UNA AGONÍA POR INCURIA Y EXPOLIACIÓN




      Desolación en su doble  acepción de aflición y ruina. Es lo que sentí y percibí la otra tarde cuando me acerqué  de nuevo a la ermita de San Julián de Liendo. Aflición por comprobar que el expolio continúa metódico y desmesuradamente sin que nadie ponga remedio a un hecho tan increíble como es arramblar los sillares del monumento más antiguo del municipio. Y ruina porque si ya la ermita románica per se años presentaba hace seis años un aspecto de avanzada destrucción, en la actualidad se halla a punto de desmoronarse por completo lo que aún queda en pie.
      Liendo es un precioso valle enclavado entre las desembocaduras de los ríos Asón y Agüera. Se halla a pocos metros de la costa donde se localiza una recogida playa protegida por espectaculares acantilados.
      A corta distancia del  arenal se yergue los referidos restos de la antigua ermita. No aparece como tal en ninguno de los documentos medievales, en cambio sí se nombra  Liendo en el Cartulario de Santa María del Puerto en un documento de finales del siglo XI. Más tarde el Madoz (1845-1850)  cita la ermita entre otros templos del valle. 

Estado actual de la ermita
   
      En el año 1989, los arqueólogos cántabros Bohigas y Rasines descubrieron junta a ella una necrópolis medieval. En una de ellas se encontraron los huesos de una persona, cuyos análisis dieron una datación entre el siglo IX y XI. Por lo que hace suponer que hubiera antes un templo más antiguo.

Aspecto que presentaba la cabecera en el 2011

      La ermita tardorrománica debió ser de pequeñas dimensiones, con planta de una sola nave. En mi visita en el año 2010 todavía conservaba un presbiterio recto cubierto con bóveda de cañón apuntado y de horno en el ábside. Un arco triunfal doblado y apuntado descansaba sobre unos capiteles troncopiramidales adornados con una cabeza humana y grabados.

La cabecera en la actualidad (mayo de 2016)

      Más tarde fui sabedor que cierto día un constructor saqueó los sillares de la bóveda de cañón, del arco triunfal con sus capiteles, trasladándolos a un lugar de su propiedad. Se da la circunstancia –para más inri-  que el edificio y su entorno es de propiedad municipal, al habérselo comprado en su día a los antiguos dueños por seis mil euros. Desconozco por el momento si por parte de la corporación municipal  el flagrante despojo fuera  denunciado, pero lo que me descoloca por completo es que ante la pasividad manifiesta de la comunidad vecinal alguien por su cuenta cargue en el camión elementos arquitectónicos de un bien  histórico-artístico, siendo, además, el más antiguo de la zona.

Javier Pelaz Beci   
   


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario