Tres viajeros partidos de Santander recogieron a un cuarto en Torrelavega -utilización ecológica del transporte- y emprendieron la ruta por la autovía A-64. Parada en Unquera -café, servicios y compra de pan- para continuar la marcha. La consulta fallida de Jose Manuel al G.P.S. no supuso ningún problema ni contrariedad -a veces los satélites no funcionan- porque tras preguntar a dos amables peatones, estábamos en el lugar convenido: San Lorenzo, a la hora exacta. Allí aguardaban Senen y unos cuantos humanos venidos de Madrid y del mismo Oviedo. Saludos, presentaciones e iniciamos la marcha: ocho kilómetros andando.
(Interior de San Juan de Priorio)
El día se presentaba otoñal, a veces, incesante lluvia; a veces, sol, pero el paisaje y paraje es digno de recorrer: prácticamente plano, si ruidos, señalizado y muy bien cuidado. A la hora y media estábamos en los aledaños de San Juan. Se agregaron más asistentes que habían acudido directamente al lugar. Una señora, citada previamente, acudió con las llaves y allí entramos todos y todas. Las explicaciones de Javi y Senen fueron escuchadas: algunos tecnicismos fáciles de entender, la restauración del suelo de la planta, del techo, muy adecuada la bóveda de doble arco, las representaciones de la lujuria y avaricia esculpidas allá por el siglo XII -y aún tan vigentes-, la decapitación de las esculturas de la puerta principal, el hombre lagarto del capitel derecho casi trepante, el tímpano -poco escaso en la zona- habitado por Jesús y los cuatro evangelistas con sus respectivos símbolos, las paredes en perfecta simetría, los motivos vegetales y otros varios...Sorpredía que en tan poco espacio se condensaran tantos elementos constitutivos del primitivo románico -auténticas joyas no siempre bien conservadas y valoradas-. España, tras Italia, es el país de Europa con más monumentos artísticos, según los dartos de la UNESCO. Tenemos un grandísimo potencial y en numerosas ocasiones hasta sin señalizar, por no decir conservar. Pero no es este el caso presente. Por buena gestión, San Juan de Priorio goza de muy buena salud.
Hacia las tres de la tarde, la lluvia nos empujó a guarecernos en un bar-restaurante cercano, gracias a la hospitalidad y, sólo a cambio de unas tapillas y bebidas, nos sentamos en varias mesas y entonces se produjo el milagro de las mochilas: allí aparecieron filetes empanados, bonito y pimientos rojos embotados en casa; tortilla de patatas, anchoas "a las finas hierbas", mejillones enlatados, bocadillos... Comimos todos de maravilla, pero compartimos que es un verbo en extinción. Ya con el café salió un orujo casero y la conversación giró a diferentes temas actuales. Y salió de nuevo el sol, que aprovechamos para volver a San Juan, aunque, esta vez, la contemplación fuera del exterior.
Ya eran la seis y Javi se dispuso a hacer la magosta o magüesto. Otra vez todos congregados hasta que el atardecer nos sugirió el regreso. Los más veteranos se hiceron otros ocho kilómetros y los menos en forma, nos organizamos en coche.
Hacia las 20:30 horas estábamos de nuevo en el punto de partida: despedidas, besos, abrazos, y sobre todo ilusión por la próxima jornada románica. Habían transcurrido casi doce horas y el eje había sido -y seguirá, en el futuro- el trabajo de unos seres humanos para hacer la vida más artística. ¡Hurra el románico!
Autora: Luisa Aguirre. Torrelavega
Fotos: Julia Blazquez y Javi Pelaz
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