viernes, 9 de mayo de 2014

UN ACERCAMIENTO HISTÓRICO Y ARTÍSTICO DE SANTA MARÍA DE WAMBA


 
      San Julián de Toledo (Toledo 642-690), cronista de la Hispania visigoda, sitúa en la antigua Gérticos la muerte del rey Recesvinto y la elección del nuevo rey Wamba. La "Crónica Albeldense" (881-833) narra esta misma versión, pero la "Crónica" de Alfonso III (principios del siglo X) menciona un lugar que podría identificarse con los Montes Torozos. Cuando el rey Alfonso III llega a residir en esta zona pretende establecer un vínculo con la monarquía visigoda, por lo que identifica Gérticos, lugar en que se celebró  tal acontecimiento, con una población donde  el monarca ya había vencido a los musulmanes. Posteriormente, en las obras de Ximénez de Rada y Alfonso X se mantiene ya la ubicación de Gérticos en esta comarca de Valladolid, próxima a los Montes Torozos y regada por un afluente del Hornija. El nombre de  Wamba, en honor al rey  supuestamente elegido en este lugar,  ha llegado a nuestros días. Sin embargo, a pesar de que las excavaciones arqueológicas muestran que el área estuvo poblada continuamente desde esas fechas, y sin duda existió un monasterio visigótico, no se puede afirmar con total seguridad que la antigua Gérticos sea la actual Wamba.

 
Portada occidental


      El obispo Frumio de León funda la iglesia de Santa María de Wamba en torno al año 828. Entre 945 y 951 los documentos reales mencionan a Nuño como abad, habiendo cobrado gran importancia Santa María como se deduce de las numerosas heredades que recibió en territorios situados entre los ríos Cea y Porma. A finales del siglo XI, la infanta doña Sancha lo recibe de la infanta Elvira, su tía-abuela, y a su vez en 1140 lo dona a la Orden de San Juan, posesión confirmada por Alfonso VII, pero que varía al año siguiente cuando doña Sancha cambia su monasterio de Santa María de Toro por Wamba y San Cebrián de Mazote, aunque según ordena en su testamento posteriormente pasa de nuevo a la Orden. El territorio del Infantado pasa al reino de León siendo monarca Fernando II. En 1195 se construye la iglesia como se deduce de la inscripción en la fachada Oeste: “año 1233 de la era”.

 

      Durante el siglo XIII, los caballeros hospitalarios se desprenden de algunas encomiendas pero continúan en Wamba. Los freyles sentían gran aprecio por este territorio y encomiendan su gestión en 1298 a Arias Gutierrez Quesada, caballero de la familia Quijada,  que cumple la función de teniente del Maestre para la Orden en Castilla-León. Con el paso del tiempo, la supresión de los señoríos y la reorganización eclesiástica promueven importantes cambios en la localidad, aún así la iglesia de Santa María de Wamba, a día de hoy, conserva un soberbio magnetismo que se hace sentir a poco que crucemos el umbral de su portada.

 
Inscripción de la datación: in era 1233


      La principal de ellas se abre a Occidente contando con otra más sencilla al Sur. Los vestigios de lo que fue el antiguo monasterio se encuentran en el ala Norte. La zona románica se construyó en hiladas de buenos sillares de caliza, que parecen haber sido reforzados en la restauración de 1920, según consta en la inscripción del testero de la nave central. En época reciente se limpian y consolidan muros y se añade una cubierta de madera en la portada Sur. La cabecera y crucero, de estilo mozárabe, se construyeron en ladrillo y mampostería. Consta de tres naves, la central más elevada, crucero y tres capillas rectangulares en la cabecera, que construidas junto al crucero en época anterior al resto de la iglesia, podrían remontarse al año 928, aunque no puede confirmarse esta datación, como sí sucede con la parte románica levantada en  1195, según reza la inscripción del tímpano de la portada Occidental.

 

      La nave central supera en anchura y altitud a las laterales en proporción 2:1. Separan tales espacios pilares compuestos de núcleo rectangular y esquinas biseladas y decoración de botones estriados, con dos columnas adosadas a cada pilar. Los capiteles se adornan de motivos vegetales y temas alegóricos. Aún se puede observar algún resto de policromía en rojo y ocre. Presenta cubierta de madera, apoyada sobre ménsulas recientemente reconstruida.

 
Cabecera


      En el muro del Evangelio una puerta brinda acceso a una capilla que alberga la pila bautismal. Otra curiosa estancia que formaría parte del claustro comunica con el crucero. Presenta bóveda de arista que apoya sobre un robusto pilar central, que evoca lejanamente la “palmera” de San Baudelio de Berlanga, a quien hubiese visitado anteriormente este otro templo.

 

El crucero y la cabecera, de época mozárabe, presentan una estructura compartimentada propia de este estilo. Los pilares, cuadrados, sostienen arcos de herradura y se decoran con tres molduras escalonadas, que a su vez recuerdan a las de algunas iglesias del prerrománico asturiano  como San Salvador de Valdediós. Las bóvedas del crucero son de cañón, partiendo en origen de herradura, aunque han sido retocadas, la central pudo ser de arista. El aparejo de las capillas del ábside es de ladrillo y mampuesto. Abre en cada una un vano de medio punto abocinado y de ladrillo.

 

      El testero de la capilla mayor conserva restos de pintura mural: una cruz central y ocho cuadrados con círculos inscritos, que enmarcan ruedas de ocho radios y animales mitológicos, que según algunos autores, imitarían el estampado de una tela oriental y que a su vez recuerdan el friso superior de Quintanilla de las Viñas.

 
Capilla contigua al crucero


      La portada del imafronte es otro elemento  a destacar. Se halla protegida por un tejaroz con friso de once canecillos. Las arquivoltas decoran con baquetones y escocias. Entre las arquivoltas: tacos y bolas. Las columnas, de fuste corto, apoyan sobre plintos que recorren la fachada a modo de un banco corrido. Los capiteles se encuentran bastante deteriorados. El tímpano, esculpido en una sola pieza, se decora mediante una franja de círculos con flores octopétalas a lo largo de su borde exterior, más otros cuatro con el mismo motivo, dos a cada lado y la inscripción mencionada anteriormente que otorga fecha a la construcción. Soportando el peso del tímpano mochetas de hombres barbados. Abre un magnífico rosetón en lo alto de la fachada y la corona una cruz sobre cabezas de leones con las fauces abiertas.

 

      La portada Sur de arco apuntado no presenta decoración cubierta por un pórtico de época reciente. Sobre el crucero, torre campanario con dos vanos a cada lado en donde albergan las campanas.

 

      La decoración escultórica del interior destaca especialmente en los capiteles de las columnas adosadas a los pilares. Muestran temas vegetales, una enigmática imagen de león con lazos vegetales y aves monstruosas así como otros  tal vez “costumbristas” como un hombre extrayendo vino de una tinaja, esquilando un cordero o lo que podría ser la representación de un zapatero estirando con los dientes un pedazo de piel y lo que parecen ser unas tijeras y que también es interpretado como el pecado de la gula. Otros representan imágenes alegóricas como el pesaje de las almas por San Miguel.

 
Capitel de la gula o el oficio de zapatero


      Como decoración típicamente mozárabe talla a bisel en los pilares de la cabecera, palmetas y espigas en el lado de la Epístola. Un antiguo capitel corintio de la iglesia mozárabe hace las veces de pila de agua bendita junto a la portada Sur.

 

      Santa María de Wamba es un interesantísimo templo prerrománico del siglo X, de los denominados mozárabes, según autores como Gómez Moreno, o de Repoblación, según Bango Torviso, que se construyeron en las proximidades del Duero en el Reino de León en tiempos del reinado de Ordoño II, Alfonso IVl, etc… Es posible que los repobladores astur-leoneses del siglo X hallaran un monasterio visigótico en ruinas que les sirviera de inspiración para la iglesia cuya magnífica cabecera que aún hoy tenemos la fortuna de contemplar.

 

      Santa María de Wamba conserva otra estancia que podrá fascinar u horrorizar de igual modo a quien emprenda este pequeño gran viaje a través de la historia: un magnífico osario que alberga esqueletos depositados allí desde el siglo XIII al XVIII.
 
Texto y fotos: Cristina Sánchez. Gijón

 

Bibliografía:

Enciclopedia del Románico. Fundación Santa María la Real.


http://www.turismo-prerromanico.com/es/mozarabe/monumento/santa-mara-de-wamba-20130411152814/#ad-image-0

 

 

 
 
 


 

 

 

 

 

 

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