jueves, 26 de mayo de 2016

REFERENCIA DE LOS TÉRMINOS DE "CANTABRIA" Y "LOS CÁNTABROS" EN LA ALTA EDAD MEDIA



      En la época prerromana la referencia más antigua a Cantabria y a los cántabros proviene del escritor romano, Catón el Viejo, que en su libro “Orígenes”, fechado en 195 a.C., habla del nacimiento del río Ebro (Fontes Hiberis)  en el país de los cántabros. Mas será en el periodo de las llamadas “Guerras Cántabras” (29 a. C.), cuando las menciones sobrepasan las ciento cincuenta. Otrora el solar de los cántabros se extendía por el sur hasta Peña Amaya; al este, el río Agüera hacía de límite;  al oeste el río Sella y al norte el Mar Cantábrico.

      Durante la nebulosa acaecida a partir de la decadencia del imperio de los césares disminuye casi por completo las alusiones al solar de los cántabros. Será en la Alta Edad Media, cuando aparece la consignación más antigua de los nombres antes referidos en una arqueta con las reliquias de san Millán de la Cogolla (473-574) -o Aemilianus-, recogida en el cenobio epónimo de Yuso, de la provincia riojana.

Foto 1: Réplica en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria

               

      Gracias al biógrafo de San Millán, san Braulio (657-667), sabemos que el monje se trasladó a la tierra de los cántabros siguiendo el curso arriba del Ebro, con el fin de evangelizar aquellas tribus tan indómitas como paganas.
  
      Ya en el siglo XIII, un monje del monasterio de Yuso, Gonzalo de Berceo, poeta perteneciente a la corriente literaria del mester de clerecía, escribiría otra biografía sobre el Santo.

      En el periodo 1053-1063 las reliquias del santo fueron trasladadas al monasterio de Yuso y depositadas en una arqueta rectangular con tapa piramidal. Fue realizada por un equipo de artesanos dirigidos por el maestro, Engelram. Las fuentes en la que se inspiró el artífice fue el referido códice de san Braulio escrito en latín en el siglo VI. Los elementos que la componen son de tradición hispano-musulmán (almenas, arcos de herradura) y por la expresividad de algunos personajes remite al románico germánico.   

   
Foto 2 Réplica en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria
                     
     

      En el mismo cofre, sobre una tablilla de marfil de 15,5x11 cm, incrustada en la parte trasera se dejan leer los dos nombres de “CANTABRIA” y los “CÁNTABROS”. El marfil original es una de la 22 tablillas que decoran la famosa arqueta. En la placa superior aparece san Millán evangelizando a los cántabros (1) (Foto nº 1).  La del registro inferior se plasma la ejecución por parte de Leovigildo de un personaje cántabro llamado Abundancio (según el relato de san Braulio), que se había mofado del santo(2). La frase latina que aparece inscrita es la siguiente: Ubi Leovigildus rex cántabros aflicit (Cuando Leovigildo castigó a los cántabros). (Foto nº 2)

      En la biografía de san Braulio se cita de nuevo el término  los cántabros” con ocasión del milagro  de la expulsión del diablo de los cuerpos del senador Nepociano y de su esposa Proseria(3). Asimismo, hay otra referencia en la misma biografía del nombre de la capital de los cántabros, Amaya(4).

Texto y fotos: Javier Pelaz Beci

-Bibliografía:
Juan B. Olarte. “San Millán de la Cogolla”. Librería Editorial Augustinus. 1976.
Claudio Sánchez Albornoz.”Orígenes de la Nación Española. El Reino de Asturias”. SARPE. 1985. Madrid. 

-Enlace net:
www.arteguias.com

(1)El mismo año, en los días de Cuaresma, le fue revelada también la destrucción de Cantabria; por lo cual, enviando un mensajero, manda que el Senado se reúna para el día de Pascua. Reúnense todos en el día marcado; cuenta él lo que había visto, y les reprende sus crímenes, homicidios, hurtos, incestos, violencias y demás vicios, y predícales que hagan penitencia. (Juan B. Olarte: San Millán de la Cogolla).
(2)Todos le escuchan respetuosamente, pues todos le veneraban como a discípulo de nuestro Señor Jesucristo;       pero uno, llamado Abundancio, dijo que el Santo chocheaba por su ancianidad: mas él le avisó que por sí mismo experimentaría la verdad de su anuncio, y el suceso lo confirmó después, porque murió al filo de la vengadora espada de Leovigildo. El cual, entrando allí por dolo y perjurio, se cebó también en la sangre de los demás, por no haberse arrepentido de sus perversas obras ; pues sobre todos pendía igualmente la ira de Dios.(id.)
(3)¿Qué diré ahora de los senadores Nepociano y Proseria ? Así como tenían la dicha de estar unidos por el matrimonio, tenían la desgracia de padecer juntamente la posesión del diablo; de manera que parecía que un solo demonio habitaba en los dos cuerpos, y creía el maldito tener afirmado su derecho por doble posesión. Cuán patente fuese la salud que recobraron, se conoce porque se divulgó tanto que, a no ser por el temor de que con el transcurso de los siglos se olvidase, parecería inútil referirlo aquí; puesto que no hay entre los cántabros quien no pudiera haberlo visto u oído. Llevados, pues, aquellos posesos a nuestro Millán, manda el Santo al inmundo enemigo dejar los cuerpos de Nepociano y Proseria ; y no pudiendo el diablo oponerse al imperio del Santo, es obedecido el mandato. Ambos, viéndose libres, alabaron al Rey de los cielos.(id.)
(4)Llevaron a su presencia cierta mujer llamada Bárbara, de tierra de Amaya, baldada y muy afligida por la parálisis; y la oración del Santo le restituyó la salud, que hacía mucho tiempo había perdido.(id.)

2 comentarios:

  1. Hay un artículo muy interesante de Marta Poza Yagüe sobre la simbología de San Millán muy bueno. te paso el enlace: https://www.ucm.es/data/cont/docs/621-2013-11-21-6.%20San%20Mill%C3%A1n.pdf
    Muy buen artículo por cierto.

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